miércoles, 16 de octubre de 2013

Los chicos Evans.




-¿Qué es esto? ¡¿Un paseo?! -gritó Harry Goldman en pleno entrenamiento.- Noel, mi abuela corre más que tú. -le gritó al jugador que le costaba correr aquel Suicidio, cuando siempre era de los primeros.

-Deberías decirle lo de tu rodilla. -le musitó Cassandra cuando pasó por su lado. Noel negó y siguió corriendo. El día del partido contra Palos Nuevos se cayó en el cemento originándose así una herida enorme en la rodilla derecha.

-Está bien, tomaros un descanso. A ver si así lo hacéis mejor después. -dijo Goldman dando por perdido el ejercicio. Noel se sentó y descansó un poco.

-¿Por qué no se lo dices? -le preguntó Cassie sentándose a su lado.

-Porque no me duele tanto.

-Pues avísale a tu cara. Porque parece que te estás muriendo de dolor. -le dijo Cassie.

-Estoy bien, de verdad. -dijo medio sonriendo. Cassie le sonrió y se levantó para caminar un poquito y recuperar fuerzas. Entonces Mery se sentó a su lado.

-¿Qué te pasa? -le preguntó.

-Nada, estoy bien.

-Vamos, Noel. Todos nos damos cuenta de que te pasa algo. Siempre eras de los primeros y hoy eres de los últimos.

-No me pasa nada. Estoy un poco cansado. -entonces Mery se fijó en la gota de sangre que corría por su pierna.

-Pues te está sangrando la pierna. -le informó. Noel se secó la gota de sangre, pero ya era demasiado tarde, Jane lo había visto.

-Enseñame la herida, Noel. -le ordenó. Noel, resignado, levantó un poco el pantalón y le enseñó la herida que se había hecho el día anterior. Jane abrió los ojos como platos y Mery se tapó la boca al ver el tamaño de la herida.- Vamos, te la voy a vendar.

Noel se fue con Jane y Mery se quedó mirando por donde se iban. William y Brianna se sentaron en la grada, un poco alejados de Mery. Mery se acercó despacio.

-Si, mi tía está muy rara. Sale mucho con el padre de los Evans, pero dice que solo son amigos. -le decía Brianna a William.

-Si dice que solo son amigos, creele. -dijo Will. Entonces ambos vieron a Mery a su lado.- ¿Qué haces, Mery?

-Quería hablar con vosotros. -dijo suavemente.

-Pero yo no quiero hablar. -dijo Brianna levantándose.

-Por lo menos escúchame, por favor. -Brianna la miró y se volvió a sentar.- Se que lo que hice estuvo muy mal, pero me arrepiento y lo siento. No se que más hacer. Y Brianna, Will no me dijo absolutamente nada, yo os escuché escondida detrás de una pared. Lo siento, y espero que algún día me podáis perdonar.

-Mery, me humillaste. Yo no lo estaba pasando bien. ¿Sabes lo que es que tus padres no vivan contigo por motivos de trabajo? Yo sentía que mis padres me habían abandonado. Y lo sabía Will porque es mi vecino, no se lo conté yo. Solo lo sabía él, Kayla y Cassie. Cassie y Kayla lo sabían porque son como mis hermanas. Yo lo estaba pasando realmente mal. Pasé las Navidades sola. Es muy duro y no quiero que nadie me tenga pena. Por eso no lo sabía nadie. Y no tenían ningún derecho a decirlo. -después de ese discurso se levantó y se fue. Will la miró y también se fue.

-¡Chicos! -Goldman los llamó y todos se reunieron en el centro.- El viernes jugamos las semifinales y tenemos que ganar. Nadie se esperaba que llegáramos aquí. Y nuestros amigos de Palos Nuevos vendrán a vernos. Así que espero un partido competitivos, deportivo y, sobre todo, quiero ganar. Así que hay que trabajar mucho. Por eso, os espero mañana a las siete. Desde las siete hasta las once habrá entrenamiento, aquí mismo. Ahora id a las duchas.

Los chicos se fueron a duchar a su vestuario y las chicas al de ellas. Cuando se terminaron de duchar y se asomaron por la puerta las gotas de lluvia golpeaban fuertemente el suelo.

-¿Qué hacemos? -le preguntó Ryan a Noel. Will ya se había ido con Cassie y Brianna.

-No se... Papá aun debe de estar en el trabajo.

-¡Ofú! Como llueve. -dijo Mery cuando vio el tiempo.

-¿Ofú? -preguntó riéndose Noel.- ¿Qué expresión es esa?

-No se, siempre la dije. -se excusó Mery.- Tendré que correr hasta llegar a casa.

-Para, para. ¿No hay nadie en el equipo con coche? -preguntó Ryan, los tres se pusieron a pensar.

-Si, Will... -dijo Mery.- y Margarett. Margarett tiene coche.

Maggie llevó a los mellizos y a Mery a casa. Pero cuando Noel y Ryan entraron en su casa se sorprendieron con la presencia de la lengua de su padre dentro de la boca de Heather y viceversa.

-¡Papá! -gritó Noel.

-¡Qué asco! -añadió Ryan.

-No seáis irrespetuosos. -dijo Adam. Heather se limpiaba los restos de su pintalabios.

-Yo ya me estaba yendo. -dijo Heather. Se levantó, le dio un beso a Adam, la acarició la cabeza a Noel y Ryan y salió de la casa.

-Sois puntuales, eh. -se quejó Adam.

-¡Papá! -lo llamó Ryan mientras empezaba a recoger los platos de la cena. Él lo miró sorprendido.- Está lloviendo. -su padre enarcó una ceja.

-Llévala a casa. -añadió Noel. Adam cogió la llaves del coche y salió corriendo.- Este hombre no sabe como tratar a una mujer... -dijo recogiendo los platos que había usado su padre y su cita.

-Lo se... Es la primera cita que tiene después de mamá. -dijo Ryan recogiendo los cubiertos y los vasos.

-¿A ti cómo te va con Mónica?

-Muy bien, mucho mejor que antes. -dijo sonriente Ryan.- ¿Y tú? ¿Abigail?

-¿Qué dices? No, por dios... No tropezaré con la misma piedra otra vez más.

-Entonces, ¿quién?

-Nadie.

-Vamos, Noel... A mi no me engañas. Soy tu hermano.

-¿Por qué siempre tiene que haber alguien? No hay nadie, Ryan. Estoy solo y estoy bien así.

-¿Quién es? Si no hubiera nadie me hubieras dicho que tenías a siete chicas esperándote en la puerta de casa o algo así. Si insistes en que no hay nadie es porque hay alguien. ¿Quién es?

-Mery Murray. -dijo en voz baja, pero su hermano lo escuchó igual.

-¿¡Estás loco!? Mery Murray, ¿después de todo lo que le hizo a Brianna y a Will? -su hermano parecía estar entrando en cólera.- Noel, ¿dónde tienes la cabeza?

-¿Qué pasa, Ryan? Si, Mery Murray. ¿Y qué? ¿Solo tú puedes estar con quien quieras? Ella cometió un error y se arrepiente. ¿O te olvidas de todas las veces que engañaste a Mónica con otras chicas? ¿Solo por eso vamos a hacer que su vida sea un infierno? -ahora Noel estaba en cólera.- Además, hiciera lo que hiciera se lo hizo a ellos, no a mi.

-Mira, haz lo que quieras. Pero se lo tienes que decir a Brianna y a Will. Porque si no lo haces tú, lo haré yo.


Después de esa discusión ambos se sentaron en el sillón, se pusieron una manta por encima de los dos y vieron en silencio la película que ponían esa noche.

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