Danniel Evans será un niño poco inteligente, pero popular y bueno en lo suyo: el baloncesto. Estudiará Literatura, pero lo suyo es escribir. Su primer libro: Cazadores de Duendes, será un éxito. Traducido en veinte idiomas, best-seller, revolución en el mundo de la escritura... Tantas descripciones, para una sola historia. Vivirá solo, en Nueva Orleans.
-Mamá,
te estoy diciendo que sí que podéis venir. -le dirá a su madre,
con el teléfono aguantado entre la oreja y el hombro.
-¿Seguro?
No queremos molestar... -insistía Mónica, del otro lado del
teléfono, desde Bugle.
-Sí,
mamá... -repitió él. Una risita inocente se escuchó desde la
butaca.
-¿Y
por fin podremos conocer a tu novia? -preguntó Mónica,
sorprendiendo a su hijo.
-¿Qué?
-preguntó atónito.
-Eso
mismo. Ya es hora de que nos presentes a tu novia. Tienes veintitrés
años, no eres ningún niño y puedes presentarnos a tu novia.
-Mamá,
te está precipitando. -le dijo Danniel, tratando de calmar la
situación.
-Fue
idea de tu abuelo. -confesó Mónica.
-Maldito
yayo... -musitó Danniel.
-¿Dices
algo?
-Que
ya hablaremos mañana, cuando lleguéis. Adiós, mamá. -dijo rápido,
sin dejar que su madre contestara. Dejó el teléfono y se sentó con
aquella chica que se pintaba las uñas de los pies en el sillón de
su casa.- Mis padres quieren conocerte. -dijo Danniel.
-¿Sí?
-preguntó ella sorprendida. Danniel asintió.- ¡Qué bien! -dijo
ella sonriente.
-¿No
te importa?
-¿Por
qué me iba a importar? Quiero conocer a tus padres.
-Está
bien... Pues mañana vienen a comer con nosotros. -le dijo
sorprendido.
-Perfecto.
Ella
era Victoria, Vicky. Llevaba saliendo con ellas desde casi un año
atrás. Era morena, casi pelirroja. Tenía el pelo liso y largo hasta
los hombros. Ella había estudiado Historia y daba clase en un
instituto. Allí, a todos sus alumnos se les caía la baba por ella.
Se había conocido por casualidad, en una firma de libros de él en
Nueva Orleans. Victoria vivía en la otra punta de Nueva Orleans,
pero solía pasar mucho tiempo en casa de Danniel.
-¿Y
qué me pongo? -le preguntó a la mañana siguiente, por teléfono,
mientras él esperaba en el aeropuerto por el avión en que viajaban
sus padres.
-No
se, Vicky. Cualquier cosa.
-Cualquier
cosa, no. ¿Tu madre le gusta el estilo formal o estilo casual?
-¿Qué
tipo de pregunta es esa? -le preguntó Danniel.
-Una
pregunta normal y corriente. Descríbeme el vestuario de tu madre.
-le pidió ella.
-No
se... Vaqueros, blusa, chaqueta de lana, botas y bolso grande. -dijo
Danniel después de pensarlo unos segundos.
-Vale,
informal. Gracias, cariño. En una hora estoy en tu casa. -le dijo
Victoria. Danniel guardó su teléfono en el bolsillo y volvió a
mirar la pantalla que anunciaba la llegada de los aviones. Esta vez
anunciaba que el avión procedente de Bugle acababa de aterrizar.
Sonrió y se acercó a la puerta de salida de los pasajeros. En
cuanto se abrieron las puertas, los primeros en salir fueron Ryan,
Mónica y Adam, que se había apuntado al viaje a última hora.
-Hola,
hijo. -le dijo su madre después de darle un beso en la mejilla y
mientras le limpiaba la marca que le había dejado con el
pintalabios.
-¿Cómo
estás? -le preguntó su padre.
-Bien,
¿vamos? Esto está un poco lejos de mi casa. -dijo Danniel.
-Claro.
-dijo su abuelo.
-¿Conoceremos
a tu novia o no? -le preguntó Mónica.
-Sí,
mamá... -dijo él revoleando los ojos.
-¡Que
bien! -exclamó su madre. Danniel echó a caminar al lado de su
abuelo, mientras sus padres los seguían.
-Yayo,
esta me la pagas... -le amenazó, Danniel. Su abuelo se rió y palmeó
su hombro. Danniel condujo durante media hora hasta su casa. En
cuanto abrió la puerta de ésta su madre se puso a inspeccionar
todo. Él empezó a hacer la comida, mientras su abuelo y su padre
miraban la televisión.
Victoria,
salió de su apartamento, pero cuando estaba saliendo por la puerta
del edificio se dio cuenta de que se olvidaba de su móvil. Volvió y
cuando lo tuvo dentro del bolso, corrió hasta la parada del tranvía.
Pero cuando llegó éste ya se estaba yendo. Se cobijó de la lluvia
en la puerta de una tienda de ropa y esperó al siguiente. El
siguiente tranvía la llevó hasta justo delante del bloque de
apartamentos de su novio. Tomó aire y timbró al Cuarto C.
-¿Quién
será? -preguntó Mónica, al escuchar el timbre.
-Seguro
que es Victoria. -dijo Danniel, abriendo con el portero eléctrico y
secándose las manos a un trapo de cocina.
-¿No
tiene llaves de tu casa? -preguntó sorprendido Noel.
-Sí,
pero seguro que se las olvidó. Es muy despistada. -dijo Danniel.
Victoria empujó un poco la puerta y asomó la cabeza sonriente.
-Hola...
-dijo antes de entrar.- Perdón por timbrar, pero olvidé mis llaves
en casa. -dijo mientras Danniel le besaba la mejilla.
-Vicky,
mi madre. -las presentó Danniel.
-Mónica
Evans. -dijo ella misma, interrumpiendo a su hijo.
-Mi
padre, Ryan Evans. -continuó Danniel.
-Encantado.
-dijo él.
-Y
mi yayo, Adam Evans.
-Llámame
yayo, por favor. -la frase del viejo hizo reír a Vicky.
-Ryan,
Ryan... Ryan... -era Monica despertando a su marido de su sueño. Él
miró a su alrededor confundido.- Estabas hablando en sueños.
-Estaba
soñando con Danniel. -confesó él, tocándose la cabeza.- Soñaba
que vivía en Nueva Orleans y que nosotros íbamos a visitarlo y él
nos presentaba a su novia.
-Algún
día, cariño. Pero por ahora tienes que ir a despertarlo y hacerle
el desayuno... -le dijo empujándolo fuera de la cama.
-En
mi sueño cocinaba él... -se quejó Ryan, saliendo de su habitación.

Ay que lindo ya le tiene el futuro planeado :)
ResponderEliminarMássss Noveeee!!!!
Me encantó el cap..
ResponderEliminarSi el de la foto es danniel quiero ser victoria!!