viernes, 27 de diciembre de 2013

Cuento número cinco: Campamento en Navidad.




Una mujer de veintidós años, repartía un programa para una pequeña actividad infantil en la mañana de Noche Buena. Con su jersey rojo, negro y blanco, que recordaba a la Navidad, y una sonrisa en la cara repartía folletos. Muchas madres interesadas lo cogían. Un grupo de chicos y chicas se apuntaron. Una excursión de jóvenes también se apuntó. Cuando ya se estaba yendo, la voz de su amiga la interrumpió.

-Brooke, esto está siendo todo un éxito. -le dijo Jenna.

-Lo se, se ha apuntado mucha gente. -dijo sonriente.

-¿Vienes a comer a casa? -le propuso Jenna. Ella vivía con Nicholas y Malcolm, amigos de ambas.

-¿Quién cocina hoy? -le preguntó Brooke.

-Nick. -dijo Jenna con una sonrisa.

-Entonces, sí. -dijo Brooke. Las dos amigas se rieron y se encaminaron hacia la casa de Jenna. Cuando llegaron Nicholas estaba en la cocina y Malcolm, poniendo la mesa.

-Poned un plato más. -dijo Jenna, en cuanto abrió la puerta.

-Bienvenida, Brooke. -le dijo Malcolm.

-Hola, chicos. -dijo ella, sacando su abrigo.

-¿Cómo os fue hoy en con el programa de Campamento de Navidad? -les preguntó Nicholas. Los dos hombres que vivían con Jenna también estaban metidos en el rollo de programa.

-Espectacular. Mañana arrasamos. -dijo Jenna, con una sonrisa. Los cuatro se sentaron alrededor de la mesa y empezaron a comer.

-¿Cómo va lo de mañana? -preguntó Malcolm.

-Se harán unas listas con cinco grupos de niños y cada uno estará con unos monitores y tienen que ir pasando por unas estaciones de juegos. Todos los grupos tienen que pasar por las cinco estaciones y al final haremos un ejercicio todos juntos. -explicó Brooke.

-¿Y ya se saben cuales son las estaciones que tenemos que hacer? -preguntó Nick.

-Sí, mira: villancicos, decoración de una parte del árbol de la plaza central, maquillaje navideño, hacer galletas caseras y juegos tradicionales. -dijo Jenna enumerándolas con los dedos de la mano.

-¿Cuántos monitores somos? -preguntó Brooke.

-Creo que tres por grupo. -dijo Malcolm.

-Tengo la lista. -dijo Jenna, buscando en una carpeta roja. Sacó una hoja y leyó hasta que encontró lo que buscaba.- Sí, tres por grupo. Yo estoy con Finn y Norah. Malcolm con Alex y Maggy. Nick con Parker y Tanya. Y Brooke con Tom y Grace. El grupo de Malcolm se disfraza de duendes, como el de Brooke. Mi grupo de renos. Y el tuyo, Nick, de renos también.

-¿Y el otro grupo que queda? -preguntó, por curiosidad, Malcolm.

-Peter será Papá Noel, Heather Mamá Noel y Frank de duende jefe. -leyó Jenna.

-Intuyo que va a ser divertido y fácil... -dijo riendo Nick. Pero a la hora de la verdad, quizás fuera un poco más difícil.- ¡Niño! No le tires del pelo. -le gritó a un niño que le tiraba del pelo a una niña. Jenna y Brooke, lo miraron y se rieron. Después cada una volvió con su grupo.

-Brooke, tú tienes buena mano con los niños. Por favor... -le dijo Tom, cuando su compañera llegó. Ella pegó un gritó y dio dos palmadas.

-Chicos,en esta estación nos toca hacer maquillaje navideño. Podemos maquillarnos unos a otros. -explicó ella.

Cuando terminó de hablar los niños volvieron a los gritos y a hacer lo que quisieran. Pero un niño se sentó al lado de los monitores, y éstos, al ver que no podían hacer nada con el grupo de rebeldes niños, empezaron a maquillar al niño. Grace, era una experta en maquillaje. Hizo que el pequeño pareciera un auténtico duende. Le dio uno de las orejas de duendes y el niño se fue corriendo, feliz con su maquillaje. Una niña al verlo, corrió a que hicieran lo mismo con ella. El rumor pronto llegó a todos y los niños empezaron a hacer cola para que los maquillaran. Brooke y Tom se sonrieron al ver que todos querían ser maquillados y ayudaron a Grace con la tarea. Cuando la sirena sonó todos cambiaron de actividad.

-Bien, chicos, aquí vamos a decorar esa parte del árbol de Navidad. ¿Ok? -explicó Tom.- En esa caja tenéis un montón de adornos para poner en el árbol. Que quede bien bonito, eh. -amenazó.

Esta actividad gustó más desde el principio. Los niños más pequeños decoraban la parte de abajo y los más mayores la de arriba. Para llegar más alto los adolescentes subían a las chicas a sus hombros. De paso, alguno que otro ligaba.

-Tus chicos están ligando... -le dijo Nick a Brooke. Ella sonrió.

-Es la magia de la Navidad. -le contestó.

-¿Jake volvió? -el novio de Brooke estaba estudiando en Boston y hacía mucho que no lo veía.

-En realidad no lo se. He cortado con él. -le confesó, mirando a los niños. Nick, alucinando, se quedó mirando para Brooke, que se escapó con la excusa de ayudar a uno de los niños. Jake, además de ser el ex-novio de Brooke, era el hijo de la mujer que organizaba todo esto. La sirena volvió a sonar y cambiaron de estación, dejando el árbol precioso.

