lunes, 14 de octubre de 2013

Una no cita.



Adam llevó a sus hijos y a su nuera a cenar a un restaurante experto en barbacoas. Se sentaron en una mesa de madera con la ventana al lado. Adam estaba extremadamente simpático, tanto que sus hijos no lo reconocían. Pero entendieron todo cuando Brianna, Heather y Molly entraron por la puerta. Al pasar por su lado, las tres se pararon a hablar con ellos.

-Hola, chicos. -dijo Brianna.- ¡Que coincidencia encontraros!

-Si, coincidencia... -dijeron Noel y Ryan al unísono.

-¿Os apetece comer todos juntos? -propuso Adam. Brianna, Mónica, Noel y Ryan lo miraron sorprendidos.

-Claro. Aquella mesa de allá es más grande. -dijo Heather. Mientras se cambiaban de mesa, Brianna, con Molly en brazos, se acercó a sus amigos y les susurró.

-¿Están un poco raros, no?

-A mi, Adam, me odia. No se porque me invitó. -dijo Mónica.

-Nos invitó a cenar fuera. -dijo Ryan.

-Nunca antes lo había hecho. -añadió Noel.

-Se maquilló. Mi tía nunca se maquilla. -dijo Brianna.

-Bueno, actuemos con naturalidad, y en cuanto podamos los dejamos solos. -propuso Ryan. Todos asintieron y aceptaron seguir el plan de Ryan. Mientras en la pista de las antiguas vías del tren, Will y Cassie seguía jugando. Hasta que cinco chicos les quitaron el balón.

-¿Qué haces, tío? Devuélvenosla. -le dijo Cassie.

-¿Una chica jugando con una balón de baloncesto? -dijo uno medio riendo.

-El centro comercial no está cerca de aquí. -añadió el otro.

-Dejarla en paz. -dijo Will.- Y devuélvenos la pelota. -le dijo específicamente el que tenía el balón debajo del brazo.

-¿Tú eres el escolta de Duendes Verdes, no? -le preguntó uno.

-Si.

-Nosotros somos de Palos Nuevos. -dijo el mismo de la pregunta anterior.- Haremos un trato con vosotros. -Will y Cassie escucharon atentos.- Un partido, cinco de vosotros contra nosotros. Si ganáis, os devolvemos el balón y nos marchamos. Pero si nos quedamos, esta pista empieza a pertenecer a Palos Nuevos.

-Esto siempre fue de Duendes Verdes. -dijo Cassie.

-Eso va a cambiar, bonita. -le dijo el que tenía el balón.- ¿Qué decís?

-Que si. -dijeron a la vez.

-Está bien. En dos horas, cinco de vosotros contra nosotros. -dijo el que parecía el “jefe”.

-Dos horas. -dijo William. Los chicos de Palos Nuevos se fueron después de pasar el balón a Cassie. Los dos se miraron y tuvieron claro a quien tenían que llamar para el partido.- Los dos Evans y Brianna...

Los llamaron y los chicos rápidamente se apuntaron al enfrentamiento. Brianna y los mellizos irían en cuanto acabaran de cenar. Después decidieron ir a casa de Kayla, que aun que no pudiera jugar, podía ir a verlos. Su padre les abrió la puerta y los condujo hasta su habitación, donde Kayla estaba en el escritorio haciendo un trabajo para Literatura.

-Kayla. No sabes lo que nos acaba de pasar. -dijo Cassie en cuanto entró. Entre ambos le contaron lo ocurrido y le propusieron que fuera a verlos jugar.

-No se, chicos... -dijo Kayla.

-¿Qué pasa, Kayla? Tú nunca te perdiste un solo partido contra Palos Nuevos. -dijo Cassie.

-Y esto es un partido. -añadió Will.

-Pero no creo que pueda hacerlo desde esta silla. -dijo tocando su silla de ruedas.- Es difícil ver como tus amigos juegan a lo que tú más amas, mientras tu empujas unas ruedas para moverte.

-Kayla, ya vas a volver a jugar pero... -dijo Will.

-¿Cuándo? Este es mi último año del instituto. A Cassie todavía le queda un año, pero yo el año que viene iré a la universidad. Y ya sabes como son las ligas universitarias. Después de tanto tiempo sin jugar jamás seré como mis compañeras.

-Pero tienes que intentarlo, Kayla. Si vas a rendirte tan fácil, nunca volverás a jugar.

-Eso es. Solo tienes que esforzarte. No dejes que esto te marque la vida. -pidió Cassandra. Kayla desvió la mirada al suelo y suspiró.- Si quieres venir, en una hora estaremos allí.

-Además, creo que puedes empezar a avanzar. -dijo William, señalando las muletas que el enfermero había dejado esa misma tarde. Will y Cassie se fueron de casa de Kayla y volvieron a la pista. Donde ya estaban los mellizos y Brianna listos para jugar. Mónica sostenía a Molly sentada en un banco, al lado de la linea de banda de la pista. Adam y Heather se quedaron hablando en la mesa del restaurante.

-Parecía importante, ¿no? -dijo Heather.

-Si, Duendes Verdes son muy competitivos. Y más si se trata de Palos Verdes.

-Deben de serlos. Para dejarnos aquí, solos. -los dos rieron.

-Tómalo como una cita.

-No es una cita.

-Pues será nuestra no cita.


-Estoy realmente preocupado por tu tía, Brianna. ¿No deberías llamarla? -le dijo Ryan.

-Tu padre no es ningún asesino en serie. -dijo Brianna atándose las botas de baloncesto. Entonces, los dos se levantaron y se acercaron a sus compañeros, ya que sus adversarios estaban llegando.

-Dijimos cinco de vosotros. -dijo remarcando la última vocal.

-Y aquí estamos. -contestó William. Los chicos de Palos Nuevos empezaron a reírse.

-¿Dos chicas? -preguntó unos de ellos.

-Su problema, Mike. -le dijo su compañero. Se reunieron en su lado de la pista, y los chicos se unieron en un círculo con los brazos sobre las espaldas continuas.

-¿Tenemos un plan? -preguntó Cassie.

-Tú eres la que tienes siempre planes. -dijo Noel.

-Cierto. -dijo Cassie. Pensó en silencio durante unos segundos y miró a sus compañeros.- Bien, a Brianna y a mi no nos van a defender como a vosotros, porque somos chicas. -dijo con rencor.- Así que Brianna, puerta atrás. Es tu arma secreta. -le confesó.

-Gracias. -dijo con una sonrisa.

-William, tú y yo subimos el balón. Con pases. -su compañero asintió.- Ryan, dentro de la zona. Noel, bloquéale.

-Está bien.

-Listo. -dijo levantándose. Cuando los cinco lo hicieron y chocaron sus manos en el centro del círculo, los contrarios dirigieron su mirada a Mónica que ayudaba a sentarse a Kayla. Kayla había llegado con sus muletas.


-Es una de las chicas que estuvo secuestrada. -dijo uno de los chicos de Palos Nuevos. Noel, Ryan, Cassie, William y Brianna se acercaron a abrazarla y saludarla. Kayla les dio fuerzas y el partido empezó, con una canasta de Palos Nuevos.

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