Los veinte salieron de sus clases sonrientes. Cada uno
había terminado de rendir todas las materias y estaban contentos por
ello. Las sonrisas, los abrazos y algunos besos se hicieron presentes
en la hora de la comida. Esa tarde no tendrían clase por la tarde
por eso volvieron a la academia. Esa misma tarde los chicos jugarían
la gran final, y todo Yeno asistiría al partido. Los chicos se
fueron a preparar para el partido. Peter fue el primero en bajar.
Estaba atando su calzado apropiado para el partido en la puerta a la
cancha del patio cuando sintió que alguien se sentaba a su lado.
-¿Estás listo? -preguntó ella, mirándolo atentamente
mientras que el dirigia su mirada a los cordones.
-Nunca se está listo para algo así. -lenvantó la
vista de sus cordones y la vió a ella sentada a su lado y con el
jogging del equipo, lista para animarlos.
-Pero ustedes lo están, sino no lleguarían hasta tan
lejos, ¿no?
-No se, Lali. Es difícil. La anterior vez que jugamos
contra ellos ganamos por dos puntos, no creo que sea nada fácil.
-Nadie dijo que fuera a ser fácil. Todos sabemos que el
básquet italiano es muy fuerte. -comentó ella.- Pero tienen que
ganar y punto.
-¿Van a ir a animar? -preguntó el desviando la mirada
de ella.
-Claro, pero con una condición... -ella hizo que el la
mirara.- ¿Mañana ustedes vienen a animarnos?
-Por supuesto. Las españolas no tienen nada que hacer
contra ustedes. -le guiñó un ojo y ella se abalanzó para
abrazarlo.
Estuvieron abrazados un tiempito hasta que el se separó
un poco y la besó. Ella se separó.
-Menos mal que después tenemos dos semanas antes de que
tengamos que despedirnos... -dijo ella acomándose en el pecho de
Peter mientras el la rodeaba con sus brazos.
-Mejor no pensemos en eso...
-¿Perdón? -los interrumpió un pibe con un acento
italiano.- ¿El partido donde se juega? -dijo pronunciando mal
algunas palabras, pero se entendió.
-Ehh... Seguís recto por allá... -Peter le señalaba
el camino mientras le explicaba despacio y claro.- ...y allá tenés
la cancha.
-Gracias... -dijo antes de irse seguido por un gran
grupo de chicos y chicas con bolsas deportivas sobre sus hombros.
Peter se quedó mirándolos.
-No te asustes ahora... -dijo ella antes de darle un
beso en la mejilla y adentrarse en la casa de nuevo.
2 horas mas tarde...
-¡Corre! -gritaron todas a la vez mirando la cancha y
como Raul perseguía a un italiano para evitar una canasta. Llegó a
tiempo e impedió esa canasta por lo que todas se pararon de sus
asientos para animarlos. Micaela, Malena y Carla se unieron a ellas
gritando para animar al equipo local.
Orange ball ganaba, pero no de mucho. En la
cancha, ahora en el segundo cuarto, estaban Sergio, Raul, Gastón,
Gonzalo y Agustín. El resto, en el banco, animaban a su equipo. Lo
peor que había pasado es que Nicolás se cayó y tenía una gran
herida en la rodilla al principio del segundo cuarto. Eugenia e Irina
estaban limpiado y tapando la herida.
-¿Te duele? -preguntó Pablo al lado del lesionado.
-Un poco, pero puedo seguir jugando.
-Si te duele, no podés seguir jugando. -añadió
Eugenia tapando la gran herida con una venda que Julia les había
alcanzado.
-No me duele tanto, tranquila. -dijo su novio.
-Peter, cambiale a Gonzalo. -dijo Alberto. El susodicho
se paró y pidió el cambio a la mesa.- Pablo, por Raul. -su hermano
hizo lo mismo y los dos se pararon listos para jugar.
-¿Vas a dedicarle el partido a alguien? -preguntó
Pablo esparando para entrar en la cancha.
-Si, creo que si... -dijo mirando a las gradas y vió a
Lali atenta al partido.- ¿Vos?
-No lo se...
