jueves, 14 de febrero de 2013

36.El nuevo.





-Reunión, a las diez, Peter. -le dijo Rocío desde la puerta de su despacho. Con los años se convirtió en inspector, igual que su mujer, y se ganó el despacho. Lali disponía del suyo al lado.

-Gracias Ro. -dijo con una sonrisa.

-¿Te prendes a un cafecito antes? -dijo con una sonrisita.

-Si, esperen un minuto que termino esto.

Eso en lo que trabajaba era el informe sobre como los cadetes que habían ingresado en Febrero habían superado todas las pruevas y el mes que viene les darían la placa y el título de agente. Antes de poder firmar el de África, que es el que tenía delante, llamaron a su puerta.

-¿Te queda mucho, amor? -le preguntó Lali. Peter se volvió a asombrar de su mujer. Desde que a los dos los ascendieron a inspectores, ella vestía normalmente con polleras ajustadas negras y alguna camisa. Todavía no se había hecho con esa imagen de Mariana -y eso que llevaban dos años como inspectores-.

-No, esto ya lo dejo para después. -firmó el informe de áfrica y dejó encima de su mesa el de su hija, sin firmar.

Los ocho de siempre, Peter, Lali, Rochi, Vico, Agus, Cande, Nico y Pablo, se encamiraron a su lugar preferido, Entre muertes. Al entrar allá se sorprendieron al ver a los 5 cadetes sentados en una de las mesas. Los cinco cadetes que entraron en Febrero eran: Andrés, un pibe alto y delgaducho, pero muy inteligente y con prácticas como forense; Marcos, tenía casi 20 años y era rubio, fuerte y con demasiadas peliculas vistas; Sam, fuerte e inteligente, era una mezcla de los dos anteriores; África, alegre, siempre sonriente, amiga de todos y con mucho valor; y por último, Patricia a la cual ya conocen todos.

-¿Ustedes no debían estar trabajando? -preguntó Agustín que se llevaba muy bien con todos.

-No, es la hora de nuestro café. ¿Ustedes? -le dijo Andrés, que le sabía retrucar bien.

-Nosotros no tenemos horarios... -dijo Rocío que trabajaba todos los días con Andrés en el laboratorio.

-Hola... -musitó Patricia. Sus papás solo le sonrieron. Los mayores se fueron a sentar en el mismo sitio de siempre.

-¿Siguen en guerra con Patri? -preguntó Candela cuando se sentaron.

-Si, en los últimos meses solo fue a casa para ver a Alicia. -dijo Peter.

-Nosotros hablamos con Afri, y ahora todo está mucho mejor. -dijo Pablo ya que ellos habían reaccionado igual que Peter y Lali al principio.

-¿Que les traigo? -dijo Lucía con su sonrisa y cargando con una panza de 5 meses.

-Lo de siempre, cielo. -le dijo su tía. Lucía fue hasta detrás de la barra y le preparó lo de siempre a los policías. Y como si fuera casualidad, Óscar y Alex entraron por la puerta en ese mismo instante. Pero no lo hicieron solos, sino con Antonio en el cochito. África y Patricia se pararon y se acercaron a ellos nada más verlos. Fue África quien sacó a Antonio para agarrarlo en brazos.

-¿Tengo un primo o no? -dijo acercándose a su mejilla para besarla reiteradas veces.

-Dame a mi sobrinito preferido. -dijo Patricia.

-Preferido porque no tenés otro. -le dijo África.

-Por ahora... -acotó Lucía.

-Quien sabe si Carolina vuelve con regalo de Londres, hace tanto que no la veo... -dijo Patricia por lo que recibió una mala mirada de sus padres.

-¿Me dejan a mi sobrino, por favor? -exijió Pablo. Óscar ya estaba siendo abrazado por Lali. Patricia le cedió al bebé y volvió a su mesa, con el resto de cadetes. Cuando los adultos decidieron volver a su puesto de trabajo Óscar pidió hablar con Patricia.

-¿Me querés explicar que están haciendo? -dijo con algo de enojo.

-¿Que?

-Dale, ¿que es eso de que todavía no volviste a casa, que solo vas a ver a Alicia y que la relación con tus papás no está del todo bien?

-¿Todo eso te lo contó Lali? -preguntó Patricia.

-Lali, no, tu mamá. ¿La recordás? -pretendía ser irónico, lo cual consiguió que Patricia lo ignorara.

-No vivo en casa porque creo que ya soy mayor para vivir sola, o en este caso con Afri. Solo voy a casa a ver a Alicia porque es mi hermana y porque no tengo otra cosa que hacer allá. Y mi relación con mis papás está mal, porque ellos no quieren aceptar que yo trabaje en la comisaría, cuando ellos llevan toda la vida trabajando en ello.

-Patricia tenés que entender que tus papás la pasaron muy mal en la comisaría.

