Patricia leía un
libro tranquila en la cocina.
-¡Loca! -gritó
Carolina cuando bajó a desayunar y la vió.
-¿Que? -preguntó
su hermana.
-Ya lo se todo.
¡Están locos! ¿Y si Alicia os escuchó? -su hermana ya lo entendió
todo.
-¿Me espíaste?
-dijo indignada Patricia.
-No, solo fui a
buscarte y cuando no te encontré en tu cuarto me acerqué al de
Eduardo y os escuché. ¡Vives con una nena de 5 añitos! -se quejó
ella otra vez.
-Lo siento ¿vale?
¿Pero me vas a negar que tu y Joe no hicisteis nada desde que estais
acá? -su hermana iba a reprochar algo, pero finalmente se quedó en
blanco.- Jaque mate.
-Está bien, está
bien... -se sentó a su lado y la miró con detenimiento.- ¿No me
vas a contar nada?
-¡Si ya lo sabes!
-se quejó Patricia.- Además no te voy a contar mis intimidades...
-Dale, no seas
asquerosa. -se quejó Carolina.
-¡Que no te voy a
contar nada!
-Hola. -gritó
Alicia bajando las escaleras corriendo.
-Buen día,
princesa. -dijo sonriente Patricia. Alicia se subió a la silla de
rodillas que estaba entre Patricia y Carolina. Le dió un besito en
la mejilla de cada una, se sentó y las miró.- ¿Me haceis el
desayuno? -las hermanas rieron y Eduardo bajó las escaleras feliz.
Le dió un beso en la cabecita a Alicia y uno en la mejilla a cada
una de las mellizas.
-Yo se lo hago.
-dijo entrando en la cocina. Carolina le hizo señas a su hermana
para que entrara en la cocina a hablar con el, tal y como hizo.
Ella entró con sus
shorts, se remera verde y su panza al aire. Se acercó a Eduardo que
estaba de espaldas, lo abrazó por la cintura y le dio un beso en la
comisura de los labios. El se giró con una sonrisa de lado y la
rodeó por la cintura. Se besaron durante un rato, el apoyado en la
cocina y ella apoyada en su cuerpo.
-Si nos ve tu padre,
me mata... -dijo Eduardo apoyando su frente en la de ella.
-No, papi no es
celoso. -lo defendió su hija.
-¿Tenemos que
hablarlo o no? -preguntó el.
-Yo creo que ahora,
así estamos bien ¿no?
-Pero algún día
habrá que hablarlo...
-¿Mejor porque no
le haces el desayuno a la enana y después nos vamos a trabajar? -le
dió otro pico y se fue a sentar con sus hermanas que, otra vez,
discutían el nombre de la muñeca de Alicia.
-¿Ustedes quieren
desayunar? -preguntó desde la cocina Eduardo.
-Si. -contestaron
las mellizas a coro.
-Desayuno para
cuatro. -anunció el.
-Que sea para cinco.
-gritó Joe llegando. Le dió un pico a su novio y besó las mejillas
de sus cuñadas.
Eduardo salió de la
cocina con cinco tazas infantiles, uno con chocolatada y otros cuatro
con café. Desyunaron en paz y Patricia y Carolina se ofrecieron a
limpiar las tazas mientras Eduardo se preparaba para ir a trabajar,
Joe llamaba a su familia y Alicia miraba los dibujitos en la TV.
-¿Vais a ir a
trabajar? -preguntó Carolina.
-Claro, Carol.
¿Ustedes que van a hacer?
-Nos quedaremos en
casa y prepararemos la comida. ¿Por la tarde os quedais con Alicie?
-Si, nosotros la
llevamos a ballet. -dijo Patricia secando la última taza.- Nos vamos
a trabajar, sino Nico nos mata. -las dos rieron y Patricia salió al
living y gritó.- ¡Eduardo nos fuímos! -gritó esperándolo. Su
hermana pequeña la miró.
-¿Me dejais con la
loca de Carolina? -dijo ella. Patricia rió y se sentó a su lado.
-Si, a la tarde
volvemos. -dijo acariciando el pelo de su hermana.
-Ya estoy. ¿Vamos?
-interrumpió Eduardo. Patricia asintió y agarró su bolsa para
salir con Edu.
