martes, 22 de enero de 2013

27.De tal palo tal astilla.




Y tal y como dijo Mariana, tenía un atraso. Y ese atraso tenía nombre y apellido. Las mellizas volvieron de su viaje y las dos se emocionaron por la llegada de su nuevo hermano. Lali dejó la comisaría cuando la panza empezó a crecer. Las vacaiones llegaron y las tres mujeres pasaban todo el día en la casa mientras Peter iba a trabajar.

Patricia! -gritó Lali desde la cocina. Su hija bajó las escaleras.

-Decime.

-Andá a la comisaría y llevale esto a tu padre. Son unos informes de un caso que tenía que entregar hoy y se los olvidó. -la pequeña revoleó los ojos y las dos rieron de la cabeza loca de Peter.

-Dale, y de paso doy una vuelta. Estamos todo el día encerradas en casa. -agarró la carpeta y salió de casa con sus anteojos oscuros en la cabeza.

Caminó tranquilamente, meneando ligeramente las caderas, como hacía siempre. Paró en Entre muertes y le pidió a su tía un café para llevar. Entró a la comisaría y a la primera que vió fue a África con Alejandra.

Alex! -dijo ella feliz. Se acercó y abrazó a la novia de su primo. Después le dió un beso en la mejilla a África.- ¿Cuando llegaron? -preguntó.

-Ayer a la noche. Hoy Óscar os irá a ver. -dijo la recién casada.

-Menos mal, nos tiene olvidadas. -las tres mujeres rieron.- Bueno, voy a llevarle esto a mi papá que se lo olvidó en casa y lo necesita.

Caminó por los pasillos saludando a todo el mundo, allá todos se conocían, hasta que encontró a su papá en su box, mirando la pantalla de la PC, casi dormido.

Buen día! -le gritó al oído su padre se sobresaltó.

-¿Que hacés, loca? -dijo cuando la reconoció.

-Te vi un poco dormido y quise darte una sorpresa. -dijo riendo. Entonces una mujer de unos cuarenta y algo años salió del despacho de Vázquez.

-Juan Pedro, no se permiten visitas. -dijo ella seria.

-Lo siento, Tamara. Es mi hija y me vino a traer la carpeta del caso 258. -dijo abrazando a su hija por los hombros.- Patricia, ella es Tamara, es la mujer que cuando no está tu mamá. Ya estuvo hace 15 años. Tamara ella es mi hija Patricia, una de mis hijas mellizas.

-Encantada. -dijo sonriente Patricia.

-¿Patricia? ¿Como el hermano de Lali?

-Si. -dijo Peter.

-Bueno, Patricia, -puso cierto interés en su nombre lo que a la nena no le gustó nada.- no lo entretengas mucho. Tenemos que trabajar.

La mujer se fue a pasó deprisa a su despacho. Patricia miró a su padre buscando una explicación.

-Es un poco rara, hija. Acá nadie la soporta. Es más, cuando volvió Lali y ella se tuvo que ir hicimos una fiesta. -Patricia rió y después de unos minutos se dispuso a salir de la comisaría, pero alguien la esperaba afuera.

-Va a salir. Atrápenla. -ordenó Tamara por celular.

Cuando Patricia salió y caminó apenas cuatro pasos, dos hombres la agarraron por los brazos y le taparon la boca para meterla en un auto. Pero lo que ellos no sabían es que África y Alejandra estaban en la puerta de la comisaría y vieron todo esto. Al verlo corrieron a dentro de la comisaría el primero en verlas fue Pablo.

Hey! ¿Que pasó? -preguntó asustado.

-Unos hombres acaban de secuestrar a Patricia. -dijo con la voz entre cortada Alejandra cuando ya toda la comisaría las miraba, pero sin escuchar la conversación. Pablo miró a Peter.

-Peter, tu hija. -le dijo Pablo. El padre de la secuestrada corrió hacia ellos para que le contasen lo ocurrido. Al escuchar la historia corrió a agarrar su arma. Agustín, Victorio, Pablo y Nicolás decidieron acompañarlo. Hasta que Nicolás Vázquez se enteró de lo ocurrido y decidió acompañarlos.

-Esperen. -gritó Tamara, corrió hacia ellos que iban a salir ya de la comisaría.- Yo voy con ustedes.

Hey! ¿Pensaban ir sin mi? -gritó Candela saliendo del laboratorio dejando su ambo y con un arma en la mano.

Los ocho policías agarraron dos coches y manejaron rápido hasta el almacén donde Pato murió. Ese fue su primer destino. Y acertaron. En la comisaría Rocío, Alejandra y África llamaron a Óscar, Ana, Lucía, Soraya, Bea, Mariana y Carolina, los cuales ya estaban allá por seguridad.

-¿Por que no llaman? -repitió por enésima vez Mariana que lloraba desquiciada mientras Óscar y Ana intentaban tranquilizarla.

