-¿Para qué me llamasteis? -preguntó Mery sentándose en la mesa de Cazadores de Duendes, donde había quedado con Brianna y con Tara.
-Tenemos un problema. -le dijo Tara.
-Un gran problema. -añadió Brianna.
-Me estáis asustando. ¿Qué pasó? -preguntó Mery.
-Mira... -Brianna le dio su móvil con la foto de Jenna
y aquel hombre besándose.
-¿Es Jenna? -preguntó Mery, mirando a las dos mujeres
que estaban sentadas enfrente de ella.
-Si. La vimos ayer Cassandra y yo. -le dijo Brianna.- Yo
se lo quiero contar a William, pero ellas dicen que es mejor que
esperemos un poco porque él aun está mal por lo del divorcio.
-¿Quiénes son ellas? -preguntó Mery, refiriéndose a
la explicación de Brianna.
-Cassandra, Mónica y yo. -dijo Tara.
-¿Tú que crees? -le preguntó Brianna.
-Yo estoy con ellas, Brianna. No se lo podemos contar...
-dijo Mery. Brianna abrió la boca sorprendida.- Está muy deprimido
aun. Si le decimos que Jenna está con otro hombre se derrumbará.
-Pero no podemos callarnos. Es nuestro amigo, ¿no?
-dijo Brianna.
-Por eso, porque no queremos que sufra Brianna. -dijo
Mery.
-Yo pensé que tú estarías de mi parte, Mery. -dijo
Brianna sorprendida.
-Brianna, puedes hacer lo que quieras, pero yo no se lo
voy a contar... -le dijo Mery.
-Yo tampoco, Brianna. -dijo Tara. Noel llegó y se
sorprendió al verlas juntas.
-Hola, chicas. ¿Qué hacéis? -les preguntó
acercándose a la mesa.
-Yo tomarme un café. -dijo Brianna.
-Yo pedir otro. -dijo Mery.
-Y yo servirle otro. -añadió Tara. A Noel esto le
pareció más extraño todavía.- Voy a seguir con el trabajo. -se
levantó y fue a atender a otros clientes.
-Bueno, yo me voy que tengo que ir a buscar a Leyda.
-dijo Brianna, levantándose.- Adiós, Noel. -le dio un beso a su
“hermano” y salió del café.
Pensó unos segundos y decidió no ir a buscar a Leyda. Le mandó un mensaje a Jared y condujo hasta las afueras. Se paró delante de la gran casa y apagó el coche. Bajó y llamó al timbre. Un hombre le abrió la puerta y ella caminó hasta llegar a la casa.
Pensó unos segundos y decidió no ir a buscar a Leyda. Le mandó un mensaje a Jared y condujo hasta las afueras. Se paró delante de la gran casa y apagó el coche. Bajó y llamó al timbre. Un hombre le abrió la puerta y ella caminó hasta llegar a la casa.
-¡Brianna! ¿Qué haces aquí? -le dijo William.
-Tenemos que hablar, Will. -dijo Brianna seria. William
la invitó a pasar y le contó todo lo ocurrido. Lo que había pasado
ayer en el centro comercial y lo que había pasado entre las chicas y
la discusión sobre si contarle o no.- Pero no te enfades con ellas,
lo único que querían era verte bien.
-Lo se, lo se... Y no me voy a enfadar con ellas ni
mucho menos. Pero gracias por contármelo, Brianna.
-De nada... ¿cómo estás? -le preguntó, sentada a su
lado en el sillón de él.
-¿La verdad o una mentira piadosa? -dijo él.
-La verdad, Will.
-Mal, muy mal... -confesó él. Ella bufó y lo abrazó.
-Lo siento... -le dijo ella. Después le hizo un te y
los dos se lo tomaron juntos.
-No me puedo creer que me quiera hacer eso. Lo de que
esté con otro, es asunto suyo. Pero que pretenda inventarse que tuve
una aventura no es propio de ella.
-Deja de pensar en eso, William. Mira, yo me tengo que
ir a trabajar, pero te llamaré por la noche. -Brianna le dio un beso
en la cabeza a William y se fue de su casa.
William, anuló su entrenamiento con las chicas por
motivos personales y se fue a pasear. Caminó hasta el centro y la
noche cayó. Pero no le importaba. De repente, se le ocurrió ir a
las pistas de las vías del tren. Le gustaba pensar y relajarse allí.
Pero cuando llegó estaba ocupada, ni siquiera se acercó. Pero
cuando escuchó la curiosa voz de Christine, se paró. Entonces, se
acercó y vio a su equipo entrenado allí. Christine y Molly las
estaban dirigiendo, como co-capitanas. Sonrió y las miró más de
cerca. La primera en verlo fue Daphne, que dejó de hacer el
ejercicio mirándolo y haciendo que el resto lo mirara también.
-Entrenador... -musitó Molly.
-No, yo suspendí el entrenamiento. Seguir con lo
vuestro. -les dijo William, sentándose en la mesa para mirarlas,
entrenando al aire libre en pleno invierno y voluntariamente. Las
chicas estaban entrenando y William mirándolas cuando Cassandra
pasaba hacia su coche. Se paró y reconoció a William. Se acercó y
se sentó a su lado.
-Hola, Will. -dijo con una sonrisa.- ¿Esto es un nuevo
método de tortura? Entrenar al aire libre en enero... -su amigo se
rió.
-Brianna me lo contó todo. -le dijo él.- Gracias, por
querer ocultármelo.
-Brianna es una vocazas... -se quejó ella. Después lo
abrazó.- ¿Cómo te encuentras?
-Bueno... Algo mejor al ver esto. -dijo señalando a sus
chicas entrenando.- Suspendí el entrenamiento y ellas están aquí,
entrenando voluntariamente.
-Eso es lo que le falta a Duendes Verdes. Por eso ya no
triunfa como antes... -dijo Cassandra.
-Es posible... -musitó William.
-¿Quieres venir a cenar a casa? -le propuso Cassandra.
-No, prefiero quedarme aquí. Pero vete, estaré bien.
-le dijo haciendo una sonrisa forzada.
-Vale... -ella le dio un beso en la mejilla.- Pero
mañana, por la mañana, te voy a ver.
-Me parece bien...
Cassanda se fue y William se quedó mirando como
entrenaban sus chicas. No entrenaron el tiempo que solían entrenar
normalmente, pero Christine, como no, se quedó un poco más. William
se fue, y ella seguía allí. La saludó con la mano antes de irse y
ella le sonrió. Eran sus chicas y estaba orgulloso de ellas, ellas
si que eran sus chicas.

¡Que no este triste! :(
ResponderEliminarMássss Noveeee!!!!
Me encanta la nove.. Quiero que William sea feliz! Y que Briana vuelva con él sería genial!! Se merece ser feliz
ResponderEliminarMás más más más maaaaaaaaas!
ResponderEliminarMe encanta la nove!! MAAAAAAAS
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