Cuando llegaron a
comisaría África y Sam estaban sentados en sus box sin hacer nada.
-¿Que pasa?
-preguntó Patricia al ver su disposición.
-Nada, eso pasa,
nada... -se quejó África.
-¿No hay trabajo?
-preguntó Eduardo.
-No. -dijo Sam
bostezando.- ¿Podemos irnos al gimnasio? -le preguntó a Eduardo.
Este miró a por encima del hombro a la comisaría, al verla
tranquila y vacía asintió. Los tres nuevos se fueron al gimnasio.
Patricia golpeaba un
saco cuando sintió que alguién la miraba desde la puerta. Se giró
y lo vió. Sonrió, se sacó los guantes y corrió a colgarse de su
cuello.
-Santi... -musitó.
Su amigo la abrazó más fuerte.
-¿Como estás?
-dijo agarrándola de la cara cuando se soltaron.
-Muy bien, ¿vos
como estás?
-Bien, vine de
visita y pensé que quizás te alegraras de verme... -el se mudó al
Sur, después de graduarse.
-Pensaste bien...
Espera que me cambio y vamos a tomar un café, llamamos a Carol que
haga comida para uno más. -dijo ella entrando en los vestuarios.
Cuando se cambió fue al box de Edu.- Che, ¿me puedo tomar el resto
del día libre? -el miró por encima de su hombro a aquel hombre que
la esperaba.
-Si, claro que
podés.
-Bien, te esperamos
para comer. -le dió un beso en el cachete y se fue con su amigo.
Caminaron menos de
una cuadra para llegar a Entre Muertes. Allí, Eugenia, los
atendió con no muy buena cara. Tomó nota y volvió a la cocina.
Patricia se disculpó y se acercó a la cocina en cuanto pudo.
-Tía Euge. -la
llamó y ella salió de la cocina.
-Decime cielo.
-Decime vos. ¿Que
es esa cara tan larga?
-Es que hoy tuvimos
una reunión con Emilia, la dueña del bar.
-Si, la vi en un par
de ocasiones. -la interrumpió ella.
-Bueno, pues nos
anunció que va a poner en venta el bar... -Patricia llevó las manos
a la boca.- Pero no digas nada, por favor. -pidió apresuradamente.-
Tu prima todavía no lo sabe. No queremos arruinarle su maternidad.
Cuando tenga al bebé y esté todo un poco más tranquilo se lo
contamos...
-¿Quien más sabe
esto? -preguntó Patricia aterrorizada.
-Todavía nadie. Por
favor no digas nada. -la amenazó con un dedo.
-Está bien...
-Volvé con tu
noviete y no digas nada.
-No es mi novio. -la
corrigió ella. Eugenia negó con la cabeza y volvió a la cocina con
Gastón. Patricia se sentó de nuevo con Santiago.
-Contame. -le pidió
el.
-¿El que?
-Esa sonrisa de
felicidad en tu cara, el besito en el cachete que le diste a aquel
pibe en comisaría, tu alegría... Dale, soy tu mejor amigo, o por lo
menos lo era -ella lo interrumpió con una risita.- ¿Ves de que
hablo? ¡Contame!
-Dale, ¿la historia
larga o la corta?
-La corta.
Patricia le resumió
lo ocurrido a su amigo y este a cada palabra más que decía Patricia
abría más los ojos y ella reía de su cara. Ella le siguió
contando de su vida mientras caminaban a la casa de los Lanzani.
Cuando entraron en ella se encontraron con Eduardo y Joe sentados
mirando la TV.
-¡Carol! -gritó
Patricia colgando su abrigo y el de Santiago.
-¿Que quieres?
¡Estoy cocinado! -se quejó mientras llegaba limpiándose las manos
con el repasador.
-¡Sorpresa! -gritó
Santiago abriendo sus brazos. Carolina rió y corrió a abrazarlo.
Mientras, Eduardo y Joe, todavía sentados se miraron entre ellos y
miraron la escena con mala cara.

Jjjajajjajajaja me matan Edu y Joe celosos. Quiero mas noveeeee!
ResponderEliminarBesos
Belu de @laliterfever
Omg ,e encanto el cap ósea es lo más ! Nose como puedes tener tan poca firma con semejante nove ! La amo
ResponderEliminarCelos Celos!! ja ja me encanta más!
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