-Si, pero siguen trabajando allá. Algo los une a ella. ¿Sabes que es? A mamá le une los abuelos y tu papá. -al escuchar esto Óscar desvió la mirada un poco.- Y a papá, lo une mamá. Papá empezó trabajando en la comisaría porque quiso, pero después de todo lo que le pasó, sigue allá porque mamá lo une a ella. Y ellos me unen a mi. Yo quiero trabajar en la comisaría porque siempre los admiré por ser tan valientes y por eso ahora estoy yo ahí. -dijo terminando su monólogo.

-Ok, me convenciste. -dijo Óscar antes de abrazar a su prima. Ella lo abrazó fuerte.- Estoy de tu parte, pero aun así, creo que deberías hablar con ellos ¿si? -su prima asintió y el se despidió con su mujer y su hijo.

-Volvamos a comisaría, tenemos que trabajar. -dijo Andrés. Los cinco volvieron a la comisaría y esta estaba vacía. Al ver esto, Patricia se asomó por la ventana de la sala de reuniones donde vió a todos reunidos. Sus papás la vieron y tuvieron que esconder una risita.


-Él es Eduardo, es el nuevo agente Fernández. -comunicó Nicolás con sus ya adentrados 50.- Es nuevo por acá asíq ue intenten ayudarlo en todo lo que puedan. Se va a incorporar a la patrulla de... -miró un montón de folios que tenía encima de la mesa y buscó la respuesta.- ... en la patrulla de Lanzani y Espósito. El resto a trabajar, ustedes, quédense y lo ayudan a adaptarse.

Todos salieron dejando a nuestros ocho protagonistas y el nuevo solos en la sala de reuniones.

-Bueno, yo soy Candela. Pero yo no estoy dentró de la patrulla puesto que yo, el cachetón y la rubia somos forenses. Pero para que nos conozcas: huesos, -se señaló.- Rochi y Agus. -señaló a sus compañeros y los tres se fueron.

-Bueno, Eduardo. Yo soy Lali, la inspectora Espósito, pero me gusta más Lali. -dijo riendo y saludando al nuevo con un apretón de manos.- El es, el inspector Lanzani. -señaló a su marido.

-Peter. -corrigió el.

-Y los agentes: Martínez, Riera y D'alessandro. -siguió presentando a sus compañeros.

-Pablo, Nico y Vico. -volvió a corregir Peter.

-Yo soy Edu. -dijo con una sonrisa el nuevo.

-¿Cuanto llevás trabajando en esto? -preguntó Victorio.

-Siete años. -Nicolás se asombró de que llevara tanto ya que parecía un pibe re jóven.

-¿Cuantos años tenés? -preguntó antes de recibir un golpe seco en la espalda de parte de Lali. Eduardo rió y contestó totalmente cómodo.

-Tengo 25 años. -dijo el sonriente.

-Entonces sos como la peti. -dijo Victorio señalando a Lali.- Ella empezó a trabajar con 28 como vos. -dijo riendo.

-¿Donde vivís, cielo? -dijo con tono maternal Lali.

-Todavía no tengo casa, por ahora vivo en un hotel.

-¿Como en un hotel? De eso nada, si querés te podés venir a nuestra casa. -dijo Peter.- Nuestras hijas mayores se acaban de mudar y nos sobran tres habitaciones. -el nuevo abrió los ojos como platos.

-¿Cuantas hijas mayores tienen?

-Dos. -dijo Lali.

-Mellizas. -añadió Peter.

-A una la conocerás en poco tiempo, ya que es una de nuestras cadetes. -dijo Nicolás.- Otra de ellas es la hija de Pablo y Rocío.

-Entonces, -dijo Peter pretendiendo que Nicolás dejara de contar la vida de los demás.- ¿Te venís a casa o no?

-Bueno, si no molesto... -dijo el poco convencido.- Pasa que el hotel no está en muy buenas condiciones para vivir y...

-No te preocupes. Ahora llamo a mi hermana que te prepare un cuarto. -dijo Lali parándose.

-Si vas a salir, llama a los cadetes. -dijo Peter. Lali revoleó los ojos y salió del gran salón. Segundos después entraron los cadetes.- Bien, chicos, el es el Agente Fernández-

-Eduardo. -dijo el sonriente.

-Va a trabajar con nosotros de ahora en adelante. -dijo Nicolás.- Le deben de obedecer, ya que es superior a ustedes. Ahora, Andrés te vas al laboratorio. El resto, quiero que ordenen aquellos archivos de allá y después los lleven cada cual al box que les corresponde. -los chicos, menos Andrés, se quejaron.- ¿Se piensan que acá todo es salvar vidas y repartir justicia? De eso nada. A trabajar.

Todos se pusieron a trabajar y a las ocho cada uno volvió a su casa.

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