-Buenos días, señora Davis. -dijo Hope, llegando a
casa de su amiga, acompañada por April.
-Hola, chicas. Aun está durmiendo. -dijo hablando de su
hija. Era treinta y uno de diciembre, el cumpleaños de Dianna. Ésta
estaba durmiendo plácidamente en su cama. Sus amigas, entraron
despacio y, cada una por una lado de la cama, se lanzaron encima de
su amiga.
-¡Felicidades! -gritaron a la vez. Dianna se despertó
asustada. Pero al ver a sus amigas sonrió. Ellas la abrazaron.
-Gracias, chicas. -dijo abrazándolas.- Pero, ¿era
necesario despertarme así?
-Claro. -contestó April.
-Felicidades, cariño. Os traigo el desayuno. -dijo su
madre, apareciendo con una bandeja y dejándola encima de la cama.
Abrazó a su hija y la dejó con sus amigas.
-Tenemos el mejor regalo de cumpleaños para ti. -le
dijo Hope. Dianna sonrió, el día de su cumpleaños era el mejor día
del año.- Pero no es solo nuestro.
-Es más, tengo una larga lista de las personas que
participaron. -dijo April sacando un papel del bolsillo de su
pantalón.- Mira, Courtney, Cleo, Cory, Cooper, Chad, Owen, Esther,
Logan, Felix, Hugo, Roger, Theo, Max, Lydia, Ingrid, Holly, Thalia,
tus padres, tus cuatro abuelos, tus dos tíos y nuestro. -dijo April.
Dianna estaba sorprendida de la cantidad de nombres que había en esa
lista.
-¿Cómo conseguisteis contactar con tantas personas?
-preguntó sorprendida Dianna.
-Te robamos el móvil. -le confesó Hope.- Pero eso no
es lo importante. Vamos, vístete.
-Pero, ¿qué me pongo? ¿Para qué? -preguntó Dianna,
confundida.
-Ponte algo normal. -le dijo April, abriendo su armario
y sacando una camisa.
-Mejor con esto. -le dijo Hope, cogiendo una chaqueta
negra.
Unos pantalones granates, una camisa blanca y una
chaqueta negra. La dejaron sola para que se arreglara. Y cuando bajó
al piso de abajo, sus dos amigas ya no estaban, los que estaban allí
eran Cooper y Thalia.
-Vamos, Dianna. Tienes muchas cosas que hacer. -dijo
Cooper, abriendo la puerta para salir de la casa.
-¿A dónde vamos? -preguntó Dianna.
-Nos vemos por la noche, cariño. -le dijo su madre,
antes de darle un beso en la mejilla. Su padre la abrazó y Dianna se
fue con sus dos amigos. Se sentó en los asientos de atrás del coche
de Cooper, mientras éste conducía.
-¿Me vais a explicar algo o no? -preguntó Dianna.
-Solo te podemos decir que te va a encantar tu regalo.
-le dijo Thalia.- Además...
-Thalia. -la interrumpió Cooper para que se callara.
-Tienes razón, se me va la lengua. -dijo Thalia,
mirando al frente otra vez. Cooper paró el coche delante del centro
comercial, donde la esperaban Chad y Owen.
-Hola, guapa. -la saludaron corriendo, ya que tenían
prisa. Cooper y Thalia se fueron en el coche y Chad y Owen la
acompañaron al interior del centro comercial. Subieron al primer
piso y después al segundo. La llevaron hasta la puerta de una tienda
de vestidos. Allí, estaban Esther y Courtney.
La arrastraron hasta el interior y le hicieron probarse
todos los vestidos que le gustaban. El que mejor le quedaba, pero
también el más caro. Pero eso no importaba aquel treinta y uno de
diciembre. Después de eso, las cuatro bajaron corriendo al primer
piso, donde Cleo, Lydia e Ingrid esperaban.
-Vamos, Dianna, no nos sobra el tiempo. -le repetían
una y otra vez.
Corrieron a una tienda de zapatos y escogieron los
mejores para el vestido rojo. Después compraron una chaqueta de
cuero negra, que le quedaría perfecta con su vestido y sus zapatos
negros. Los siguientes en cogerla fueron Holly y Cory, que la
llevaron a la peluquería. Le alisaron los rizos y le dejaron el pelo
más liso que nunca. Después la metieron en un coche con Logan y
Felix. Éstos la llevaron hasta el aeropuerto y en la puerta ya
estaban Hugo, Theo y Roger.
-Lo siento, Dianna. Pero te tenemos que tapar los ojos.
-le dijo Roger. Hugo le tapó los ojos con una tela negra y la
sentaron en uno de los bancos, mientras ellos hacían todos los
trámites. No le destaparon los ojos durante el corto viaje de avión,
que apenas duró media hora. Cuando notó el aire en su cara, se dio
cuenta de que ya no estaban en el aeropuerto.
