-El otro día Kelly me preguntó cuanto tiempo le quedaba para poder jugar al baloncesto. -le contó Noel a Goldman, con una sonrisa en la cara.
-¿En
serio? No hay dudas de que son tus hijas... -dijo Goldman.
-Yo
nunca lo dudé. -confesó Noel. Entonces Eric llegó con el carro de
Lucas.
-Hola.
-dijo sentándose con ellos en la mesa de Cazadores de Duendes.
-Hola,
tío. ¿Cómo estás campeón? -le preguntó Noel al pequeño.
-Hoy
muy bien, porque dormimos toda la noche. ¿Verdad? -le dijo Eric.
-¿Da
guerra por la noche? -preguntó Goldman.
-Mucha.
-se quejó Eric.
-Es
lo que hay... -dijo Noel, sacando a Lucas del cochecito y cogiéndolo
en brazos.
-¿Cómo
están las niñas en el día de su cumpleaños? -le preguntó Eric a
Noel. Hoy las gemelas cumplían cinco años y esa tarde se celebraba
el cumpleaños en casa de Noel y Tara.
-Están
ansiosas y nerviosas. -dijo Noel.- Aun no pasó el día de su
cumpleaños y ya están pensando en cuando cumplan seis años.
-Así
son los niños, amigo. -le dijo Harry Goldman. Entonces al viejo, que
también estaba invitado al cumpleaños, se le ocurrió el mejor
regalo del mundo.- Bueno, me voy que tengo un par de cosas que hacer.
-dijo levantándose. Iba a pagar el café, pero Noel lo detuvo.
-Entrenador,
el café fue por cortesía de la casa. -le dijo con Lucas en brazos.
Goldman sonrió y salió del café.
Cuando
Leyda vio a su padre en la puerta del colegio corrió hacia él.
Siempre la iba a buscar su madre o sus abuelos y que la fuera a
buscar su padre era algo raro para ella. Jared la llevó a casa y
cogió los libros de cocina.
-Papá,
¿para qué es eso? -le preguntó Leyda.
-¿Te
acuerdas de que hoy vamos a la fiesta de cumpleaños de las gemelas,
no? -su hija asintió.- Pues vamos a hacer la tarta de cumpleaños.
-¿Sí?
¡Que divertido! -dijo ella aplaudiendo.
Cogieron
los utensilios necesarios para preparar la tarta de chocolate y
galletas. Mientras Jared preparaba el chocolate caliente, Leyda
colocó las galletas en una bandeja. Prepararon bien la tarta. Pero a
Leyda, cuando la tarta ya estaba en la nevera, se le cayó el
chocolate que había sobrado sobre el suelo de la cocina. Justo en
ese segundo entró Cassandra y llevó las manos a la cabeza.
-Ups.
Lo siento, mamá. -dijo Leyda.- ¿Con qué lo limpio? -le preguntó a
Cassandra.
-Tranquila,
Leyda. Ve a cambiarte, ya lo limpio yo. -le dijo Jared.
-Eso,
apura que en media hora tenemos que estar en casa de Lisa y Kelly.
-dijo Cassandra. Leyda se fue corriendo a cambiarse la ropa.
Cassandra y Jared limpiaron lo que ella había ensuciado.
A
las cuatro de la tarde, todos estaban en casa de Noel y Tara. Amigas
y amigos de Lisa y Kelly, familiares, amigos de familia... Brianna,
William, Goldman, Danniel, Ryan, Mónica, Kayla, Eric, Lucas, Jared,
Cassandra y Leyda, entre ellos.
-¿Estás
segura que le llegó la invitación? -le preguntó Noel a Tara, en la
cocina, sacando la merienda para los niños.
-Sí,
Noel. Hablé personalmente con ella. -hablaban de Mery. Tara y Noel
habían decidido invitarla.- Ya llegará.
-No
estoy tan seguro. Mery siempre es muy puntual. -dijo dejando las
bandejas encima de la mesa del jardín.
-¿Invitasteis
a Mery? -les preguntó William, con Lucas en brazos.
-Sí.
-dijo Noel.- Pero no creo que venga. Ella nunca llega tarde.
-Hablando
de Roma, Mery se asoma. -dijo Kayla. Entonces todos miraron a la
puerta de la casa, donde estaba entrando Mery. Les sonrió y se
acercó a los padres de las cumpleañeras.
-Gracias
por invitarme. No pude venir antes. -se disculpó ella.
-No
pasa nada, Mery. Espera que llamo a las niñas. -dijo Tara. Entonces
desapareció entre los niños a buscar a sus hijas.
-Gracias,
por venir. -dijo Noel abrazando a su ex-novia.
-¿Cómo
me voy a perder un evento así? -dijo Mery. Entonces, las gemelas
llegaron corriendo con Tara detrás de ellas.
-Hola.
-dijeron a la vez.
-Hola,
niñas. Os traje una cosa. -dijo Mery, enseñando la bolsa que traía
en la mano.
-Mery...
-dijo Noel, riñéndole.
-Tomad.
Esta para ti, y esta para ti. -dijo dándoles una caja a cada una.
Las niñas abrieron la caja con entusiasmo. Dentro había dos
colonias, diferentes.
-Gracias.
-le dijeron las niñas. La abrazaron, le dieron el regalo a su madre
y volvieron corriendo a jugar con sus amigos.
La
hora de la merienda llegó y todos se sentaron alrededor de la mesa.
Comieron todo lo que Noel y Tara prepararon, mientras los adultos tomaban un café. Tara llamó a Leyda y, en secreto, las dos fueron a
la cocina a buscar la tarta. Encendieron las velas y la llevaron
entre la dos a la mesa. Cantaron cumpleaños feliz y las gemelas
soplaron las velas. Después llegó el momento de los regalos.
Muñecas, ropa, juguetes... Pero el último fue sin duda alguna el
más original y el mejor para ellas. Goldman, quiso esperar y darle
el regalo de último. Se sentó en una silla y ellas se sentaron en
sus piernas. Noel y Ryan miraban desde la espalda de Goldman.
-Vuestro
papá me contó un secreto. -dijo Goldman.
-¿Qué
secreto? -preguntó Lisa.
-Que
queríais jugar al baloncesto.
-Pero
dice que hasta que no cumplamos seis años no podemos jugar. -dijo
Kelly.
-Solo
os quedan trescientos sesenta días. -dijo Danniel.
-Trescientos
sesenta y cinco días, Danniel. -le corrigió su padre.
-Bueno,
el caso es que no vais a tener que esperar tanto. -dijo Goldman.
Entonces sacó dos targetas de su bolsillo. Eran dos fichas
deportivas de Duendes Verdes. Una era de Lisa y otra era de Kelly.
-¿Qué
es esto? -preguntó Lisa.
-Es
vuestra ficha deportiva. -les dijo Goldman, entusiasmado.- Ya podéis
jugar al baloncesto.
Las
dos niñas sonrieron de oreja a oreja y abrazaron fuerte a Harry
Goldman.

Me encanta!!!!
ResponderEliminarMásss Noveeee!!!!!