martes, 24 de diciembre de 2013

Cuento número tres: En casa de la abuela.




Catherine bajó del autobús y cogió sus maletas. Caminó entre nieve por aquel pueblo inglés en el que había crecido. Saludó a un par de vecinos que conocía y cuando llegó a la puerta de la casa de su abuela sacó las llaves y abrió la puerta.

Ya estoy aquí! -gritó cuando entró. Entonces una niña de cinco años llegó corriendo hasta ella y la saludó.- Hola, Lucy. ¿Cómo estás? -le preguntó, después de abrazarla.

-Muy bien. -dijo la pequeña.

-¿Estás tú sola? -le preguntó sorprendida.

-No, ven. -le dijo cogiendo de la mano. Catherine, dejó el equipaje en la puerta y siguió a su prima pequeña.

-Hola. -dijo con una sonrisa al encontrarse con su primo Andrew de diecinueve años, con su prima Gabriella de dieciséis años, como ella, con su abuela Candance.

-Primita... -dijo Andrew, antes de abrazarla.

-¿Cómo estáis? -dijo besando la mejilla de Gabriella, hermana de Lucy, y la de su abuela, y abuela de todos los presentes.

-Muy bien, cariño. ¿Cómo te fue el viaje?

-Bien, abu. Solo es una hora de autobús. -dijo Catherine, ante el tono de preocupación de su abuela.

Toda la familia Jones se reunía todas las Navidades en la casa de la vieja Candance Jones, pero sus tres nietos mayores viajaban unos días antes para ayudar a su abuela a preparar todo. Ese año, Lucy Jones, la más pequeña de todos también había querido ir unos días antes. El día de Noche Buena los tres hijos de Candance, Peyton, Jake y Blaine, y sus respectivas parejas, se reunían en casa de Candance. Peyton se había casado con John Brown, y juntos habían tenido tres hijos: Andrew de diecinueve años y los mellizos, Anthony y Axel, de catorce años. Jake tuvo dos hijos con Daphne: Catherine de dieciséis años y Peter de catorce. Y, por último, el más pequeño de los hermanos, Blaine, tuvo dos hijas con Emma: Gabriella de dieciséis años y Lucy de cinco años.

-Bueno, creo que tenemos trabajo, ¿no? -dijo Andrew, frotándose las manos.

-¿Qué vais a hacer primero? -preguntó la viejita.

-A comprar el árbol, ¿no? -preguntó Gabriella.

-Claro. Hasta luego, abu. -dijo Catherine. Todos besaron la mejilla de Candance y se abrigaron bien para salir a la calle. Lucy iba de la mano de Andrew y le contaba sus aventuras en el colegio. Mientras que Catherine y Gabriella caminaban juntas, contándose cotilleos y riéndose.

-Buenas tardes, señor Wilson. -saludó Andrew, al llegar a la tienda de árboles.

-Andrew Brown, ¡cuánto tiempo! -dijo estrechando su mano.

-Un año, más o menos. -dijo él, recordando la última vez que lo había visto.

-Exactamente, ¿venís por lo mismo de siempre? -preguntó el hombre de unos cincuenta años.

-Sí. -dijo Andrew. Con Lucy agarrando su mano caminaron detrás del hombre que les ofreció varios árboles. Finalmente escogieron uno grande, pero no demasiado, lo suficiente para la casa de su abuela. Cuando llegaron su abuela se sorprendió del tamaño del árbol. Lo colocaron en una esquina del salón. Los cuatro fueron al altillo y buscaron las cajas de los adornos de Navidad.

-Aquí hay mucho polvo. -se quejó Catherine.

-Na... vi... -dijo Lucy, que todavía estaba aprendiendo a leer.

Navidad! -exclamó Andrew, cuando escuchó a la más pequeña de sus primas. Se acercó a donde estaba y cogió la caja para ir llevándola al salón.

-Busca más, Lucy. -le pidió Catherine. La niña le hizo caso.

-Aquí están todas las luces. -dijo Gabriella, cuando abrió una caja. La cogió y se fue con ella.

-¿Aun hay más, Catherine? -le preguntó la pequeña.

-Sí, pero ya la encontré. Vamos. -dijo con una caja en las manos.

Los cuatro juntos adornaron toda la casa. Del árbol colgaban muchas figuritas y muchas luces intermitentes. Había puesto luces en la escalera también y adornos sobre las mesas y en las paredes. Su abuela los interrumpió con chocolate caliente para todos. Se sentaron en el sillón y encendieron la chimenea.

-Me gusta mucho la casa de la abuela. -confesó Lucy.

-¿Si? A nosotros también. -dijo con una sonrisa Andrew.

-¿Y por qué Anthony, Axel y Peter no vienen? -preguntó la más pequeña.

-Porque no quisieron. -explicó Catherine.

-Son la generación perdida... -bromeó Andrew. Todos se rieron, menos Lucy, que no entendió el chiste. Pero cuando la canción de Billy Joel, Piano Man, empezó a sonar corrió hacia la cocina con su abuela.

-Piano man, la canción favorita de mi padre. -dijo Gabriella.

-Y la del mío. -añadió Catherine.

-Y la canción favorita de mi madre. Se nota que son hermanos -dijo Andrew. Los tres volvieron a reír.

-Por cierto, Lucy es una niña buenísima. No se quejó en todo el día. -dijo Catherine.

-No, nunca se queja. -explicó Gabriella.

-Pues que suerte. Mis hermanos no hacen otra cosa... -se quejó Andrew.

-Pues igual que Peter. -añadió Catherine.

-Eso lo decís porque son vuestros hermanos.

Claro! No se como os podéis llevar bien. La norma de todo hermano mayor es hacerle la vida imposible a su hermano y viceversa. -dijo Andrew. Él y Catherine se rieron.

-Pero yo le llevo muchos años a Lucy, es normal que nos llevemos bien. -explicó Gabriella. Sus primos la tomaron como una explicación válida.

El día de Noche Buena toda la familia llegó a la hora de cenar y los hermanos se reencontraron.

-Los años no perdonan, hermanita. -le dijo Jake a Peyton.

-Que gracioso, Jake. Por eso mi hermano favorito es Blaine. -dijo Peyton, saludando a su otro hermano.

-La verdad, es que estoy de cuerdo con Jake. -le dijo Blaine. La hermana mayor de éstos les pegó en los brazos.

-¿Ya empezamos, Peyton? -dijo su madre apareciendo en escena.

-Mamá, me llamaron vieja. -se quejó la mayor de las hermanas.

-Mamá, parecéis niños pequeños. -le dijo Andrew.

-Pues anda que no te ves con tus hermanos. -dijo Peyton.

-Tíos, hoy cociné con la abuela la cena. -dijo Lucy, emocionada. Su tío Jake la cogió en brazos.

-Está hecha toda una cocinera. -dijo la abuela Candance.

-¿Vamos a cenar? -propuso Peter. Su hermana decidió meterse con él, mientras saludaba a su madre.

-Peter, ¿ya comiendo? Así estás...

-Papá, acabo de llegar y tu hija ya se está metiendo conmigo. -se quejó Peter.


Así pasaron la Navidad. Metiéndose unos con otros, bromeando, comiendo... Para ellos, unas Navidades normales.

Aprovecho para desearos a todos una feliz Noche Buena y una feliz Navidad.
Espero que Santa Clauss sea bueno con todos... ;)
Un beso.
Cris.~

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