Y
tal y como dijo Mariana, tenía un atraso. Y ese atraso tenía nombre
y apellido. Las mellizas volvieron de su viaje y las dos se
emocionaron por la llegada de su nuevo hermano. Lali dejó la
comisaría cuando la panza empezó a crecer. Las vacaiones llegaron y
las tres mujeres pasaban todo el día en la casa mientras Peter iba a
trabajar.
-¡Patricia!
-gritó Lali desde la cocina. Su hija bajó las escaleras.
-Decime.
-Andá
a la comisaría y llevale esto a tu padre. Son unos informes de un
caso que tenía que entregar hoy y se los olvidó. -la pequeña
revoleó los ojos y las dos rieron de la cabeza loca de Peter.
-Dale,
y de paso doy una vuelta. Estamos todo el día encerradas en casa.
-agarró la carpeta y salió de casa con sus anteojos oscuros en la
cabeza.
Caminó
tranquilamente, meneando ligeramente las caderas, como hacía
siempre. Paró en Entre muertes y le pidió a su tía un café
para llevar. Entró a la comisaría y a la primera que vió fue a
África con Alejandra.
-¡Alex!
-dijo ella feliz. Se acercó y abrazó a la novia de su primo.
Después le dió un beso en la mejilla a África.- ¿Cuando llegaron?
-preguntó.
-Ayer
a la noche. Hoy Óscar os irá a ver. -dijo la recién casada.
-Menos
mal, nos tiene olvidadas. -las tres mujeres rieron.- Bueno, voy a
llevarle esto a mi papá que se lo olvidó en casa y lo necesita.
Caminó
por los pasillos saludando a todo el mundo, allá todos se conocían,
hasta que encontró a su papá en su box, mirando la pantalla de la
PC, casi dormido.
-¡Buen
día! -le gritó al oído su padre se sobresaltó.
-¿Que
hacés, loca? -dijo cuando la reconoció.
-Te
vi un poco dormido y quise darte una sorpresa. -dijo riendo. Entonces
una mujer de unos cuarenta y algo años salió del despacho de
Vázquez.
-Juan
Pedro, no se permiten visitas. -dijo ella seria.
-Lo
siento, Tamara. Es mi hija y me vino a traer la carpeta del caso 258.
-dijo abrazando a su hija por los hombros.- Patricia, ella es Tamara,
es la mujer que cuando no está tu mamá. Ya estuvo hace 15 años.
Tamara ella es mi hija Patricia, una de mis hijas mellizas.
-Encantada.
-dijo sonriente Patricia.
-¿Patricia?
¿Como el hermano de Lali?
-Si.
-dijo Peter.
-Bueno,
Patricia, -puso cierto interés en su nombre lo que a la nena no le
gustó nada.- no lo entretengas mucho. Tenemos que trabajar.
La
mujer se fue a pasó deprisa a su despacho. Patricia miró a su padre
buscando una explicación.
-Es
un poco rara, hija. Acá nadie la soporta. Es más, cuando volvió
Lali y ella se tuvo que ir hicimos una fiesta. -Patricia rió y
después de unos minutos se dispuso a salir de la comisaría, pero
alguien la esperaba afuera.
-Va
a salir. Atrápenla. -ordenó Tamara por celular.
Cuando
Patricia salió y caminó apenas cuatro pasos, dos hombres la
agarraron por los brazos y le taparon la boca para meterla en un
auto. Pero lo que ellos no sabían es que África y Alejandra estaban
en la puerta de la comisaría y vieron todo esto. Al verlo corrieron
a dentro de la comisaría el primero en verlas fue Pablo.
-¡Hey!
¿Que pasó? -preguntó asustado.
-Unos
hombres acaban de secuestrar a Patricia. -dijo con la voz entre
cortada Alejandra cuando ya toda la comisaría las miraba, pero sin
escuchar la conversación. Pablo miró a Peter.
-Peter,
tu hija. -le dijo Pablo. El padre de la secuestrada corrió hacia
ellos para que le contasen lo ocurrido. Al escuchar la historia
corrió a agarrar su arma. Agustín, Victorio, Pablo y Nicolás
decidieron acompañarlo. Hasta que Nicolás Vázquez se enteró de lo
ocurrido y decidió acompañarlos.
-Esperen.
-gritó Tamara, corrió hacia ellos que iban a salir ya de la
comisaría.- Yo voy con ustedes.
-¡Hey!
¿Pensaban ir sin mi? -gritó Candela saliendo del laboratorio
dejando su ambo y con un arma en la mano.
Los
ocho policías agarraron dos coches y manejaron rápido hasta el
almacén donde Pato murió. Ese fue su primer destino. Y acertaron.
En la comisaría Rocío, Alejandra y África llamaron a Óscar, Ana,
Lucía, Soraya, Bea, Mariana y Carolina, los cuales ya estaban allá
por seguridad.
-¿Por
que no llaman? -repitió por enésima vez Mariana que lloraba
desquiciada mientras Óscar y Ana intentaban tranquilizarla.
