Se despertó con algún libro encima de ella, se paró y
caminó despacio hasta el baño. Como todas las mañanas agarró su
cepillo de dientes y empezó con la tarea, sola. Después de
enjuagarse la boca, cuando levantó la cabeza se asustó al ver a
Peter mirándola.
-Emm... Hola, Peter... -dijo ella insegura.
-Buen día. -se acercó a ella y le dió un beso en la
frente. Ella se quedó inmóvil, dándole la espalda mientras el se
cepillaba los dientes. Cuando la petiza vió a Nicolás entrando por
la puerta le hizo señas pidiéndole que se fuera y los dejara un
momento solos.
-¿Peter? -el respondió con un sonido desde su
garganta.- Lo que ayer... Quiero decir..
-¿Que pasa Lali? -dijo el dejando un brazo para
apoyarse en el lavabo y mirándola con esa mirada cautivadora.
-Que ayer me besaste.
-Si, me acuerdo.
-¿Y?
-¿Y que? -el ya se estaba acercándose más a ella.
-¿No me vas a decir que te arrepientes o que no debería
de haber pasado...?
-No... -dijo el pensativo.- ¿Vos te arrepentís?
-Emm.. Yo... No, no me arrepiento ¿viste? Pero, fue
raro... -admitió ella cuando le salieron las palabras ya que el la
tenía agarrada por los cachetes y con un pibe como Peter así, es
difícil hablar.
-Avisame si te molesto...
Después de esto sus labios volvieron a tocarse. Los
besos de el eran suaves y lentos, lo cual fascinó a Lali. Peter pasó
los brazos por la espalda de ella y ella los suyos por la nuca de el.
Acarició el poco pelo del Lanzani hasta que se vieron interrumpidos.
-Lali, dijiste un momento y yo me estoy haciendo encima.
-es quejó Nico que entró corriendo a uno de los wc. Peter, con un
brazo en su espalda todavía lo miró y rió.
-Me voy a preparar. -la giró con un leve empujón para
dejarle el último beso e irse a su cuarto.
Entonces fue cuando Lali se dió cuenta de que Rocío,
Ana y Ángela (sus compañeras de cuarto) estaban espiando en la
puerta de la derecha; y en la de la izquierda Irina y Euge hacían lo
propio. Al salir del baño Nicolás se asustó al ver a tanta mina.
-Buen día, mi amor.. -dijo acercándose a Euge cuando
la reconoció entre tantas mujeres. Esta le dió un pico rápido y
corrió a seguir a sus amigas para enterarse de todo lo que a la
petiza le había pasado.
Para la sorpresa de todos esa mañana de Martes, Mariola
los reunió a todos en el living, como hacía cada vez que algo
importante pasaba.
-Chicos, supongo que se preguntarán que pasará cuando
el curso termine, los partidos también y aun queden tres meses por
delante. -todos asintieron mirándose unos a los otros.- Ayer a la
noche, nos ruenimos con nuestro patrocinantes y tomamos una decisión.
A partir de dentro de un mes vamos a empezar lo que llamamos como:
Etapa de despedida. Van a venir unos jueces a deliverar vuestro juego
y cada semana se irán dos de ustedes. Cuando tan solo queden 10, 5
minas y 5 pibes, las expulsiones serán de una en una.
El silencio inundó el gran salón. El shock se apoderó
de ellos.
-Este fin de semana vamos a jugar las finales, y las
vamos a ganar. Van a terminar la escuela, vamos a ir a vuestra fiesta
de graduación, van a disfrutar de dos semanas totalmente libres. Se
van a despedir y empezaremos con la Etapa de despedida. Vayan a
prepararse para la escuela, después de comer vengan para acá,
directos.
Los chicos se vistieron con el uniforme escolar y fueron
caminando al instituto, tal y como hacían todos los días.
Asistieron a clase y rindieron un par de materias. La hora de la
comida fue silenciosa y la vuelta a casatambién. Pero hubo algo que
fue todavía más raro. Peter y Lali caminaron abrazados toda la
mañana. Llegaron a casa y quien los recibió fue Alberto.
-Chicos, pasen al living y sientensen. Aun no legó su
sorpresa. ¿Sorpresa? ¿Qué sorpresa? Los chicos obedecieron y se
fueron a sentar al living. En pocos minutos Alberto, Mariola, Micaela
y otro pibe más (al que Miki abrazaba por la cintura) estuvieron
ante ellos.
-Bueno, como Micaela fue la que tuvo la gran idea, ella
os la va a explicar. -dijo Mariola dando paso a su hija.
-Bueno, lo primero presentarles a Leo, mi hermano mayor.
El, como buen hijo que es, juega profesionalmente ahora en Francia.
Con la llegada de Leo, pensé. ¿Los chicos tendrán hermanos? -todo
el salón rió de las ocurrencias de Miki.- Y me di cuenta de que
todos tienen al menos un hermano. Entonces... Bueno, mejor veanlo
ustedes mismos.
La puerta se abrió un montón de personas entraron
corriendo. Los chicos al ver quienes eran se pararon rápidamente y
se abrazaron con los recién llegados. Entre ellos estaban: Martina,
Paulina, Julieta y Stéfano, que ya conocíamos.
Martina corrió hacia su hermana y ni tiempo le dió a
pararse ya que la pequeña ya estaba sobre su cuerpo en el sillón
que ella ocupaba con Irina y Pablo.
Paulina y Julieta buscaron a su hermana, pero fue la
flaca quien las encontró y las abrazó a un con cada brazo. Cuando
se separaron empezaron a gritarse todo lo que se habían echado de
menos, lo que les había pasado, etc, etc...
En cambio Stéfano se quedó parado mirando a sus dos
hermanos. Estos se acercaron lentamente a el y los tres se quedaron
mirando.
-¿Nos vas a dar un abrazo? -preguntó por fin Peter.
-Quiero que sepan que utilicé su cuarto, nuestro
cuarto, para hacer de todo: comí, bebí, hice tres fiestas, hice
cochinadas, hice de todo... -los ojos de sus hermanos se salían de
su órbita.
-Pero, ¿mamá limpió todo? -preguntó Pablo.
-No, me castigó y lo limpié yo. Pero limpio, está.
Los dos hermanos mayores rieron y finalmente abrazaron
al Lanzani más pequeño.
-Te echamos de menos... -dijo Peter.
-Estoy gravando esta conversación. -añadió el más
pequeño.

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