viernes, 13 de septiembre de 2013

Las “citas”.




Las seis de la tarde llegaron y William todavía no sabía que ponerse. “Pareces una mujer.” le dijo Tyrone, que estuviera en su casa hasta las cinco y media. Miró disimuladamente por la ventana y no vio a nadie en la habitación de Brianna. Su habitación era totalmente rosa y violeta. Entonces la lucecita de su cabeza se encendió. Rosa y violeta, esa era la clave -o eso era lo que él creía-. Mientras Brianna se pintaba las uñas de los pies de color violeta y agarraba el teléfono con el hombro.

-¿Qué haces? -le preguntó Kayla. En esas últimas semanas Kayla, Cassandra y Brianna se habían hecho muy buenas amigas.

-Me preparo.

-¿Para qué? -preguntó sorprendida Kayla.

-Will va a venir a casa.

-¿Will? ¿William Morgan?

-Si, Kayla. Mi vecino.

-¿Es una cita?

-Algo así... -Kayla pegó un grito y Brianna dejó caer el teléfono en el sofá. Después lo volvió a pegar a su oreja, dejando el esmalte de uñas a un lado.

-¿Hiciste alguna tarta o algo así? -preguntó histérica.

-No.

-Ahora mismo te llevo yo una.

-Kayla, solo viene a tomar un café y a hablar. Tranquila.

-¿Cómo puede ser que yo esté más nerviosa que tú?

-Kayla, tengo que vestirme todavía. Mañana hablamos.

-Está bien. Suerte.

Brianna se puso lo primero que encontró y se sentó en el sofá a ver la TV. William fue perfectamente puntual y a las siete ya estaba delante de su casa. Ella preparó café y los dos se sentaron en la mesa del jardín. Ambos hablaban y reían recordando viejos tiempos. A las nueve, Brianna lo invitó a cenar en su casa, pero él decidió volver a la suya y cenar con su familia. Se despidieron con un beso en la mejilla.

Cuatro días después, fue ella la que lo invitó a ir a la bolera. Estaban entrenando cuando ella se acercó a él.

-¡Ey, Will! -le dijo palmeándole la espalda, mientras ambos recuperaban el aliento.- ¿Te apatece mañana ir a la bolera conmigo?

-Me encantaría... -dijo el entre suspiros y con una sonrisa en la cara. Harry Goldman los obligó a seguir corriendo y trabajando.- Te recojo a las cinco. -le dijo en medio de un ejercicio. Ella le guiñó un ojo y siguieron entrenando.

Al día siguiente, Will -puntual, otra vez- la recogió en su casa a las cinco. Condujo despacio y respetando las señales de tráfico. Durante el viaje sonó un disco de Bon Jovi, escogido personalmente por William. Cuando llegaron William dejó su coche en el aparcamiento. Se pusieron unas zapatillas rojas, azules y blancas para jugar. Se fueron a la pista siete y empezó tirando William. Derribó siete bolos y se regocijó. Brianna cogió una bola menos pesada y tiró nueve bolos.

-Tendría que haberte avisado de que soy una profesional... -le dijo Brianna.

William se adelantó y volvió a lanzar. Estuvieron compitiendo durante una hora y media, hasta que llegó la última ronda y ambos estaban empatados.

-Te voy a ganar... -le avisó William cuando iba a lanzar su última bola. Ella se rió desde el sillón que estaban sentados, delante de la pista siete. Lanzó la bola y derribó nueve bolos. Se acercó al sillón, se sentó a su lado y le susurró al oído.- A ver como superas eso.

-Ya lo verás... -ella se levantó, cogió la bola verde y apuntó bien. Apuntó tan bien que derribó los diez bolos. Eso significaba un pleno y la victoria sobre William. Él se quedó con la boca abierta y mirando la pista donde su cita había derribado diez bolos. Ella se sentó a su lado y sonrió.- Te avisé, Will.

William pese a perder insistió en pagar la jugada a los bolos. Se volvieron a subir al coche y siguieron escuchando el disco de Bon Jovi.

-Hasta mañana, Will. -dijo ella cuando él frenó su coche delante de su casa.- Insisto en que no era necesario que por perder pagaras la bolera.

-Si hubiera ganado, también la hubiera pagado. -le confesó él. Ella rió y le dio un beso en la mejilla antes de salir del coche y entrar en su casa.

