martes, 3 de septiembre de 2013

El delegado del equipo

.


El despertador volvió a sonar en casa de Brianna y ella lo apagó perezosa. Se levantó dos minutos después y se fue a duchar. Preparó sus cosas, le dio el desayuno a su perra e hizo la cama. Encontró una carta en el buzón que informaba que sus padres habían ingresado el dinero de ese mes en su cuenta. Brianna Parsons vivía sola con su perra, Lucy, a los diecisiete años. Sus padres, divorciados, eran los dueños de una gran empresa que vendía cosméticos, llamada “Bello, fuerte y formal” y vivían en Nueva York. Hacía un año que ninguno de los dos vivía con su hija. Ella eligió quedarse en Bugle, su ciudad de siempre. Brianna pasó el verano con su abuelo y volvió a Bugle una semana antes de empezar las clases. De casa de su abuelo había traído a Lucy un dálmata de apenas tres meses, su única compañía en casa.

Cuando dejó todo listo, salió de casa, cerró la puerta y se sentó en la parada del autobús. Mientras lo esperaba vio el coche de su vecino salir de su garaje. Ni siquiera lo saludó, se limitó a llevar la mirada a su móvil y esperar que el autobús escolar llegara. Cuando llegó al instituto Cassandra ya la estaba esperando para desayunar juntas en la cafetería. El timbre sonó y Cassandra se despidió para asistir a su clase de Filosofía, y Brianna a clase de Inglés. Cuando Cassandra llegó a su clase solo había un sitio libre, al final de la clase y al lado de Ryan Evans.

-Hola. -le dijo antes de sentarse. Él le sonrió y ella se sentó en silencio.

Eric Shaw llegaba tarde a clase de Historia, pero no tenía ganas de correr para llegar. En realidad, le daba igual.William le había devuelto la ilusión de tener algo que ver con el equipo este año. Ser delegado era una muy buena idea, pero llegó tarde y Harry Goldman ya no lo quería en su equipo. Caminaba despacio y un coche se paró a su lado y bajó la ventanilla para hablar con él.

-Shaw llegas tarde. -le dijo William desde su coche.- Sube que te llevo. -Eric le hizo caso y subió al coche. William arrancó de nuevo y condujo rumbo el instituto.- ¿Te pasa algo? Estas muy callado.

-Pasa que ayer fui a hablar con Goldman y no me quiso en el equipo.

-¿Por qué? -preguntó sorprendido.

-Cuando llegué las pruebas se habían terminado y ni siquiera me escuchó.

-Hoy hablaré yo con él.

-No quiero meterte en líos, Will. Da igual.

-No da igual. -ya había apagado el coche y estaba cogiendo sus cosas.- A las cinco en el pabellón, tendrás tu puesto de delegado.

-Pero, Will...

-No hay nada que discutir. Vamos, ¿qué clase tienes ahora?

-Historia.

-¡Que casualidad! Yo también. -los dos rieron y corrieron hasta la puerta de la clase de Historia.

A la hora de la comida Brianna y Cassandra se sentaron en una pequeña mesa mientras hablaban de sus clases del día. Kayla las sorprendió por la espalda y su bandeja llena de comida en las manos.

-¿Me puedo sentar con vosotras? -les preguntó. Las dos miraron su sitio habitual, al lado de Brandon, vacío.- No soporto a sus amigos. -confesó cuando observó a sus compañeras del equipo mirando su antiguo sitio.

-Claro, siéntate. -dijo Brianna.

-¿De qué hablabais? -les preguntó sentada entre ambas.

-De lo buenos que estaban alguno de los jugadores de Duendes Verdes este año. -confesó Cassadra. Las tres rieron y las miradas de la antigua mesa de Kayla se posaron en ellas.

-¿Qué hace tu noviecita con ellas? -le preguntó Sheldon a Brandon.

-No se, Sheldon. Serán sus amigas, aparte de ser sus compañeras de equipo. -dijo indiferente Brandon.

-Ten cuidado, te estamos avisando. -dijo Megan Aldrin una de las chicas del grupo de Brandon y Sheldon.

