Después del entrenamiento del jueves, cuando la noche
ya se hizo presente, los chicos salieron rumbo a la academia a
ducharse y prepararse, porque mañana anunciarían los tres
finalistas y otros tres tendrían que abandonar la academia. Euge y
Gonzalo cocinaron pasta esa noche. Pero ninguno esperaba la reacción
de Irina.
-¿¡Hidratos de carbono por la noche!? -todos soltaron
una risita, pero el ambiente seguía siendo triste.- ¡Vamos chicos
que mañana no se acabará el mundo!
-No, pero mi estancia acá si. -dijo Lali. Por lo que
recibió un golpe de Eugenia.
-Que caras más largas... -dijo Julia cuando salía del
living para volver a su casa.- ¿Que pasa, chicos?
-Mañana tres de nosotros se van a tener que ir.
-informó Pablo, aun que Julia ya lo sabía perfectamente.
-Chicos, no tienen que estar tan tristes. Miren el lado
bueno. Mañana no se van a tener que levantar a las seis para
entrenar. -todos rieron un poco.- Anímense, venga. -les acarició la
espalda a Lali y Pablo, que eran los que más cerca estaban. Agarró
sus cosas y se fue. Los chicos empezaron a cenar en silencio, pero
este se rompió cuando alguien golpeó la puerta. Peter fue a abrir y
dejó pasar a Micaela.
-¡Hola chicos! -dijo alegremente, como siempre.- ¿Como
están?
-Bueno... -fue la respuesta de todos. Esta suspiró y se
sentó con ellos en la mesa mientras cenaban.
-Tengo que contarles algo. Me aceptaron en la academia
de Otre. -recordemos que es el pueblo de los mandalayos.- ¿No me van
a decir nada?
-Felicidades. -dijo Eugenia que se paró y la abrazó.
-¡Vamos a estar juntos! -gritó la hija de Alberto y
Mariola. Pero los chicos carraspearon.- ¿No vamos a estar juntos?
-Yo solicité Yale y Alaska. -dijo Eugenia.
-Roma o Barcelona. -dijo Pablo.
-Barcelona o Madrid. -dijo Peter. Entonces Micaela miró
a Irina y a Gonzalo.
-Buenos Aires o Berlín.
-New York o Dublín.
-¿Me están jodiendo? -dijo Micaela.
-Nosotros también solicipamos una plaza en Otre, pero
es el plan B. -informó Pablo. Micaela se dejó caer en la silla.
-Pero Candela, Agustín y Nicolás solo solicitaron
Otre. Seguro que vas con ellos. -dijo Eugenia intentando consolarla.
-¡Menos mal! -se alegró Miki. Todos rieron suave y
entonces Miki se dió cuenta del clima de la casa.- ¿Están tristes?
-todos asintieron.- Pero tienen que estar tranquilos, mañana será
lo que tendrá que ser. Yo voy a estar allá, mis papás, Julia...
¡Alegren esas caras! ¿Que les parece si los invitó a ir al cine?
-¿A estas horas? -dijo Gonzalo.
-Si no quieren ir al cine, el cina vendrá a ustedes.
-se paró rumbo al living a buscar alguna película decente que ver
esa noche. Los chicos se rieron terminando de cenar, hasta que
escucharon los gritos de Micaela.- ¿¡Acá solo tienen películas de
baloncesto!? -se quejó ella. Euge fue con ella para ayudarla.
Poco a poco todos fueron saliendo de la cocina hasta que
solo quedaron Peter y Lali.
-Peter, ¿que va a pasar mañana? -dijo Lali.
-Va a pasar lo que tenga que pasar... -el se acercó a
ella y la agarró de la cara.
-No digo eso. Digo que si uno de los dos se tiene que
ir, ¿que va a pasar con nosotros?
-Lali no quiero pensar en eso ahora...
-Pero tenés que pensarlo. Pensá en que pueda nuestra
última noche juntos en un tiempo y en que no me verás.
-Si uno de los dos se va, volverá la semana que viene a
la final. Es solo una semana.
-Peter, me acostumbré a verte todos los días durante
un año. Una semana sin vos va a ser como una tortura... -su novio
soltó una risita.- ¿De que reís?