-¿Quizás a Rocío?
-¿Como lo dabes? No le dije a nadie.
-Pablo, soy tu hermano, y no soy bólido. -los dos
rieron y entraron a la cancha chocándole las manos a sus compañeros
y entre ellos.
-Che, ¿hablaste con Pablo del tema? -le preguntó Lali
cuando los dos hermanos entraron a la cancha y Pablo le sonrió a la
rubia.
-No, es que no se si debemos empezar algo ahora. -dijo
ella pensativa.
-¿Por que?
-¿Y si me echan la primera? -la petiza suspiró, no le
gustaba hablar del tema.- Además, después de las vacaciones tendré
que escoger una universidad a la que ir, y a el seguro que le dan una
beca deportista... Es difícil, Lali.
-Pero, ¿solo porque no sabes a donde vas a ir cuando
esto se acabe no vas a daros una oportunidad? Además, seguro que
todos los fines de semana volvemos a casa y estaremos todos juntos...
-Ya, pero me da miedo...
-¿Que te da miedo?
-Me da miedo fallar, Lali, fallarle.
La petiza la abrazó por los hombros las dos dirijieron
su mirada al partido de nuevo al ver que Gastón lanzaba un triple y
lo encestaba.
Los últimos minutos del partido siempre son los peores.
Yeno ganaba de uno, pero a falta de 20 segundos el balón lo tenían
los italianos. Movieron el balón bien, corrieron, hicieron
desajustar a la defensa y a falta de 4 segundos el número 4 lanzó a
canasta desde la linea de tres y encestó. La histeria y los nervios
se apoderaron de los chicos de Yeno. Sergio sacó, Gastón corrió al
medio del campo pero cuando vió que solo un segundo quedaba lenzó
sin importarle que ni a la linea de 6,75 había llegado. En las
peliculas este momento lo habrían puesto a cámara lenta. Como el
balón salió de sus manos, las caras de sus compañeros, las caras
de la gente que había ido para animarlos, el balón cruzando un
parte de la cancha llegaba a cerca de la canasta y no entraba en
ella. El tiempo sonó y los italianos corrieron a celebrarlo.
Los chicos de Orange ball se miraron entre ellos
y el primero en dejarse caer al suelo fue Nicolás, que a pesar de su
herida decidió salir en los últimos minutos. Escondió su cara en
su remera y encogió sus piernas. Pablo levantó la mirada con
lágrimas en los ojos y caminó en círculos. Peter bajó la mirada y
se quedó inmóvil. Las lágrimas aparecieron en los ojos de los que
ocupaban el banco y en los ojos de Candela, que era muy sensible.
Alberto aplaudió y los italianos les chocaron las manos a los
perdedores. Sus compañeras de la academia bajaron a la cancha, con
sus joggings del equipo, e intentaron consolar a sus amigos.
Eugenia fue directamente hacia Nicolás que seguia en el
suelo. Acarició su espalda, el levantó la mirada y al verla se
aferró a su cintura. Rocío abrazó a Pablo por la cintura y el dejó
caer las lágrimas en el cuello de ella. Lali se acercó a Peter, que
estaba en el banco, con los codos sobre sus rodillas y la cabeza
entre las manos. Lali le dió un beso en la cabeza y se quedó a su
lado acariciándole la espalda.
Candela, Sofía, Daniela y María se acercarón a
Agustín, Gastón, Sergio, Paco y Raul que intentaban no llorar
parados en un lado de la cancha. Ana y Ángela consolaron un poco a
Rafael. E Irina se acercó a Gonzalo y lo abrazó consolándolo. A
veces no todo sale como uno quiere. Alberto les ordenó ir a los
chicos a las duchas y ellos obecieron, en cambio las chicas se
quedaron recogiendo todo.

http://casijuegosca.blogspot.com.ar/ pasate!! novela yo leere la tuya desde el principio :)
ResponderEliminarTE SOY RE SINCERA? quiero q nos firmemos, ame todo lo q lei hasta ahora una de las mejores serias tan amable de contestarme? me encantoo!!
ResponderEliminarYA TE RECOMIENDO YA!
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