-No hay de que preocuparse. -dijo Brandon, volviendo a prestarle más atención a su comida.

Ryan y Noel Evans llegaron a la cafetería, cogieron su comida y se sentaron en su mesa habitual. Mientras comían hablaban de la lista de jugadores y jugadoras del equipo. Entonces llamaron a Jamie Horn y ésta les informó de los integrantes del equipo femenino.

-Gracias Jamie. -dijo Ryan antes de que Jamie volviera a su mesa. Entonces Noel se levantó.- ¿A dónde vas?

-A felicitar a alguien. -dijo ya de espaldas y caminando hacia la mesa de Cassandra, Kayla y Brianna.- Felicidades a las tres chicas. Me dijeron que estabais en el equipo.

-Si, -dijo sonriente Kayla.- estás delante de la nueva pívot, -dijo señalándose a si misma.- la nueva escolta, -señaló a Cassandra.- y la nueva base. -señaló a Brianna.

-Enhorabuena. Me dijeron que te quisieron quitar el sitio, Brianna. ¿Mery Murray no era escolta?

-Si, pero este año se presentó como base y quedó en el equipo. Voy a tener que trabajar mucho si quiero ser titular... -dijo ella.

-No te preocupes, va a ir todo perfecto. Ya verás.

-Y felicidades a ti también. He oído que vuelves a ser pívot. -le dijo Cassandra.

-Si, pero yo tengo un rival bien difícil. Mi hermano... -las tres chicas rieron y él les sonrió.- Vuelvo a mi mesa. Nos vemos por la tarde.

-Hasta luego. -se despidieron las tres a coro.

Los chicos llegaron al pabellón y fueron a los vestuarios a cambiarse y prepararse para entrenar. El primero en salir fue William que se encontró con Harry Goldman esperándolos y con Eric Shaw en las gradas esperándolo a él.

-Entrenador, ¿podemos hablar? -preguntó William acercándose a él.

-Claro, Morgan.

-Creo que se equivoco en no darle una oportunidad a Eric Shaw para poder ser delegado del equipo... -al ver que lo quería interrumpir empezó a hablar más rápido.- Él fue uno de los mejores jugadores de Duendes Verdes en toda la historia. No faltaba a ningún entrenamiento y lo daba todo en la pista. Creo que se merece una oportunidad. Por favor.

-Llegó tarde a las pruebas... -dijo el entrenador.

-En realidad las pruebas eran para los jugadores. Yo no soy jugador. -intervino Eric Shaw. El entrenador se quedó en silencio y pensativo unos segundos. Finalmente aceptó.

-Está bien. Pero recuerda que estás a prueba. -lo amenazó. Eric asintió con una sonrisa que le ocupaba toda la cara.- Ahora a entrenar... -dijo viendo aparecer al resto dele quipo por el túnel de vestuarios.- Calentamos con el ejercicio de ayer. -los jugadores se colocaron para empezar a entrenar. Pero empezaron a entrenar a un ritmo bajo, y esto al entrenador le molestó.- ¡Quietos! Dejad los balones en el suelo. Y a la línea de fondo.

Los chicos y chicas dejaron los balones donde estaban y se colocaron ocupando toda la línea de fondo.

-¿Sabéis hacer líneas no? -preguntó el entrenador. Los chicos asintieron y empezaron con el odioso ejercicio que se solía utilizar como castigo.- Tenéis treinta segundos.

Las líneas consistía en correr desde la línea de fondo hasta la del tiro libre, volver a la de fondo, correr a la medio campo, volver a la de fondo, correr hasta el tiro libre más lejano, volver a la de fondo y correr de fondo a fondo dos veces. Cuando terminaron se apoyaron en sus rodillas y miraron a su entrenador.

-Si queremos ganar tenemos que trabajar duro. -avisó Goldman.

-Pero el año pasado quedamos penúltimos, es imposible ganar todo este año. -dijo Leonard Aniston, base del equipo.


-Por eso vamos a hacerlo, porque es imposible. Otra vez el mismo ejercicio, bien hecho.

1 comentario: