viernes, 8 de marzo de 2013

47.-Vuelta y problema.





Eduardo y Patricia estaban sentados en una especie de grada en la escuela de ballet de Alicia. Las chiquias bailaban en la parte baja y ellos las observaban desde la altura. Debían hablar en susurros, o la profesora de ballet los echaría.

-Che, ¿cuando vuelven tus padres? -preguntó Eduardo.- Ya pasaron dos semanas y no hay noticias de su vuelta. Carolina ya se fue y Alicia empieza la escuela la semana que viene.

-Lo se, pero mamá no me dijo nada de volver cuando hablé con ella.

-Bueno... -el suspiró cansado.

-¿Que pasa? ¿No me quieres en casa? -dijo ella "enojada".

-No es eso... -dijo pasando su mano por el cachete de ella y acercándose más a ella.- Pasa que no me gusta tener que llevar a Alicia a la comisaría porque no tiene con quien quedarse...

En los últimos días Alicia pasó sus mañanas en la comisaría.

-Bien por hoy, chicas. Ya pueden salir. -anunció la profesora. Los dos se pararon y bajaron a buscar a Alicia.

Caminaron hasta la casa y los tres se sentaron en el sillón mirando la nada misma.

-¿Quien me va a hacer la cena hoy? -preguntó Alicia. Los dos se miraron y Eduardo tuvo una gran idea.

-¿Pedimos al delidery? -las dos hermanas asintieron y el se paró para llamar. Alicia se acercó más a su hermana.

-¿Sois novios? -preguntó inocente.

-No, todavía. -dijo Patricia sonriente.

-Pero a ti te gusta. -dijo la pequeña y su hermana abrió la boca actuando.

-¿Quien sos vos para decirme eso? -dijo antes de tirarse encima de ella haciéndole cosquillas.

Los tres comieron en el living, sentados en el sillón y mirando los dibujos preferidos de Alicia. Después de cenar Eduardo llevó a Alicia a la cama. Cuando volvió a bajar se sentó con Patricia y estuvieron besándose en el sillón un rato, hasta que decidieron que era hora de subir al cuarto. Ya estaban luchando contra los pantalones de Eduardo cuando un ruído se escuchó en la planta baja. Los dos se miraron asustados. Ella se puso la camisa de el y los dos agarraron sus armas. Patricia fua a mirar que Alicia estuviera bien y cuando abrió la puerta la vió dormidita y tranquila. Los dos caminaron cautelosos por el pasillo hasta que llegaron a las escaleras donde las bajaron corriendo y apuntaron a las dos personas que estaban abajo.

-¡Las manos a la cabeza! -el hombre obedeció al momento pero la mujer enarcó una ceja.

-Peter, ¿sos estúpido? -le dijo Lali a su marido que todavía tenía las manos en alto.

-¿Papá, Mamá? -preguntó Patricia.

-No, el fantasma de la Ópera. -dijo irónicamente Lali. Patricia abrazó a su madre y Peter bajó los brazos mientras que Eduardo guardaba el arma.

-Aquí cualquiera entra a robar... -se quejó Peter irónicamente. Patricia se rió y lo abrazó a el.

-¡Mamá! -gritó Alicia bajando las escaleras corriendo. Se lanzó contra su madre y esta la abrazó agarrándola en brazos.

-¿A papá nadie lo quiere? -dijo Peter. Su hija más pequeña se rió y lo abrazó a el.- Perdón, ¿no?. Pero ¿porque llevas puesta la camisa de Eduardo? ¿Y vos que estás en cuero? -le preguntó a su hija y a Eduardo. Alicia se rió.

-No son novios, todavía. -dijo Alicia repitiendo lo que su hermana le había dicho a la tarde.

-¿A no? -preguntó Lali. Patricia negó. Peter miró la escena y le dijo a su hija menor.

-A la cama, Alicia. -le ordenó. Su hija le dió un beso a todos los presentes y volvió a su cuarto.

-Sientense en el living. -ordenó ahora Lali. Patricia y Eduardo obedecieron al toque. Peter pretendía seguirlos y obedecer a su mujer también.- Tu no, Peter. -le dijo Lali. Se escuchó la risita de los dos jóvenes y los padres de ella se sentaron enfrentados a la pareja.

-¿Me parece a mi, o la nena va a pasar más tiempo en casa ahora? -preguntó retoricamente Peter.

-La verdad.. Es que no. -dijo ella. Sus padres se sorprendieron y esperaron la explicación.- Hemos decidido irnos a vivir juntos.

-¿Como? ¿Ya? ¿Pero son o no son novios? -preguntó Lali.

-Eso depende de ella. -dijo Eduardo.- Yo se lo pedí y me pidió tiempo.

-¿Pero en ese tiempo os seguís acostando? -preguntó Lali sin entender. Los dos jóvenes asintieron y Peter rió.

-Que bien eduqué a mi nena. -dijo acariciándole la rodilla a su hija. Lali le golpeó en la espalda y Peter se quejó.

-¿Y cuando se van?

-Mañana. -contestaron a la par.

-¿Mañana? -preguntaron a la par el viejo matrimonio.

-Mañana. -volvieron a afirmar juntos los jóvenes.


-Se nos volvió a ir la nena, Lali. -dijo Peter a la mañana después de despedir a su hija y a Eduardo mientras tomaba un café con su mujer.- Y esta vez se llevó al nene.

-Peter, por favor... -pidió Lali riendo.

-Se que no era nuestro hijo, pero le agarré cariño...

-¡Hola! -gritó Alicia bajando las escaleras y subiéndose como podía a la silla del comedor. Lali le puso su taza de chocolatada y ella se asombró.

-¿Que pasa? -preguntó Lali mirando la cara de su hija.

-Que Patricia y Carolina tardaban dos horas el desayuno. -dijo la pequeña sus papás rieron. Llevaron a la nena a casa de su Tía Ana, y ellos fueron a la comisaría, donde su hija y Eduardo ya estaban.

La verdad es que el día fue muy aburrido, no hubo crímenes ni asesinatos. Peter tuvo todo el día àra pensar y se le ocurrió algo que mejor que no se le ocurriera... Vacaciones familiares.

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