sábado, 11 de enero de 2014

With a little help for my friends.



Noel y Brianna entraron en el bar de Tara. La saludaron y pidieron dos cafés. Se sentaron en una mesa y se pusieron a hablar.

-¿Hablaste con William? -le preguntó Noel.

-Si, ayer estuve con él después de su entrenamiento con las niñas. Pero no hablé con él del tema del divorcio... -confesó ella.

-Deberías ayudarlo.

-Debíamos. -corrigió Brianna.- Lo se, pero no se como.

-¿Y si vamos a visitarlo a su casa? -propuso Noel. A Brianna le pareció una idea perfecta. Justo cuando se iban a ir Louis llegó.

-Hola. -los saludó a los dos y se sentó.

-¿Qué haces, amigo? -le preguntó Noel.

-Me apetecía un café caliente, que con este tiempo me muero de frío. -todos miraron por la ventana y vieron las gotas seguir cayendo. Entonces Ryan entró también.

-Hola chicos. Me muero de frío. -confesó él, sentándose con ellos.

-Oye, Ryan. Vamos a ir a visitar a William, para mirar como está y si lo podemos ayudar en algo. ¿Vienes? -le propuso Brianna.

-Claro, me parece una buena idea. -dijo Ryan.

-¿Qué William? ¿William Morgan? -preguntó Louis.

-Si, ya te conté que se está divorciando y lo está pasando mal. -explicó Brianna. Louis puso mala cara, pero Brianna lo ignoró.

-Noel, ¿puedes hacer hoy tú la cena? -le preguntó Tara cuando llegó con los cafés de Louis y Ryan.

-Si, claro. Pero la hago después de la visita que le vamos a hacer a William. -dijo Noel.

-¿Vais a hacerle una visita? -preguntó Tara. Los mellizos y Brianna asintieron.- Me parece estupendo. Pues no os entretengo más.

Después de tomarse el café, Noel, Ryan y Brianna se fueron a casa de William. La puerta se la abrió William, en pijama, sin afeitar y comiendo un bol de cereales.

-Que mala pinta, Will. -le dijo Noel.

-Chicos, pasad. -dijo William. Los dejó pasar y vieron la disposición de la casa. Ropa por el suelo, platos y vasos sin fregar, restos de comida a domicilio encima de la mesa, la televisión encendida y las cortinas tapando la poca luz del sol.

-Venimos a ayudarte. -le dijo Ryan.

-¿A qué? -preguntó William

-¿Cómo que a qué? Mira tu casa, mírate. -le dijo Brianna.- Vamos a hacer esto. Tú te vas a duchar y te vas a arreglar un poco mientras nosotros limpiamos esto un poco.

-Pero no es necesario. -les dijo William.

-Si es necesario, muy necesario. -dijo Ryan.

-Vamos, a la ducha. -le dijo Noel que lo empujó hasta el baño. Brianna escogió algo de ropa para que se pusiera y Ryan empezó a recoger. Mientras William se duchaba recogieron la ropa sucia del suelo y la pusieron en la lavadora, tiraron los restos de comida y sacaron la basura. William salió del baño envuelto en una toalla.

-Tienes ropa limpia encima de la cama. Póntela y perfúmate. -le dijo Brianna. William le hizo caso y cuando acabó parecía un hombre nuevo. Mientras tanto Ryan fregó los platos, Brianna pasó la aspiradora por el suelo y Noel hizo la cama y abrió las cortinas y las ventanas para que se airease la casa.

-Mucho mejor así, ¿no? -le preguntó Noel a William.

-La verdad es que si. Pero no era necesario que vinierais a limpiar. -les dijo él.

-¿Tú conoces la canción de los Beatles llamada “With a little help for my friends”? -le preguntó Ryan. Will asintió.- Pues ese es nuestro papel ahora.

-Te tenemos que ayudar y no nos molesta hacerlo. -le dijo Brianna.

-Ahora vete a trabajar y después a entrenar con una sonrisa. -le aconsejó Noel.

-Gracias, de verdad. -dijo William. Se despidieron y cada uno fue por su lugar. Noel debía de dar todavía dos clases de biología en el instituto. Ryan, como dentista, debía de atender a cuatro pacientes más. Y Brianna, como doctora, empezaba su turno en media hora.

Kayla entraba a la casa de sus padres con sus llaves. Parecía que no había nadie. Subió a su habitación y abrió el armario. Sus padres habían dejado todo intacto y su ropa seguía allí. Buscó la sudadera de Duendes Verdes y se la puso. Todavía olía a pabellón, jabón de las duchas... Le encantaba el olor de su sudadera. Olía al pasado. También recordó todo lo que pasó con esa sudadera. Esa sudadera es la que llevaba puesta el día que la secuestraron y durante las dos semanas que estuvo secuestrada no se separó de ella. Era como su billete de vuelta. Cuando se acordaba de eso se estremecía. Su madre la sorprendió.

-Kayla, cariño. -le dijo cuando la vio. Su hija le dio un beso.- ¿Qué haces aquí?

-Venía a buscar esto, y una fotografía. -dijo volviendo a mirar en el armario.

-¿Qué foto? -le preguntó su madre, ayudándola a buscar.

-Una con Cassandra, Will, Ryan, Brianna y Noel. -dijo Kayla.- En el pabellón de Duendes Verdes, después de nuestro último entrenamiento... -paró de hablar cuando encontró una foto con Cassandra y Brianna en París. Era una foto preciosa y casi no se acordaba de ella.

-Te la puedes llevar. Y la otra fotografía está aquí, ven. -le dijo su madre. Bajaron al salón y, encima de la chimenea, estaba la foto que ella buscaba.

-Estaba aquí. No se como no me fijé antes. -dijo Kayla.

-¿Te importa si me la quedo? -le preguntó su madre, Kayla la miró enarcando una ceja.- Es la primera foto que te hiciste después del secuestro. No te quisiste hacer ninguna antes por los golpes y por lo delgada que estabas y ésta te la hiciste dos días antes del baile de graduación.

-Vale, quédatela. Pero, esta me la llevo yo. -dijo cogiendo otra foto el día de la graduación con sus amigos.

-¿Trato hecho?

-Trato hecho. -cerraron el acuerdo chocando sus manos.


Kayla salió de la casa de sus padres y miró la parte de atrás de la foto de la graduación. Tenía escrito con letra de Ryan: With a little help for my friends.

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