-En esta estación tenemos que hacer unas galletas caseras. Es muy fácil. La masa ya está hecha. Lo único que tenemos que hacer es moldearlas con las formas que queráis. -explicó Brooke.- Cuando estén listas las ponéis en esas bandejas y las metemos en este horno. -la panadería del pueblo había cedido un horno para la actividad.

Los niños cogían un poco de masa, le daban una forma navideña, le ponían algún elemento como lacasitos, trocitos de chocolate... Después las metieron en el horno y todo el grupo se quedó mirando como las galletas se tostaban en el horno. Mientras miraban hacerse las galletas, Brooke vio como la figura de su ex-novio aparecía en la fiesta. Saludó a su madre y después a Nick. Estuvo hablando con él, y dirigió su mirada hacia ella. La saludó con la mano y ella le dedicó una sonrisa de medio lado. Justo cuando se estaba acercando a ella la sirena sonó y Brooke se escapó con los niños.

-Ahora os vamos a enseñar algunos juegos tradicionales. Juegos a los que jugábamos cuando éramos pequeños. -explicó Grace.

El juego más popular fue el de la cuerda. Incluso los más mayores y los chicos se unieron de lo divertido que lo estaban haciendo. Hacían variedades de los juegos ya conocidos. Saltaron a la doble cuerda, jugaron con cuantas más personas podían saltar. Pero el más divertido fue uno que trataba de saltar un vez en la cuerda y salir, y el siguiente tenía que saltar la siguiente vez, sin que la cuerda tocara el suelo sin ser saltada por nadie. Consiguieron dar ciento diecisiete saltos seguidos. Incluso Grace, Tom y Brooke saltaron con ellos.

-Esta es la última actividad por grupos. Y trata de cantar villancicos. Pero lo que vamos a tratar de hacer es no cantar los villancicos de siempre, sino alguno moderno que os guste. ¿Alguna propuesta? -dijo Tom. Señaló a una de las niñas que levantó la mano primero.

-A mi me gusta All I want for Christmas is you... -dijo la niña. Grace buscó la canción en el ordenador, la puso y todos la cantaron lo más alto posible.

-¿Otra canción? -preguntó Grace.

-Jingle bells. -dijo uno al fondo. Grace hizo lo mismo que con la anterior canción y esta vez hasta alguno bailó.

-¿Más canciones?

-Santa Claus is coming to town.

-Last Christmas.

-Have yourself a merry little Christmas.

-Extraordinary merry Christmas.

Cantaron todas esas canciones y los niños se lo estaban pasando realmente bien. Algunos padres ya estaban llegando y todos rodearon a los niños que cantaban y aplaudían al ritmo de la música.

-¿Cual es tu canción favorita? -le preguntó un niño a Brooke.

-¿La mía? -dijo Brooke, señalándose. El niño asintió.- Mi villancico favorito es Rodolfo el reno. ¿Queréis cantarla?

-Sí.

Todos cantaron y bailaron. Entre todo eso, Jake se asomó y sonrió al ver a su ex-novia bailando con niños, cantando, sonriendo... La madre del susodicho y organizadora del evento se acercó a Brooke.

-Buen trabajo, Brooke. -le dijo con una sonrisa. La sirena volvió a sonar y todos se unieron para jugar a un último juego, dirigido por la madre de Jake.- Chicos para terminar por hoy vamos a hacer un juego. -dijo por el micrófono.- Estamos hoy aquí ciento diez personas y vamos a hacer esto todos juntos. Yo os voy a decir un número mientras suena la música y os tenéis que unir en grupos de ese número que he dicho.

-¿Y si no tienes grupo? -le preguntó un niño.

-Si no tienes grupo no pasa nada, la próxima ya tendréis. ¿Listos? -todos asintieron y hasta los monitores jugarían a este juego.- ¡Dos! -todos se unieron por parejas. Brooke corrió hacia Malcolm y los dos se abrazaron rápido, para no perder.- Siete. -los grupos corrieron. Brooke estaba con un grupo de niños y al ver a un pequeño perdido sin grupo y sin saber que hacer lo llamó.

-Ven. -le dijo al pequeño. Éste se metió en el medio y así nadie lo vio ni se notó de que eran uno de más.

-Trece. -todos corrían para hacer grupos de trece.- Treinta y uno. -los grupos se hacían de más personas y era más divertido.- Cinco. Cincuenta. Veinticinco. Uno. Tres. Dos. ¡Ciento diez! -gritó para terminar. Todos corrieron en un gran grupo se abrazaron.- ¡Gracias por estar aquí! Y feliz Navidad. -dijo la madre de Jake.

Todos aplaudieron y cada uno se fue a su casa. Brooke, con una camiseta por encima de su disfraz llegaba a su casa y estaba sacando sus llaves. No las encontraba y siguió buscando en el fondo del enorme bolso. Pero una voz detrás de ella la asustó.

-Brooke... -le dijo Jake.- No te asustes, soy yo.

-Jake... ¿Qué haces aquí? -preguntó ella, sin ganas de hablar con él. Sabía que si hablaba con él tendría la necesidad de volver con él.

-Tengo noticias. -le dijo él.

-No las quiero saber, de verdad... -dijo ella, buscando sus llaves.

-Me destinaron aquí, en la universidad. -dijo él, sorprendiéndola. Ella dejó de buscar las llaves y lo miró.- Cortaste conmigo porque no querías tener una relación a distancia. Y te aseguro que, si tú quieres, la máxima distancia que habrá entre nosotros será de un kilómetro. Es más, venía a proponerte algo más.

-¿Qué? -preguntó ella.


-¿Quieres venir a vivir conmigo? -le preguntó él. Ella sonrió, asintió y corrió a abrazarlo. Como ella había dicho horas antes, era la magia de la Navidad.

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