-¿Y
eso? -preguntó Micaella, desde la cama.
-Nos
vamos a Torquay a mirar el hotel. John y su novia nos van a
acompañar. -explicó Brooke.
-Pasároslo
bien... -le dijo Micaella, hundiendo la cabeza en la almohada, otra
vez.
Brooke
cogió un autobús hasta la estación de tren y allí se encontró
con Angie en la puerta. Angie era la novia de John, mejor amigo de
Paul. Era una chica de mediana altura -más alta que Brooke-, de pelo
ondulado y muy oscuro y tez clara. Ese día llevaba una falda negra,
con una blusa verde, un café en la mano y un collar precioso.
-Hola,
Angie.
-Hola,
¿cómo estás? -preguntó sonriendo Angie.
-Muy
bien. Pero veo que la puntualidad de nuestros novios sigue siendo la
misma. -dijo Brooke, mirando el reloj.
-La
de veces que tuvimos que esperarlos juntas... -dijo Angie,
recordando.
-Cierto.
Pero esta vez no llegan tan tarde. -dijo Brooke, señalando el coche
de Paul que aparcaba delante de ellas. Cuando salieron del coche
riendo, vieron las caras de sus novias.
-No
es tan tarde. -dijo John.
-Nunca
es tan tarde... -dijo irónicamente Angie.
Los
cuatro compraron billetes de tren para ir a Torquay y subieron al
tren que estaba a punto de salir. Se sentaron los cuatro juntos y se
prepararon para tres horas de viaje. Cuando llegaron a Torquay
decidieron ir a ver el hotel lo primero.
-Esther
tiene muy buen gusto... -dijo Brooke, cuando entraron en el hotel.
-¿Todavía
lo dudabas? Mira a su novio... -dijo Angie.
-Y
a sus amigos. -dijo John, señalándose a él y a Paul. Las chicas
los miraron serias.
-Claro.
-dijeron a la vez. Se acercaron a un hombre que trabaja en el hotel y
pidieron hablar con el encargado, éste los recibió en un despacho.
-Buenas
tardes. -dijo aquel hombre con traje y bien peinado, detrás de su
escritorio, cuando los cuatro entraron en su despacho.
-Hola.
-dijo Paul.
-Siéntense,
por favor. -dijo aquel hombre.- Soy Henry Lose. -estrechó su mano
con los cuatro.
-Mire,
mi novia y yo nos vamos a casar en tres meses. -dijo Paul.
-Felicidades,
señorita. -le dijo Henry a Angie. Ésta se rió.
-Gracias,
pero yo no me caso. Ella se casa. -dijo Angie, señalando a Brooke,
sentada del otro lado de Paul. Brooke le sonrió y le enseñó el
anillo de compromiso de su mano.
-Entonces
felicidades a usted. -se corrigió el encargado.
-Gracias.
-dijo Brooke.
-Entonces
si ustedes se van a casar me alegra comunicarles que este es el mejor
sitio para celebrar la ceremonia. -dijo el encargado.- Por favor, si
me acompañan les enseñaré las instalaciones.
Los
cuatro siguieron a Henry Lose por los pasillos del hotel. Éste los
llevó hasta una enorme sala. Era un salón pintado de blanco, donde
perfectamente entraban doscientas personas.
-Esta
es una de nuestras salas de ceremonias. -explicó el encargado.-
Después, tenemos el comedor, puerta con puerta. -abrió unas puertas
muy grandes y les mostró un salón más grande, con mesas y un
pequeño escenario al final.
-Esto
es precioso... -dijo Brooke.
-Y
no nos olvidemos de nuestros exteriores. -dijo señalando los grandes
ventanales. Angie y Paul se asomaron a ellos y miraron las vistas a
la playa.- Además de incluir servicio de bar durante el banquete y
la opción de escoger los menús.
-¿Servicio
de bar? -preguntó John, acercándose a la barra que estaba casi al
lado del escenario.
-Y
por supuesto pueden escoger entre una banda para ambientar o música
reproducida. Tenemos un gran servicio de audio. -añadió el
encargado señalando los altavoces.- ¿Cuándo sería la boda?
-Veinte
de abril. -le dijo Brooke.
-Perfecto.
Entonces ustedes y todos los invitados que quieran pueden instalarse
aquí desde el viernes y hacer el ensayo esa misma noche. La noche
del sábado les proporcionaríamos dos salas para las despedidas de
solteros y el domingo la ceremonia. -dijo Henry.
-¿Cómo
serían los salones para las despedidas de solteros? -preguntó John,
separándose de la barra.
-No,
no haremos despedidas. -dijo Paul.
-¿Cómo
que no? -preguntaron John y Angie a la vez.
-Sí
que harán. -le dijo Angie al encargado.
El
encargado les enseñó un poco los exteriores y alguna habitación.
Los cuatro quedaron fascinados por el hotel y volvieron al despacho
de Henry Lose. Allí, hicieron cuentas y llegaron a un módico precio
para los novios.
-¿Cuántas
habitaciones y de qué tipo necesitarían para el viernes 18 de
abril? -preguntó Henry. Los novios se miraron sin saber qué decir.
-Todavía
no lo sabemos. -dijo Paul.
-Entonces,
tome mi tarjeta. -dijo Angie, sacando una tarjeta de su bolso.- Yo me
encargaré de encargar todo.
-Angie...
-le dijo sorprendida Brooke. Angie le guiñó un ojo.
-Muy
bien. -dijo Henry. Él le dio otra tarjeta.- Mi número y el del
hotel. Por favor, antes del 1 de abril deberíamos saber la cantidad
de habitaciones y el tiempo que las reservarán.
-Por
supuesto, no se preocupe. -dijo Angie. Los cuatro estrecharon las
manos con Henry Lose y se fueron a comer. Lo hicieron en una pequeña
hamburguesería. Después, compraron otros cuatro billetes de vuelta
a York.
-Angie,
muchas gracias por lo que hiciste hoy. -le dijo Brooke, en el tren.
-Vosotros
ya tenéis que hacer muchas cosas, yo me puedo encargar de eso
perfectamente. -dijo Angie.
-Claro,
yo la ayudaré. -dijo John.
-¿Todavía
os queda mucho por hacer? -les preguntó Angie.
-Sí...
-dijo Paul, seguido de un suspiro.
-Tenemos
que escoger a todos los invitados, la colocación, la música, la
comida, los trajes... -dijo Brooke, enumerándolo con las manos.
-Sí
necesitáis ayuda... -dijo John.
-No
os preocupéis. Si necesitamos ayuda lo sabréis. -dijo Paul,
sonriendo.

Me encanta, me encanta :)
ResponderEliminarMásss NOveeee!!!!