-Lali, así no arreglas nada. Además no es bueno para vos. -dijo Ana.

-Me da igual que me haga mal, Ana. -dijo con el tono de voz alto.

-Entonces, hacelo por el bebe. -dijo Óscar. Mariana intentó tranquilizarse aun que fue en vano.

Los polícias se pusieron los chalecos anti-balas y se prepararon para entrar. Nicolás y Agustín se iban a quedar afuera, en la retaguardia. Peter, Vázquez y Pablo entraron los primeros.

Policía, manos arriba! -como respuesta recibieron un par de disparos que, por suerte, no fueron a para a sus cuerpos.

Dejenla en paz! -gritó Peter.

Papá! -gritó Patricia sentada en el suelo con manos y pies atados.

-Nosotros no la queremos a ella. -dijeron desde el bando de los asesinos.- Queremos a su madre, por ahora.

Uno de ellos se movió y se enzarzaron en una gran pelea, hasta que Peter agarró a uno de ellos y lo apuntó con su arma en la sien. Todos pararon y los miraron.

-Sueltenla y no lo mato. -amenazó Peter.

-Soltalo y te mato a vos y a tu hijita. -dijo Tamara atrás de Peter apuntándolo con un arma en la espalda.- Caminá. -ordenó. Peter soltó despacio a su reen y caminó hacia delante hasta que se topó con un grupo de siete minas, detrás de ellas estaba Patricia.

-Al fin, os tenemos. Se nos resistieron 15 años. Pero ninguno va a resistirse más. -dijo la que parecía la jefa. Tenía no más de 20 años.- Mi papá mató a Pato, a María José y a Carlos. Y yo acabaré lo que el empezó. Tengo que matar a Mariana, Candela, Lucía y como no, Carolina y Patricia.

-Estás enferma. -afirmó Peter.

-En la familia Espósito son todos iguales. De tal palo tal astilla. -dijo otra mujer.- Todos se meten donde no deberían.

-Dejenlas en paz. -dijo Peter con rabia.

-Pero queremos matarlas despacio y dolorosamente. Empezando desde dentro. -dijo Tamara a sus espaldas.- ¿Como se sentiría Mariana si se entera de que su querido maridito es asesinado por casi las mismas personas que sus papás y su hermano, que su hija sigue secuestrada y que su primísima está a punto de morir también?

-No lo mateis, por favor. -pidió Patricia.

-Callate mocosa. -le dijo el único hombre entre ellos.

-Dejenla. Haganme lo que quieran pero dejen a ellas en paz. -pidió Peter.

-Lo siento, pero ya es personal. -dijo la que parecía la jefa apuntando a Peter en la cabeza.

Este cerró fuerte los ojos pero los abrió rápido al escuchar un golpe contra el suelo. Patricia, con sus pies había tirado a aquella mujer y Candela, Pablo y Victorio aprovecharon para atacar. Pero estuvo libre rápido a causa de la buena puntería de Vázquez al disparar contra Tamara. Agarró a su hija en brazos, ya que ella no se podía mover porque estaba atada, y corrió hacia fuera de aquel edificio. Recibió un disparo en la espalda, pero apenas lo notó ya que tenía puesto el anti-balas y el que le disparó estaba lejos. Al salir, les ordenó a Nicolás y a Agustín que entraran. Dejó a su hija en el suelo, atrás del auto y la desató. Candela llego y los abrazó.

-Voy a entrar. -dijo el.- Quedate con ella. Y no se muevan, cuando lleguen los refuerzos díganles que entren y que llamen a una ambulacia. -le dió un beso en la cabeza a cada una y entró corriendo.

-¿Estás bien? -preguntó Candela. Patricia asintió asustada. Las dos esperaron atrás del auto y llegaron los refuerzos. Entraron y escucharon más disparon que antes. Esperaron asustadas hasta que vieron dos caras asomándose.

-Ya está, chicas. -dijo Agustín acompañado por Peter. Patricia corrió a abrazar a Peter el cual la obligó a ir a la ambulancia a que la revisaran. Sentada en la camilla y rodeada de enfermeros estaba cuando vió llegar a toda su familia corriendo hacia ella. La primera en llegar fue su hermana. La última, por razones obvias, fue Mariana y su pequeña panza.

-¿Estás bien? ¿Estás bien? -le preguntó agarrandole los cachetes. Ella asintió y su madre bajó la mirada a sus manos que estaban bastante lastimadas.- ¡Ay, Patri! ¿Como te dejaron las manitas?

-Estoy bien, ma. -dijo Patricia.

-Solo son unas pequeñas heridas. La revisaremos entera, pero parece estar bien. -dijo uno de los enfermeros.

-Muchas gracias... -dijo Mariana nerviosa todavía. Peter llegó con una sonrisa y fue recibido con un abrazo de Carolina y otro de Mariana.

-Ya están presos. No volverán a molestar. -dijo Peter todavía abrazando a Mariana.

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