El despertador sonó y Caroline lo apagó. Se vistió
con tres capas de ropa, siempre sufría por frío en esa época. Bajó
a desayunar y su padre la deleitó con un café bien caliente.
Después preparó su mochila con los libros y su bolsa de deporte. Su
amiga, Kitty, la llevó a clase, como todas las mañanas.
-He oído que se ha organizado un torneo de volleyball
navideño, ¿es cierto? -les preguntó el profesor de matemáticas,
al final de su clase.
-Sí. -contestaron varios a coro.
-¿Quién participa? -casi todos los chicos levantaron
la mano y seis chicas también.- Pues suerte entonces... -dijo
saliendo de la clase.
Después de esa clase, Caroline y sus compañeros
tuvieron que soportar a la insoportable profesora de Historia. Pero
la tercera clase con el profesor de Física la tuvieron libre, ya que
él no dio clase, por motivos festivos. Un grupo de chicas se
reunieron en una mesa doble, al lado del radiador de la clase. Ellas
eran Danielle, Allyson, Emily, Hannah, Kitty y Caroline.
-Chicas, ¿es cierto que vais a competir esta tarde con
las de último curso? -les preguntó uno de sus compañeros.
-Sí, es cierto. -contestó Allyson. Ellas tan solo eran
de décimo curso.
-Suerte, entonces. La vais a necesitar. -les dijo otro
de sus compañeros riendo. Ellas lo fulminaron con la mirada y él se
retiró.
-No son tan buenas... -dijo Kitty.
-Claro que no. -le dio la razón Emily. Ellas seis
estaban en el equipo cadete de volleball de su instituto y sus
contrincantes en el equipo juvenil.
-No les hagáis caso, son imbéciles. -dijo Danielle,
bien pegada al radiador.
-Señoritas, ¿tanto frío hace? -les preguntó el
profesor. Ellas rieron, pero no se separaron de su lugar.
Durante la comida se sentaron en su sitio habitual, con
el resto de su grupo de amigos. Entre ellos Robert, Taylor, Jacob,
Bill, Paul, Emmett y Jason. Todos juntos ocupaban una esquina de una
de las cuatro enormes mesas del comedor. Todo el colegio estaba
decorado con adornos navideños, pero el lugar más bonito era el
comedor. Había una enorme chimenea que habían encendido, un enorme
árbol de Navidad y otros más pequeños, sin olvidarse de las luces
por las paredes.
-Chicas, hoy a las cuatro en el gimnasio. -les dijo
Brittney, una de las chicas contra las que competiría esa tarde.
-No te preocupes, Britt. -le dijo Hannah.
-Nos vemos... -se despidió Brittney.
Y las cuatro, puntuales, allí estaban las chicas.
Entraron en el vestuario y empezaron a cambiarse. Se pusieron los
cortos pantalones de volley marrones, una camiseta verde, unas medias
marrones y todas las protecciones necesarias. Después se pusieron
unos cuernos de renos navideños en la cabeza y la capitana,
Caroline, se pintó la nariz de rojo. El presentador era Bill, su
amigo.
-Ahora, disfrutaremos de las competiciones de
volleyball. Perimero competirán las Supernenas, contra Los renos de
Navidad. -anunció Bill. Claramente, el equipo de Caroline era el de
los renos. Sus contrincantes no eran buenas, por eso pudieron ganar
sin dificultad.- Las ganadoras son Los renos de Navidad. Y ahora
competirán... -otros dos equipos de volley masculino compitieron.
Después las chicas de último curso les dieron una paliza a las
pobres niñas de noveno grado.
-Ponte esto, te vas a morir de frío sino. -le dijo Paul
a Caroline, cediéndole su sudadera del equipo de football y
sentándose a su lado.
-Gracias. -ella se la puso y cuando se sentó a su lado,
apoyó la cabeza en su hombro.
-Que bonita pareja... -les dijo la profesora de Inglés
cuando pasó por su lado. Él se rió y ella se puso colorada.
Después tuvo que volver a competir contra chicas de undécimo curso.
No fue tan fácil ganar, pero lo consiguieron.
-¿Quién es la capitana, chicas? -les preguntó el
profesor de Educación Física, todas señalaron a Caroline. Ella
levantó la cabeza del hombro de su novio otra vez.- ¿Cómo no me di
cuenta antes? Rodolfo es la capitana. -bromeó él. Caroline le
sonrió.- Me acaban de preguntar si estaríais dispuestas a jugar
contra chicos también.
-Claro, ¿por qué no? -dijo Caroline, mirando a sus
amigas que asentían.
-Que valientes. Perfecto. -dijo el profesor, antes de
continuar organizando los juegos de esa tarde.
El siguiente partido las chicas jugaron contra los
pequeños de noveno grado, a los que ganaron sin problemas. Estaban
invictas, todavía.
-Creo que somos los únicos dos equipos invictos. -le
dijo Brittney, cuando se cruzaron.
-Todavía, querida. -le dijo Caroline. Se llevaba muy
bien con las chicas del equipo superior al de ella, pero en el fondo
deseaba con todas sus ganas ganar el torneo y demostrarle a sus
compañeros de lo que eran capaces ellas y sus amigas.
Y la final femenina llegó con el equipo de Los renos de
Navidad y el equipo de las mayores, Señoras Claus. Se enfrentaron en
el campo y todo el público se dividió en los dos equipos. Gritaban
animando y, algunos, desanimando. El partido estaba muy ajustado y
los dos equipos tenían los mismos puntos. Alguna se caía el suelo
para coger el balón y lo conseguía, otras remataban con tanta
fuerza que el equipo contrario era imposible que se la devolvieran.
Pero todo estaba muy igualado. El equipo de Caroline, se reunió en
un círculo y pensaron en una jugada perfecta.
-¿Preparadas chicas? -les preguntó Brittney.
-Nunca estuvimos más preparadas... -le dijo Hannah.
Caroline les guiñó un ojo y el balón volvió a juego.
Y la jugada que Caroline había funcionado, haciendo que
Emily marcara el tanto de la victoria. Las chicas ganadoras se
abrazaron en el medio del campo y después saludaron a las
perdedoras.
Después de ese partido jugaron uno más, contra los
chicos ganadores. Ese partido sí que lo perdieron, pero por lo menos
dieron pelea. Lo que ninguna sabía es que había un seleccionador de
volleyball para la selección nacional, observándolas. Lo supieron
el veintiséis de diciembre, cuando una carta llegó a casa de
Caroline.
-Caroline, es para ti. -le dijo su madre. Ella,
sorprendida de que llegara una carta para ella, la abrió. Cuando vio
el sello de la federación de volleyball se emocionó, pero más se
emocionó cuando leyó que la querían en la selección. Ese fue el
mejor regalo de Navidad de su vida.

Máss :)
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