jueves, 26 de diciembre de 2013

Cuento número cuatro: Drop ball.



-Buenos días, señora Davis. -dijo Hope, llegando a casa de su amiga, acompañada por April.

-Hola, chicas. Aun está durmiendo. -dijo hablando de su hija. Era treinta y uno de diciembre, el cumpleaños de Dianna. Ésta estaba durmiendo plácidamente en su cama. Sus amigas, entraron despacio y, cada una por una lado de la cama, se lanzaron encima de su amiga.

Felicidades! -gritaron a la vez. Dianna se despertó asustada. Pero al ver a sus amigas sonrió. Ellas la abrazaron.

-Gracias, chicas. -dijo abrazándolas.- Pero, ¿era necesario despertarme así?

-Claro. -contestó April.

-Felicidades, cariño. Os traigo el desayuno. -dijo su madre, apareciendo con una bandeja y dejándola encima de la cama. Abrazó a su hija y la dejó con sus amigas.

-Tenemos el mejor regalo de cumpleaños para ti. -le dijo Hope. Dianna sonrió, el día de su cumpleaños era el mejor día del año.- Pero no es solo nuestro.

-Es más, tengo una larga lista de las personas que participaron. -dijo April sacando un papel del bolsillo de su pantalón.- Mira, Courtney, Cleo, Cory, Cooper, Chad, Owen, Esther, Logan, Felix, Hugo, Roger, Theo, Max, Lydia, Ingrid, Holly, Thalia, tus padres, tus cuatro abuelos, tus dos tíos y nuestro. -dijo April. Dianna estaba sorprendida de la cantidad de nombres que había en esa lista.

-¿Cómo conseguisteis contactar con tantas personas? -preguntó sorprendida Dianna.

-Te robamos el móvil. -le confesó Hope.- Pero eso no es lo importante. Vamos, vístete.

-Pero, ¿qué me pongo? ¿Para qué? -preguntó Dianna, confundida.

-Ponte algo normal. -le dijo April, abriendo su armario y sacando una camisa.

-Mejor con esto. -le dijo Hope, cogiendo una chaqueta negra.

Unos pantalones granates, una camisa blanca y una chaqueta negra. La dejaron sola para que se arreglara. Y cuando bajó al piso de abajo, sus dos amigas ya no estaban, los que estaban allí eran Cooper y Thalia.

-Vamos, Dianna. Tienes muchas cosas que hacer. -dijo Cooper, abriendo la puerta para salir de la casa.

-¿A dónde vamos? -preguntó Dianna.

-Nos vemos por la noche, cariño. -le dijo su madre, antes de darle un beso en la mejilla. Su padre la abrazó y Dianna se fue con sus dos amigos. Se sentó en los asientos de atrás del coche de Cooper, mientras éste conducía.

-¿Me vais a explicar algo o no? -preguntó Dianna.

-Solo te podemos decir que te va a encantar tu regalo. -le dijo Thalia.- Además...

-Thalia. -la interrumpió Cooper para que se callara.

-Tienes razón, se me va la lengua. -dijo Thalia, mirando al frente otra vez. Cooper paró el coche delante del centro comercial, donde la esperaban Chad y Owen.

-Hola, guapa. -la saludaron corriendo, ya que tenían prisa. Cooper y Thalia se fueron en el coche y Chad y Owen la acompañaron al interior del centro comercial. Subieron al primer piso y después al segundo. La llevaron hasta la puerta de una tienda de vestidos. Allí, estaban Esther y Courtney.

La arrastraron hasta el interior y le hicieron probarse todos los vestidos que le gustaban. El que mejor le quedaba, pero también el más caro. Pero eso no importaba aquel treinta y uno de diciembre. Después de eso, las cuatro bajaron corriendo al primer piso, donde Cleo, Lydia e Ingrid esperaban.

-Vamos, Dianna, no nos sobra el tiempo. -le repetían una y otra vez.

Corrieron a una tienda de zapatos y escogieron los mejores para el vestido rojo. Después compraron una chaqueta de cuero negra, que le quedaría perfecta con su vestido y sus zapatos negros. Los siguientes en cogerla fueron Holly y Cory, que la llevaron a la peluquería. Le alisaron los rizos y le dejaron el pelo más liso que nunca. Después la metieron en un coche con Logan y Felix. Éstos la llevaron hasta el aeropuerto y en la puerta ya estaban Hugo, Theo y Roger.

-Lo siento, Dianna. Pero te tenemos que tapar los ojos. -le dijo Roger. Hugo le tapó los ojos con una tela negra y la sentaron en uno de los bancos, mientras ellos hacían todos los trámites. No le destaparon los ojos durante el corto viaje de avión, que apenas duró media hora. Cuando notó el aire en su cara, se dio cuenta de que ya no estaban en el aeropuerto.