-De lo que decís. Estás preocupada de que, a lo mejor,
no me vas a ver en una semana. Suena extraño en vos. -dijo con
cierto tono de humor todavía.
-No me hace gracia Peter... -dijo ella haciendo puchero.
Peter la abrazó y ella se aferró fuerte a su cintura.- No me quiero
ir... -Peter chasqueó la lengua.
-Lali estás haciendo una montaña de un grano de arena.
Hay cuatro posibilidades: uno, los dos nos quedamos a la final; dos,
los dos nos vamos a casa; tres, yo me voy y vos te quedas; o cuatro,
yo me quedo y vos te vas. Y en el peor caso, en el que uno se vaya y
otro se quede solo tendríamos que sobrevivir una semana... -iba a
seguir hablando pero escuchó un sollozo desde su pecho.- ¿Estás
llorando? -ella asintió sin levantar la cabeza. Peter se apoyó en
la mesada y la abrazó más fuerte.
-Chicos, vamos a ver Juwanna Mann. Vamos a... -al ver la
escena Micaela paró.- Lo siento... Me voy, si quieren venir
estamos... allá... -se giró y volvió al living.
Peter siguió abrazando a Lali y acariciando su pelo
mientras ella mojaba su remera.
-Lali, por favor. Vas a hacer que me ponga sensible...
-dijo Peter que sus lágrimas empezaron a llenar sus ojos.
-Perdoname... -dijo ella.
-No me idas perdón. -el agarró sus cachetes
levántandole la cara para que lo mirara. Despacio se fue acercando
para besarla. Ella pasó sus brazos por su cuello y el la levantó un
poco con los brazos enrollados en su cintura. Se separaron un poco y
el la miró.- ¿Mejor?
-Un poco... -dijo después de soltar una risita.
-Vamos... -dijo Peter tirando un poco de su mano hacia
el living. Pero ella no se movió.
-Peter, no quiero ver la peli...
-¿Y que quieres hacer, entonces? -dijo el sorprendido.
-Peter... -ella intentó hacerle señas con la cara y
con la manoq ue tenía libre, pero el no se inmutada.- ¿Necesitas
dibujitos, Peter? -dijo finalmente. El abrió los ojos como platos y
después sonrió. Se besaron un rato en la cocina y lentamente
subieron las escaleras hacia las habitaciones. Peter se paró en el
pasillo y se separó de su novia.
-Señorita Espósito, voy a dejar que elija una suit.
-señaló las puertas de los cuartos y Lali rió.
-Mm... Mi suit.... -dijo tironeando del cuello de la
remera de Peter y se adentraron en el cuarto donde dormía
anteriormente ella. Cerraron las dos puertas con llave y se dejaron
caer en la cama de la petiza.
Dos remeras cayeron al suelo. A ellas le siguieron dos
pares de zapatillas, dos shorts deportivos, cuatro calcetines, un
corpiño, y por último, una bombacha y unos boxers.
-Miki, ¿Peter y Lali donde están? -le susurró Pablo
mientras veían la película.
-Cuando los fui a avisar ella estaba llorando y los dejé
solos. -dijo ella de la misma manera. Pero miró el celular de Pablo
que sonaba con el nombre de Rocío.
-Rochi. -dijo con una sonrisa. Se paró y fue a agarrar
el llamado. Eugenia aprovechó y se fue con él para llamar a
Nicolás. Al final solo quedaron viendo la película Irina, que se
quedó dormida; Gonzalo y Miki.
-Gonza... -dijo Micaela. El hoz un sonido con su
garganta como contestación.- ¿Te puedo contar un secreto?
-Si.
-Pero no digas nada, que me da vergüenza...
-Soy una tumba. -dijo ya desviando la mirada del
televisor.
-Los voy a echar mucho de menos...
Gonzalo rió y la abrazó. Los dos terminaron de ver la
película y llevaron a Irina a la cama. Cuando ellos llegaron Pablo
ya estaba allá pero Eugenia continuaba hablando con Nicolás en el
patio de la academia. Claro, ninguno sabía del paradero de Lali y
Peter...
Disfruten de lo que les queda. Sólo cuatro capítulos y el final de esta historia.
Un beso a todos.
Cris.~

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