-Dianna, te destaparé los ojos en unos segundos. ¿Estás
lista para ver tu sorpresa? -le dijo Theo.
-Sí, tanta sorpresa... -se quejó ella, que llevaba
horas con los ojos tapados. Cuando le sacaron la venda de los ojos se
encontró con casi todos los nombrados en la lista de los
participantes de su regalo delante. Los que no estaban presentes eran
sus abuelos, pero su tío sujetaba un ordenador con la imagen de los
viejos por la webcam. Entonces, se dio cuenta de donde estaba. Estaba
en Nueva York.- ¿Estoy en...? -musitó ella.
-Está en Nueva York. -le dijo April, con una sonrisa.
En cuanto Dianna recuperó la respiración pegó un gritó de emoción
y abrazó a todos los presentes.
-Pero esto no es todo. -le dijo Hope.
-Tenemos una reserva de hotel. -le dijo Courtney.
-Vas a ir ahora allí. -continuó Cory.
-Y te vas a poner lo que te compramos. -le dijo Esther.
-Y a las once te queremos ver en Times Square. -le dijo
Holly.
-Vamos. -le dijo Owen, tirando de ella para subir al
taxi.
Cuando llegaron les dieron una llave de cuatro enormes
suitess. Los padres y los tíos de Dianna iban por libre, no querían
molestar a los jóvenes en su nueva experiencia. En cada suitess
dormirían cinco jóvenes, si es que llegaban a dormir. Dividieron
las habitaciones por sexos. Todos se prepararon para la despedida del
año y la celebración de la llegada de uno nuevo. Vestidos, trajes,
tacones, maquillaje, perfume, joyas... A las diez y media abandonaron
el hotel y fueron en taxis hasta Times Square. La fiesta ya había
empezado a las cinco de la tarde, pero a ellos no les llegaba el
tiempo para tanto. Disfrutaron del espectáculo hasta las doce menos
cuarto, cuando todos empezaban a prepararse para el final del año.
-Dianna, ¿no te falta nadie en esta celebración? -le
preguntó Lydia, a falta de ocho minutos para el final del año.
-¿Qué? ¿Qué quieres decir? -preguntó Dianna, que
acababa de cumplir sus inconscientes veintiún años.
-Eso, ¿no te falta nadie aquí? -le volvió a preguntar
Theo.
-¿A dónde queréis llegar? -preguntó Dianna.
-¿Te doy una pista? -propuso Logan que era el gracioso
del grupo.- Mide algo más que yo. Está fuerte, pero no tanto como
yo, claro. -dijo tocándose los brazos. Thalia, su novia le golpeó
el brazo para que fuera al grano, solo quedaban cinco minutos.
-Tiene los ojos claros. -le dijo Hope.
-Es rubio. -continuó Max.
-Hace mucho tiempo que no lo ves. -le dijo Chad.
-Más exactamente, hace un mes que no lo ves. -aclaró
Roger.
-¿Estáis hablando de...? -preguntó Dianna,
confundida.
-Date la vuelta. -le dijo Felix.
Dianna se dio la vuelta cuando solo cuatro minutos
quedaban.
-Camina un poco hacia delante. -le dijo Cleo.
Dianna empezó a caminar intentando esquivar a la gente.
Miraba por todos los lados, buscando a la persona que quería
encontrar. Pero solo tres minutos quedaban. Miró hacia atrás, a sus
amigos y ellos la animaron con una sonrisa en la cara. Con do minutos
en la cuenta atrás escuchó lo que estaba deseando escuchar.
-Estoy aquí. -le dijo con las manos en los bolsillos de
su traje negro. Ella le sonrió y corrió a abrazarlo. Era su novio,
Ethan, que había pasado un mes en España. Cuando lo abrazó él
hundió su cara en el pelo de su novia y la levantó del suelo. Todos
sus amigos se habían acercado un poco.
-¡Solo quedan veinte segundos! -dijo Cory, haciendo que
todos miraran a la enorme pantalla y a la bola del Año Nuevo.
-¡Diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres,
dos, uno! -gritaron a coro con todo Times Square. Cuando el nuevo año
empezó y el confeti empezó a caer, las parejas se besaban. Y eso
hizo Ethan con Dianna. Después de besarse todos aplaudieron y
disfrutaron de una pequeña actuación en Times Square.
-¡Vamos, una fiesta nos espera! -gritó April. Todos
gritaron y aplaudieron, saliendo del barullo de la gente. En media
hora llegaron a un local, donde, como en muchos otros de Nueva York,
se celebraba una fiesta. Entraron y la canción perfecta empezó a
sonar. Raise your glass, de Pink. Ethan le ofreció su mano a
Dianna, ella la cogió y la pareja fue la primera en salir al bailar
esa noche.

Ay!!! que lindo
ResponderEliminarMásss!!!!