Pese a que los chicos perdieran el día anterior las
chicas se pararon energéticas esa mañana. Las primeras en bajar
fueron Rocío y Mariana, con ropa para entrenar, pese a que no lo
harían hoy, simplemente por la comodidad de la ropa.
-Buen día. -dijo sonriente Lali. En la cocina ya
estaban Eugenia y Nicolás.
-¿Como estás? -le preguntó Rocío a Nicolás dándole
un pequeño masaje en los hombros.
-Bueno... -dijo el no convincente.
-Se le infectó debido al sudor. -añadió Eugenia.
-¿Y los hermanos? -preguntó Lali sirviendose un vaso
de jugo.
-Están en la cama, no tienen ganas de pararse hoy.
-dijo Eugenia que compartía cuarto con ellos.
-¿Están muy mal? -preguntó Rocío.
-Peter está derrumbado y a Pablo le duele a morir la
espalda... -dijo Eugenia. Lali y Rocío subieron las escaleras y
cuando iban a entrar en el cuarto de los hermanos Irina salía de el.
-Las iba a llamar ahora mismo. A ver si ustedes
consiguen que se paren. -dijo la rubia dejando la puerta abierta. Las
ventadas del cuarto ya estaban abiertas y la luz dejaba ver a los
hermanos cada uno en su cama.
-Pablo... -le susurró Rocío al morocho. El la miró
girando la cabez despacio.- ¿Te duele la espalda?
-Me duele a morir... -Rocío curvó los labios al
escuchar la misma expresión que había dicho Eugenia.
-Parate y te doy un masaje... -dijo destapándole.
Despacio se paró y salieron de la mano por la puerta dejando a Lali
sentada en una esquina de la cama de Peter, mirándolo.
-Me prometiste que hoy irías a animarme. -dijo
acaciando su espalda en círculos.
-Y lo voy a hacer, pero más tarde. Ahora no tengo
fuerzas para pararme.
-¿Fisicamente o psicológicamente? -preguntó ella.
Después sonrió al escuchar una risita de su parte.
-Las dos cosas...
Ella fue la que se acercó para besarlo un poco, pero la
puerta se abrió antes de que pudiera llegar a sus labios.
-Lali, siento interrumpir, pero... -dijo Eugenia desde
la puerta, seguida por Candela.- ...tenés visita. Exije verte.
-¿Quien? -preguntó ella.
-Mejor baja. -dijo Euge.
Lali se paró y Peter también. Ella lo miró y sonrió.
-¿Me acompañás? -dijo ofreciéndole su mano para que
la agarre y baje con ella, todavía en pijama.
Cuando bajaron las escaleras y vieron en el hall a esas
dos personas su cara se heló.
-¿Que hacen acá? -preguntó Peter. Benjamín y
Alejandro dirigieron la mirada a sus manos entrelazadas.
-Lali, me enteré que de hoy jugabais y decidimos venir
a animaros. -dijo Benjamín ignorando a Peter.
-¿Con que derecho? -preguntó Lali.
-Pensamos que no estaba bien que nuestra relación
acabara así, podíamos ser amigos. Yo vine a animar a Rocío. -dijo
Alejandro.
-Pues yo correría de vuelta a casa... -musitó Peter. A
Lali le dieron ganas de reir pero se las aguantó.
-¿Podemos ir a veros? -preguntó finalmente Benjamín.
-No te voy a prohibir que vengas, pero no me gusta
nada... -dijo la petiza que se estaba por ir, hasta que notó que
Peter no se movió nin un centímetro mirando a Rocío que acababa de
llegar al hall de la casa.
-¿Tienen la cara de venir a animarnos? -gritó ella muy
enojada.- ¿Quien se creen que son?
-Roro, yo... -interrumpió Alejandro.
-¡Roro mierda! Para vos, Señorita Rocío Igarzabal.
-exijió la rubia.
-Nosotros solo queríamos arreglar las cosas... -pidió
Alejandro acercándose a ella.
-Ni te acerques.. -amenazó la rubia.
-Las cosas entre nosotros no acabaron bien y...
-¿Antes o después de que quisierais dejarnos ganar?
-preguntó Lali.
-¿O de que le contaras todo a todo el equipo? -añadió
Rocío acercándose amenazante a su ex.
-Pará, rubia. -dijo entrando en escena Gonzalo.
-¿Este es tu nuevo noviecito? -preguntó Alejandro.
-Si llegás a ver a su novio retiras todo lo que dices
ahora... -dijo Peter, sabiendo que los dos le tenían a Pablo cierto
respeto.
-No creo que me pueda asustar... -añadió Alejandro.
-Te aseguro que si.. -dijo convincente Peter. Los dos lo
miraron y el miedo se apoderó de los ojos de Alejandro.
-¿Estás con Pablo Lanzani? -dijo tartamudeando.
-El mismo... -dijo apareciendo atrás de Rocío.
-¡Hola capitán! -dijo Benjamín.
-¿Como estás? -preguntó Alejandro.
-Mejor vallanse, ¿no? -propuso Pablo. Los dos con el
rabo entre las piernas salieron de la casa.
-¿Que haces para que te tenga miedo? -preguntó Gonzalo
fascinado.
-Es que un día les pegó. -dijo Peter riendo. Pablo
también rió y se fue con su chica de nuevo hacia el living. Gonzalo
volvió a preparar noseque con Irina y Candela.

Me encanta!
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