jueves, 5 de diciembre de 2013

QUINCE-Las Vegas.


ESTO ES INCREÍBLE! -gritaron a la vez al ver la suit que Renee y Heather habían preparado para los tres viajeros.  

Era enorme, con vistas a la piscina, un gran salón, una cocina, tres baños espectaculares y dos habitaciones enormes. Cuando Elle entró en el baño gritó:

-El baño es más grande que mi casa. -Damien se rió de Elle mientras que Alexis escogía la habitación donde dormiría.

-Yo en esta. -dijo Alexis entrando en la habitación más alejada de la puerta. Entró y se tumbó en la cama.- Esto es perfecto... -suspiró con los ojos cerrados. Su móvil sonó y lo cogió a la velocidad de la luz.- ¿Hola? -preguntó sin, ni siquiera, leer de quién provenía la llamada.

Alex! -gritó Suzanne.

-Sue, eres tú.

-¿Quién esperabas que te llamara? -dijo indignada.

-Nadie, solo que no me esperaba que me llamaras tú. -su prima gritó un “¡Mentirosa!” desde su habitación.

-Tengo que decirte un mala noticia y una buena. Bueno, para ti serán las dos malas. -admitió al final de la frase.

-A ver, sorpréndeme... -la mejor amiga de Alexis se caracterizaba por ser muy predecible.

-Empiezo con la mala. Tengo que dejar el equipo.

-¿Cómo? -le gritó Alexis, que hasta el momento el baloncesto fue lo más importante para ella.

-Si, pasa que el médico me dijo que no era conveniente seguir jugando porque...

-No, -Alexis se echó la mano libre a la cabeza.- dime que no por favor...

-¿Qué no que?

-Suzanne, siempre te descubro. Dime por favor que no es lo que yo pienso... -su amiga se rió desde Wilmington.

-Bueno, te lo voy a decir. Estoy embarazada...

-No... -por momentos Alexis odiaba su intuición.

-Si.

-¿Y de quién es?

-¿De quién va a ser, estúpida? Es de Tyson.

Tyson era un hombre de 21 años, alto, negro, jugador de baloncesto en el mismo club que las chicas y camarero de bar. Él y Suzanne se habían conocido gracias al Club de Baloncesto Wilmington en un torneo de Navidad. Hace tres años que estaban saliendo y a Alexis no le caía muy bien el novio de su mejor amiga. Alexis siempre insistía en que ambos debían de tener cuidado y usar protección, aun que no le gustaba nada hablar de esos temas con sus amigas. Alexis, hace dos años y medio, le prohibió a su amiga que le hablara de su relación con Tyson. Pero en cambio era la máxima casamentera con Joey y Paul.

-Te avisé, Suzanne. Te dije que tuvieras cuidado. -le repitió caminando por la habitación y siendo observada por su prima y su novio.- ¿Ahora que vas a hacer? Veinte años y un bebé... -Elle se echó las manos a la boca.

-¿Cómo que que voy a hacer, Alex? Siempre quise ser madre joven.

-Una cosa es ser madre joven y otra es ser madre adolescente.

-¿Adolescente? Soy una adulta, Alex. Sé lo que hago.

-¿Adulta? -Alex rió y su prima le pegó en el brazo para que fuera más comprensible.- Bueno, ¿lo saben tus padres?

-No, eres la primera. Después de Tyson, claro.

-Suerte con eso...

-Gracias. Tengo que irme a clase. Nos vemos pronto ¿no?

-Pronto... -miró a su prima en busca de respuestas. Su prima le hizo un cuatro con la mano.- ¿Cuatro meses? -le preguntó a Elle tapando en teléfono con la mano.

-No, cuatro semanas.

-Si, en cuatro semanas. Prometo avisarte cuando llegue. -le dijo a su amiga por teléfono. Colgó el teléfono, se sentó en la cama y miró a su prima.- Como me deis un disgusto como este os mato... -los amenazó con un dedo levantado.

-Demasiado tarde... -dijo Elle acariciando su barriga. Su novio y su prima la miraron con los ojos fuera de órbita.- ¡Es broma! ¡Es broma! -gritó al ver el verde en la cara de Alexis. Los dos suspiraron tranquilos.

-Bueno, preparaos que hoy vamos al casino. -dijo Damien frotándose las manos.

Los tres se prepararon y lucieron sus mejores galas para la primera noche de Casino. Elle se decidió por un vestido negro, ajustado, unos tacones negros también, el pelo liso y recogido en una cola en la alto de la cabeza. Alexis se vistió con una falda dorada con efectos brillantes, una camisa negra con un hombro al descubierto, los rizos sobre la espalda y unos tacones -más altos que los de su prima, ya que es más baja que ella- negros. Damien se visitó con un traje negro, una camisa blanca y unos zapatos negros que brillaban de lo limpios que estaban.

Primero cenaron en la terraza de la habitación y después salieron hacia el Casino. Entraron y la música de las máquinas, las risas de los jugadores, la música suave y los aplausos de vez en cuando los inundaron. Jugaron un poco, pero sin pasarse. Lo que sí hicieron fue beber. Los que más, la pareja. Bebieron y se divirtieron. Hubo un momento de la noche en la que Alexis pensaba que acabarían como el “Resacón en las Vegas”, película que amaban las primas. Cuando las cinco llegaron a los relojes de los viajantes, volvieron a las habitaciones. La pareja, borracha, en cuanto se tumbó se quedó dormida. En cambio, Alexis todavía le dio vueltas al temita de su amiga embarazada. La tarde siguiente, cuando se despertaron, Alexis fue a dar un paseo, mientras que la pareja sufría resaca.

-Esto es horrible. -se quejó Elle.

-No grites, por favor... -pidió Damien.

-No volveré a beber jamás -él soltó un risa en cuanto escuchó a su chica.

-Eso siempre se dice y nunca se cumple.


-Tienes razón... Menos mal que nuestro siguiente destino es Los Ángeles...

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