-Dianna, te destaparé los ojos en unos segundos. ¿Estás lista para ver tu sorpresa? -le dijo Theo.

-Sí, tanta sorpresa... -se quejó ella, que llevaba horas con los ojos tapados. Cuando le sacaron la venda de los ojos se encontró con casi todos los nombrados en la lista de los participantes de su regalo delante. Los que no estaban presentes eran sus abuelos, pero su tío sujetaba un ordenador con la imagen de los viejos por la webcam. Entonces, se dio cuenta de donde estaba. Estaba en Nueva York.- ¿Estoy en...? -musitó ella.

-Está en Nueva York. -le dijo April, con una sonrisa. En cuanto Dianna recuperó la respiración pegó un gritó de emoción y abrazó a todos los presentes.

-Pero esto no es todo. -le dijo Hope.

-Tenemos una reserva de hotel. -le dijo Courtney.

-Vas a ir ahora allí. -continuó Cory.

-Y te vas a poner lo que te compramos. -le dijo Esther.

-Y a las once te queremos ver en Times Square. -le dijo Holly.

-Vamos. -le dijo Owen, tirando de ella para subir al taxi.

Cuando llegaron les dieron una llave de cuatro enormes suitess. Los padres y los tíos de Dianna iban por libre, no querían molestar a los jóvenes en su nueva experiencia. En cada suitess dormirían cinco jóvenes, si es que llegaban a dormir. Dividieron las habitaciones por sexos. Todos se prepararon para la despedida del año y la celebración de la llegada de uno nuevo. Vestidos, trajes, tacones, maquillaje, perfume, joyas... A las diez y media abandonaron el hotel y fueron en taxis hasta Times Square. La fiesta ya había empezado a las cinco de la tarde, pero a ellos no les llegaba el tiempo para tanto. Disfrutaron del espectáculo hasta las doce menos cuarto, cuando todos empezaban a prepararse para el final del año.

-Dianna, ¿no te falta nadie en esta celebración? -le preguntó Lydia, a falta de ocho minutos para el final del año.

-¿Qué? ¿Qué quieres decir? -preguntó Dianna, que acababa de cumplir sus inconscientes veintiún años.

-Eso, ¿no te falta nadie aquí? -le volvió a preguntar Theo.

-¿A dónde queréis llegar? -preguntó Dianna.

-¿Te doy una pista? -propuso Logan que era el gracioso del grupo.- Mide algo más que yo. Está fuerte, pero no tanto como yo, claro. -dijo tocándose los brazos. Thalia, su novia le golpeó el brazo para que fuera al grano, solo quedaban cinco minutos.

-Tiene los ojos claros. -le dijo Hope.

-Es rubio. -continuó Max.

-Hace mucho tiempo que no lo ves. -le dijo Chad.

-Más exactamente, hace un mes que no lo ves. -aclaró Roger.

-¿Estáis hablando de...? -preguntó Dianna, confundida.

-Date la vuelta. -le dijo Felix.

Dianna se dio la vuelta cuando solo cuatro minutos quedaban.

-Camina un poco hacia delante. -le dijo Cleo.

Dianna empezó a caminar intentando esquivar a la gente. Miraba por todos los lados, buscando a la persona que quería encontrar. Pero solo tres minutos quedaban. Miró hacia atrás, a sus amigos y ellos la animaron con una sonrisa en la cara. Con do minutos en la cuenta atrás escuchó lo que estaba deseando escuchar.

-Estoy aquí. -le dijo con las manos en los bolsillos de su traje negro. Ella le sonrió y corrió a abrazarlo. Era su novio, Ethan, que había pasado un mes en España. Cuando lo abrazó él hundió su cara en el pelo de su novia y la levantó del suelo. Todos sus amigos se habían acercado un poco.

Solo quedan veinte segundos! -dijo Cory, haciendo que todos miraran a la enorme pantalla y a la bola del Año Nuevo.

Diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno! -gritaron a coro con todo Times Square. Cuando el nuevo año empezó y el confeti empezó a caer, las parejas se besaban. Y eso hizo Ethan con Dianna. Después de besarse todos aplaudieron y disfrutaron de una pequeña actuación en Times Square.


Vamos, una fiesta nos espera! -gritó April. Todos gritaron y aplaudieron, saliendo del barullo de la gente. En media hora llegaron a un local, donde, como en muchos otros de Nueva York, se celebraba una fiesta. Entraron y la canción perfecta empezó a sonar. Raise your glass, de Pink. Ethan le ofreció su mano a Dianna, ella la cogió y la pareja fue la primera en salir al bailar esa noche.

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