-¿Llevas todo? -preguntó Eugenia.
-Si. Y si me dejo algo, mejor. Puedo volver a por ello.
-su amiga rió.
-¿Como estás?
-Como puedo. Pero me alegro de que ustedes se queden.
-Sobre todo Peter, ¿no? -Lali rió un poquito.
-Por una parte, me alegro de que se quede, se lo merece.
Pero...
-Pero no te quieres separar de el. -continuo Euge.-
Lali, no te deprimas que ya está Peter para eso... No llores...
-dijo la rubia al ver las lágrimas corriendo por la cara de su
amiga. La abrazó y se quedaron así hasta que Peter entró las
abrazó a las dos.
-Los dejo solos... -dijo Eugenia antes de darle un beso
a cada uno e irse a despedir a Irina y Gonzalo.
La pareja estuvo abrazada un buen tiempo hasta que Pablo
entró.
-Lali quería decirte una cosa: -dijo Pablo haciendo que
se separaran y que Peter pasara un brazo por la espalda de ella
mientras los dos le escuchaban.- como se acerque Alejandro a Rocío
lo amenazás y le decís que lo voy a matar. -ella y su hermano se
rieron.- Y como se te acerque Benjamín, no te preocupes. Ya llamé a
Nicolás y a Agustín para que os defendiera.
-Gracias, Pablo.
-No es nada. Solo les pedí que si se acercaban...
-No lo digo por eso. -lo interrumpió ella.- Gracias por
todo lo que hiciste por mi acá. Y, entre tu y yo, prefiero ir a la
boda de Rocío y que vos seas el novio que que lo sea Alejandro...
-los hermanos rieron y Peter la agarró más fuerte- Tengo que seguir
recogiendo. ¿Me ayudan?
-¿Ya guardaste las bombachas? -preguntó Pablo. Peer le
golpeó la cabeza.- Lo decía para no ver nada inapropiado.
-No te preocupes... -dijo Lali. Mientras los hermanos
ayudaba a la petiza, Peter encontró sus boxers debajo de la cama de
Lali. Entonces con el pie apartó eso y una remera de su novia que
estaba al lado.
-Lali, tu hermano está abajo... -dijo Eugenia. Pablo
dejó sola a la pareja y bajó con Eugenia para despedirse de Irina y
Gonzalo.
-Peter no llores... -pidió Lali viendo los ojos
cristalinos de Peter.
-Es que te voy a echar de menos...
-Solo son seis días: sábado, domingo, lunes, martes,
miércoles, jueves y el viernes ya estoy de vuelta.
-¿Cambiamos los roles? -rió Peter recordando la noche
anterior.
-Te prometo que te llamo ¿si? Pero vos me tenés que
prometer que vas a hacer todo lo posible para ganar... Prometémelo.
-amenazó Lali.
-Te lo prometo. -la volvió a abrazar y la acompañó a
la pertodonde Pato la esperaba de brazos abiertos. Se despidió de
los demás y subió al auto de su hermano para volver a casa.
-Chicos, queríamos darles esto. -dijo Alberto mientras
los tres finalistas cenaban. Apoyaron en la mesada tres cajas verdes.
-Es su regalo de despedida. Pero preferimos dárselos
hoy. -continuo Mariola. Los chicos se pararon y fueron a abrirlos.
Eugenia en cuanto vió las fotos empezó a llorar. Pablo y Peter se
resistieron un poco más, pero finalmente los tres acabaron llorando.
-¿Es aquel auto? -preguntó Nicolás visualizando un
auto gris al fondo de la carretera.
-Si, es ella. -afirmó Candela.
-¡Las pancartas! -gritó Rocío.
19 personas se juntaron en la puerta de la casa de Lali.
Esas 19 personas eran los dos equipos al completo del Mandalay,
excepto Peter, Pablo y Euge. Tampoco fueron Benjamín y Alejandro, ya
que Nicolás consideró que era mala idea invitarlos. Hicieron
grandes carteles y se fueron a casa de la petiza. Lali iba charlando
con su hermano cuando vió a todo su equipo y al equipo de su novio
parados delante de su casa. Echó las manos a la boca, le oblgó a su
hermano a parar el auto y salió corriendo a reencontrarse con sus
amigos. Abrazó fuerte a Rochi, Mery, Cande, Dani, Tere, Marta, Cata,
Paula, Áfri, Elena, Nico, Gas, Agus, Vico, Aaron, Martín, Yago,
Alberto y finalmente a su entrenador, Antonio.
-¿Como estás? -le preguntó su entrenador.
-Bien, me alegro de volver a verte.
-Y yo a ti. Por cierto, la universidad de Otre te
cedieron una beca deportiva. -dijo sonriente.
-Me alegro mucho, pero no voy a ir a la universidad de
Otre... -su entrenador elevó los dos hombros y la volvió a abrazar
antes de que se pusiera a gritar con sus amigas.
-Así que Peter eh.. -bromeó Catalina, escolta del
Mandalay.
-Si... -dijo sonriendo la petiza. Sus amigos la
felicitaron y dejaron que se instalara de nuevo en su casa. Menos
Rocío y Nicolás que decidieron quedarse un poco más antes de
volver a su casa.
-¡Somos los novios de los finalistas! -dijo Nicolás.
Sus amigas se rieron.- Lali, no te preocupes, ya amenacé a Benjamín
y a Alejandro. -la petiza rió.
-Y yo lo tuve que acompañar... -se quejó Rocío
riendo.
-¿Están locos? No se para que lo pregunto...
-rectificó después.
-¿Como estaba Peter? -preguntó Nicolás.
-¿Y Pablo? -preguntó Rocío sin dejar contestar a
Lali.
-¿Y Euge? -preguntó de la misma manera Nicolás.
-Peter triste, Pablo y Euge bien, pero los echan mucho
de menos. Están presentes en todas las conversaciones y no dejan de
nombrarlos...
-Que lindo... -suspiró Rocío.
-¿Y ustedes como están?
-Bueno...
-Echamos de menos madrugar, ir a correr con Mariola,
discutir en los desayunos... -admitió Rocío.
-Ir a la escuela de Yeno, comer rodeados de ruído, ir a
entrenar, las noches en vela... -siguió Nicolás.
-¡Callense! Ya echo de menos Orange ball... Este
semana me la voy a pasar encerrada en casa y el viernes estaré de
primera en Yeno.
-De eso nada. -se quejó Rocío.- Mañana a la mañana
te venimos a buscar para desayunar juntos.
Los dos rubios se despidieron de la petiza y esta se
durmió en seguida. Pero a la mañana siguiente, tal y como
prometieron, Rocío y Nicolás estaban anzando piedrecitas chiquitas
a la ventana de Lali.

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