Los gritos del público, la banda tocando, las animadoras bailando... Todo les recordaba a cuando ellos eran los que debatían esos partidos. En primer lugar, esa tarde de sábado, jugaban las chicas del cadete femenino de Duendes Verdes. Brianna y William, después de observar la situación en el pabellón y de saludar a sus amigos, entraron en el túnel de vestuarios y avisaron al comentarista que iban a salir. Sus chicas estaban listas en su vestuario.
-Es
la hora, chicas. -dijo Brianna, sonriente. Las chicas se levantaron y
se pusieron por orden de número para salir.
El
comentarista, como antiguamente, las nombró una a una para que
salieran a la pista. Ellas pasaron por el pasillo de las animadoras y
chocaron sus manos unas con otras. Empezaron a calentar y Brianna y
William se sentaron en el banquillo.
-Hola,
chicos. -dijo Ryan, asomándose desde las gradas.- ¿Cómo lo
lleváis?
-Bien.
-dijo William, suspirando.
-Seguro
que os va bien. Las chicas son buenas. -les dijo Ryan.
-¿Viniste
solo? -le preguntó Brianna.
-¿Solo?
-preguntó riendo.- Mira hacia allí. -dijo señalando las gradas.
Allí estaban Cassandra, Jared, Leyda, Mónica, Danniel, Tara, Noel,
Lisa, Kelly, Kayla, Eric y Lucas.
-¿Trajeron
al niño? -preguntó sorprendido William. Ryan asintió. Los tres se
rieron y entonces Brianna vio también a Heather y a Adam. Les saludó
y Ryan volvió a su sitio. Brianna y William reunieron a sus chicas
en el banquillo y William habló.
-Muy
bien. A pista: Christine, Molly, Lucy, Danielle y Cecilia. Chicas,
vamos a conseguirlo, ¿vale? Jugamos nuestro juego no el de ellas.
Molly y Christine organizad el campo. Cecilia en el pico de la zona.
Lucy y Danielle abiertas, en la línea de tres puntos. ¿Entendido?
-todas asintieron. Juntaron sus manos en un círculo y gritaron el
nombre del club. Brianna miró a las gradas una vez más y vio a
Goldman. Lo saludó y este se sentó entre Kayla y Noel.
El
partido empezó un poco mal, pero lo arreglaron con un par de minutos
espectaculares. El resto del primer cuarto fue muy igualado. En el
segundo cuarto empezaron los problemas. Las chicas contrarias estaban
haciendo demasiadas faltas no pitadas por los árbitros. Por lo
tanto, inconscientemente, las chicas de Duendes Verdes también
empezaron a pegar. Cuando la cosa empezó a ponerse fea, William y
Brianna pidieron un tiempo muerto.
-Chicas,
tenéis que relajaros. -pidió William.- No podéis pegaros.
-Pero
ellas nos están pegando. -se quejó Daphne.
-Lo
se.
-¿Entonces?
Yo no voy a dejar que nos peguen, entrenador. -le dijo Anna.
-No
digo eso, pero tampoco quiero acabar con una pelea ni nada parecido.
-dijo William. El tiempo muerto se acabó y las chicas volvieron a la
pista. Entonces, Brianna se acercó a William y le susurró sin
mirarlo.
-Tú
hubieras hecho lo mismo. -le dijo Brianna a William.
-Sí.
Pero como jugador, no como entrenador. Porque un entrenador lo que
tiene que hacer es mantener la calma. -explicó William, Brianna se
rió.- Tú también te peleabas. -añadió Will.
-Sí,
y no me arrepiento.
-Ni
yo. -entonces, ahí sí se miraron y se sonrieron.
El
número 23 del otro equipo le hizo un bloqueo tan bruscamente a Molly
que esta se agarró el brazo con fuerza y el árbitro tuvo que parar
el partido. Molly le dijo que estaba bien y siguió el partido.
Durante unos tiros libres del equipo contrario William llamó a Molly
y se puso a hablar con ella, sin que ella saliera del campo y sin que
él entrara.
-¿Estás
bien? -le preguntó.
-Sí,
me duele un poco, pero puedo jugar. -le dijo Molly.
-¿Por
qué no te sientas un poco y le pones un poco de hielo? Después
vuelves al campo. -le dijo Brianna. Molly lo pensó un segundo y
aceptó la propuesta. Daphne se preparó para salir al campo y cuando
lo hizo chocó una mano con Molly. Ésta se sentó y Wesley fue el
encargado de llevarle hielo para el brazo.
-¿Te
duele mucho? -le preguntó Wesley.
-No,
estoy bien... -dijo ella, aguantando el hielo en su brazo.
-Si
quieres, cuando tu equipo y el mío ganen las finales nos podemos
besar... -dijo empezando a ligar, como hacía siempre.- Como Noel
Evans y Mery Murray.
-¿Cómo
sabes tú eso? -le preguntó sorprendida.
-He
estado leyendo sobre la historia de Bugle. -confesó él.- ¿Qué me
dices del beso?
-Que
todavía tenemos que ganar las semifinales para poder ganar la final.
Que antes del beso van los sentimientos. Y antes de las ramas, las
raíces.
Wesley
le sonrió y volvió a las gradas. Molly se quedó unos segundos
pensando en lo que le acababa de pasar, después se volvió a
concentrar en el partido. Finalmente, por los pelos, Duendes Verdes
se proclamó finalista con una canasta de Christine. Después jugaron
el equipo juvenil masculino de Duendes Verdes.
Repitieron
lo mismo que las chicas. Cassandra y Kayla en el banquillo dirigieron
al equipo. El partido de los chicos fue más fácil y menos violento
que el de las chicas. Cassandra y Kayla escogieron las mejores
decisiones y el equipo triunfó esa tarde. Goldman felicitó a los
entrenadores antes de volver a su casa.
Noel
acostó a sus hijas aquella noche. Lisa y Kelly dormían en
habitaciones separadas. Primero acostó a Lisa y luego a Kelly.
-Papá,
¿cuando voy a poder jugar al baloncesto? -le preguntó la pequeña,
metida en su cama.
-Con
seis años, creo. -dijo Noel, pensativo.
-¿Tanto?
-preguntó desilusionada Kelly.
-Sí,
cariño. Lo bueno se hace esperar. -le dio un beso en la cabeza y
cuando estaba saliendo por la puerta de su habitación volvió a
escuchar su voz.
-Voy
a ser tan buena como Molly y su equipo. -dijo antes de cerrar los
ojos.
Noel
sonrió y apagó la luz de su habitación.

Másss Noveeee!!!!!
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