A la mañana siguiente, martes, Brianna siguió su rutina habitual. Se levantó, hizo la cama, se duchó, se vistió, le dio el desayuno a Lucy, salió de casa y cerró la puerta con llave. Cuando se sentó en la parada del bus, sola. Hasta que un coche se paró delante de ella, bajó la ventanilla y le sonrió.

-¿Te llevo? -le preguntó William. Ella sonrió y subió al coche. Cuando bajó del coche, al llegar al instituto, vio a Cassandra y a Kayla esperándola para desayunar juntas en la cafetería.

-Gracias por traerme. -dijo ya fuera del coche.- ¿Quieres venir a desayunar con nosotras?

-Yo ya desayuné.

-Pues entonces puedes hacernos compañía. Eric Shaw también viene.

-Está bien.

Las chicas desayunaron en compañía de Eric y William que solo se sentaron con ellas y hablaron con ellas. Al día siguiente era miércoles, el día perfecto -según William- para ir al cine después del entrenamiento. Por eso le propuso a Brianna ir a ver una película que llevaba un mes en cines. Después de entrenar y ducharse en los vestuarios. Brianna esperó a William en la puerta del pabellón. Lo que ninguno de los dos sabía es que no era la única esperando a William. Mery Murray estaba esperando a William, ya que él siempre la llevaba a casa después de los entrenamientos. Cuando William salió rodeó a Brianna con el brazo sobre sus hombros, cuando se giraron vieron a Mery y William recordó que debía llevarla a casa.

-¡Mery! Lo siento, me olvidé completamente... Tengo muchas cosas en la cabeza y...

-No importa, Will. -dijo Mery interrumpiéndole.- Iré caminando... -ya se estaba girando cuando Brianna intervino.

-Para, Mery. Podemos llevarte a casa. Todavía queda una hora para que empiece la película.

-Claro, vamos. Sube, Mery. -le dijo William mientras él subía en el lugar del piloto, Brianna de copiloto y ella debía sentarse en el asiento trasero.

Mery subió y viajó hasta su casa escuchando la conversación de Brianna y William. Cuando llegaron a su casa William esperó que su mejor amiga le besara la mejilla, pero no fue así. Se despidió y bajó del coche. William y Brianna, después de dejar a Mery en su casa, fueron al cine. Hicieron cola para comprar las palomitas, pero cuando entraron en la sala siete se la encontraron vacía. Solo ellos estaban. Se sentaron en sus asientos, pero cuando se dieron cuenta de que nadie más iría a entrar se sentaron en los sillones más altos. La película empezó y ellos compartieron palomitas.

-¿Tienes frío? -le preguntó William a Brianna, en mitad de la película.

-Un poco.

-Te dejaría mi chaqueta, pero si me la quito tendré frío yo. -le dijo serio, ya que solo llevaba una camisa. Ella rió y él pasó su brazo por sus hombros y la acercó a él.- ¿Así mejor?

-Si... -dijo medio riendo. Después de quince minutos abrazados y mirando la película, Brianna se volvió a reír y William la miró.- Es nuestra tercera cita, estamos solos en el cine, no hay nadie más en la sala, te dije que tengo frío sólo para que me abraces... ¿No te das cuenta? -esta vez rieron ambos.

-Tienes razón. -los dos volvieron a mirar a la pantalla y treinta segundos después Will la llamó.- Brianna. -ella se giró y se encontró con su cara muy cerca.

Él se acercó todavía más terminando con un beso. Después de beso, se volvieron a reír. Después de reírse, se volvieron a besar. No le hicieron mucho caso al final de la película. Cuando ésta terminó, William le propusó ir a tomar algo en un bar cerca del cine.

-Mañana tenemos clase, Will. Dejamos el bar para la cuarta cita. -le dijo ella.


-¿Quién te dijo a ti que habría una cuarta cita? -ante este comentario bromista, ella abrió la boca como so estuviera enfadada. Él aprovechó y le dio otro beso. La llevó a casa y la despidió con un beso en la boca. A la mañana siguiente la volvió a recoger en la parada del bus para ir a clase.

1 comentario:

  1. Son muy dulce, sufro un poco por Mery nada bien le sale! Más! Me encanta!

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