Eduardo y Patricia
estaban sentados en una especie de grada en la escuela de ballet de
Alicia. Las chiquias bailaban en la parte baja y ellos las observaban
desde la altura. Debían hablar en susurros, o la profesora de ballet
los echaría.
-Che, ¿cuando
vuelven tus padres? -preguntó Eduardo.- Ya pasaron dos semanas y no
hay noticias de su vuelta. Carolina ya se fue y Alicia empieza la
escuela la semana que viene.
-Lo se, pero mamá
no me dijo nada de volver cuando hablé con ella.
-Bueno... -el
suspiró cansado.
-¿Que pasa? ¿No me
quieres en casa? -dijo ella "enojada".
-No es eso... -dijo
pasando su mano por el cachete de ella y acercándose más a ella.-
Pasa que no me gusta tener que llevar a Alicia a la comisaría porque
no tiene con quien quedarse...
En los últimos días
Alicia pasó sus mañanas en la comisaría.
-Bien por hoy,
chicas. Ya pueden salir. -anunció la profesora. Los dos se pararon y
bajaron a buscar a Alicia.
Caminaron hasta la
casa y los tres se sentaron en el sillón mirando la nada misma.
-¿Quien me va a
hacer la cena hoy? -preguntó Alicia. Los dos se miraron y Eduardo
tuvo una gran idea.
-¿Pedimos al
delidery? -las dos hermanas asintieron y el se paró para llamar.
Alicia se acercó más a su hermana.
-¿Sois novios?
-preguntó inocente.
-No, todavía. -dijo
Patricia sonriente.
-Pero a ti te gusta.
-dijo la pequeña y su hermana abrió la boca actuando.
-¿Quien sos vos
para decirme eso? -dijo antes de tirarse encima de ella haciéndole
cosquillas.
Los tres comieron en
el living, sentados en el sillón y mirando los dibujos preferidos de
Alicia. Después de cenar Eduardo llevó a Alicia a la cama. Cuando
volvió a bajar se sentó con Patricia y estuvieron besándose en el
sillón un rato, hasta que decidieron que era hora de subir al
cuarto. Ya estaban luchando contra los pantalones de Eduardo cuando
un ruído se escuchó en la planta baja. Los dos se miraron
asustados. Ella se puso la camisa de el y los dos agarraron sus
armas. Patricia fua a mirar que Alicia estuviera bien y cuando abrió
la puerta la vió dormidita y tranquila. Los dos caminaron cautelosos
por el pasillo hasta que llegaron a las escaleras donde las bajaron
corriendo y apuntaron a las dos personas que estaban abajo.
-¡Las manos a la
cabeza! -el hombre obedeció al momento pero la mujer enarcó una
ceja.
-Peter, ¿sos
estúpido? -le dijo Lali a su marido que todavía tenía las manos en
alto.
-¿Papá, Mamá?
-preguntó Patricia.
-No, el fantasma de
la Ópera. -dijo irónicamente Lali. Patricia abrazó a su madre y
Peter bajó los brazos mientras que Eduardo guardaba el arma.
-Aquí cualquiera
entra a robar... -se quejó Peter irónicamente. Patricia se rió y
lo abrazó a el.
-¡Mamá! -gritó
Alicia bajando las escaleras corriendo. Se lanzó contra su madre y
esta la abrazó agarrándola en brazos.
-¿A papá nadie lo
quiere? -dijo Peter. Su hija más pequeña se rió y lo abrazó a
el.- Perdón, ¿no?. Pero ¿porque llevas puesta la camisa de
Eduardo? ¿Y vos que estás en cuero? -le preguntó a su hija y a
Eduardo. Alicia se rió.
-No son novios,
todavía. -dijo Alicia repitiendo lo que su hermana le había dicho a
la tarde.
-¿A no? -preguntó
Lali. Patricia negó. Peter miró la escena y le dijo a su hija
menor.
-A la cama, Alicia.
-le ordenó. Su hija le dió un beso a todos los presentes y volvió
a su cuarto.
-Sientense en el
living. -ordenó ahora Lali. Patricia y Eduardo obedecieron al toque.
Peter pretendía seguirlos y obedecer a su mujer también.- Tu no,
Peter. -le dijo Lali. Se escuchó la risita de los dos jóvenes y los
padres de ella se sentaron enfrentados a la pareja.
-¿Me parece a mi, o
la nena va a pasar más tiempo en casa ahora? -preguntó
retoricamente Peter.
-La verdad.. Es que
no. -dijo ella. Sus padres se sorprendieron y esperaron la
explicación.- Hemos decidido irnos a vivir juntos.
-¿Como? ¿Ya? ¿Pero
son o no son novios? -preguntó Lali.
-Eso depende de
ella. -dijo Eduardo.- Yo se lo pedí y me pidió tiempo.
-¿Pero en ese
tiempo os seguís acostando? -preguntó Lali sin entender. Los dos
jóvenes asintieron y Peter rió.
-Que bien eduqué a
mi nena. -dijo acariciándole la rodilla a su hija. Lali le golpeó
en la espalda y Peter se quejó.
-¿Y cuando se van?
-Mañana.
-contestaron a la par.
-¿Mañana?
-preguntaron a la par el viejo matrimonio.
-Mañana. -volvieron
a afirmar juntos los jóvenes.
-Se nos volvió a ir
la nena, Lali. -dijo Peter a la mañana después de despedir a su
hija y a Eduardo mientras tomaba un café con su mujer.- Y esta vez
se llevó al nene.
-Peter, por favor...
-pidió Lali riendo.
-Se que no era
nuestro hijo, pero le agarré cariño...
-¡Hola! -gritó
Alicia bajando las escaleras y subiéndose como podía a la silla del
comedor. Lali le puso su taza de chocolatada y ella se asombró.
-¿Que pasa?
-preguntó Lali mirando la cara de su hija.
-Que Patricia y
Carolina tardaban dos horas el desayuno. -dijo la pequeña sus papás
rieron. Llevaron a la nena a casa de su Tía Ana, y ellos fueron a la
comisaría, donde su hija y Eduardo ya estaban.
La verdad es que el
día fue muy aburrido, no hubo crímenes ni asesinatos. Peter tuvo
todo el día àra pensar y se le ocurrió algo que mejor que no se le
ocurriera... Vacaciones familiares.

Una divina Alicia!! Más!
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