-Lali,
así no arreglas nada. Además no es bueno para vos. -dijo Ana.
-Me
da igual que me haga mal, Ana. -dijo con el tono de voz alto.
-Entonces,
hacelo por el bebe. -dijo Óscar. Mariana intentó tranquilizarse aun
que fue en vano.
Los
polícias se pusieron los chalecos anti-balas y se prepararon para
entrar. Nicolás y Agustín se iban a quedar afuera, en la
retaguardia. Peter, Vázquez y Pablo entraron los primeros.
-¡Policía,
manos arriba! -como respuesta recibieron un par de disparos que, por
suerte, no fueron a para a sus cuerpos.
-¡Dejenla
en paz! -gritó Peter.
-¡Papá!
-gritó Patricia sentada en el suelo con manos y pies atados.
-Nosotros
no la queremos a ella. -dijeron desde el bando de los asesinos.-
Queremos a su madre, por ahora.
Uno
de ellos se movió y se enzarzaron en una gran pelea, hasta que Peter
agarró a uno de ellos y lo apuntó con su arma en la sien. Todos
pararon y los miraron.
-Sueltenla
y no lo mato. -amenazó Peter.
-Soltalo
y te mato a vos y a tu hijita. -dijo Tamara atrás de Peter
apuntándolo con un arma en la espalda.- Caminá. -ordenó. Peter
soltó despacio a su reen y caminó hacia delante hasta que se topó
con un grupo de siete minas, detrás de ellas estaba Patricia.
-Al
fin, os tenemos. Se nos resistieron 15 años. Pero ninguno va a
resistirse más. -dijo la que parecía la jefa. Tenía no más de 20
años.- Mi papá mató a Pato, a María José y a Carlos. Y yo
acabaré lo que el empezó. Tengo que matar a Mariana, Candela, Lucía
y como no, Carolina y Patricia.
-Estás
enferma. -afirmó Peter.
-En
la familia Espósito son todos iguales. De tal palo tal astilla.
-dijo otra mujer.- Todos se meten donde no deberían.
-Dejenlas
en paz. -dijo Peter con rabia.
-Pero
queremos matarlas despacio y dolorosamente. Empezando desde dentro.
-dijo Tamara a sus espaldas.- ¿Como se sentiría Mariana si se
entera de que su querido maridito es asesinado por casi las mismas
personas que sus papás y su hermano, que su hija sigue secuestrada y
que su primísima está a punto de morir también?
-No
lo mateis, por favor. -pidió Patricia.
-Callate
mocosa. -le dijo el único hombre entre ellos.
-Dejenla.
Haganme lo que quieran pero dejen a ellas en paz. -pidió Peter.
-Lo
siento, pero ya es personal. -dijo la que parecía la jefa apuntando
a Peter en la cabeza.
Este
cerró fuerte los ojos pero los abrió rápido al escuchar un golpe
contra el suelo. Patricia, con sus pies había tirado a aquella mujer
y Candela, Pablo y Victorio aprovecharon para atacar. Pero estuvo
libre rápido a causa de la buena puntería de Vázquez al disparar
contra Tamara. Agarró a su hija en brazos, ya que ella no se podía
mover porque estaba atada, y corrió hacia fuera de aquel edificio.
Recibió un disparo en la espalda, pero apenas lo notó ya que tenía
puesto el anti-balas y el que le disparó estaba lejos. Al salir, les
ordenó a Nicolás y a Agustín que entraran. Dejó a su hija en el
suelo, atrás del auto y la desató. Candela llego y los abrazó.
-Voy
a entrar. -dijo el.- Quedate con ella. Y no se muevan, cuando lleguen
los refuerzos díganles que entren y que llamen a una ambulacia. -le
dió un beso en la cabeza a cada una y entró corriendo.
-¿Estás
bien? -preguntó Candela. Patricia asintió asustada. Las dos
esperaron atrás del auto y llegaron los refuerzos. Entraron y
escucharon más disparon que antes. Esperaron asustadas hasta que
vieron dos caras asomándose.
-Ya
está, chicas. -dijo Agustín acompañado por Peter. Patricia corrió
a abrazar a Peter el cual la obligó a ir a la ambulancia a que la
revisaran. Sentada en la camilla y rodeada de enfermeros estaba
cuando vió llegar a toda su familia corriendo hacia ella. La primera
en llegar fue su hermana. La última, por razones obvias, fue Mariana
y su pequeña panza.
-¿Estás
bien? ¿Estás bien? -le preguntó agarrandole los cachetes. Ella
asintió y su madre bajó la mirada a sus manos que estaban bastante
lastimadas.- ¡Ay, Patri! ¿Como te dejaron las manitas?
-Estoy
bien, ma. -dijo Patricia.
-Solo
son unas pequeñas heridas. La revisaremos entera, pero parece estar
bien. -dijo uno de los enfermeros.
-Muchas
gracias... -dijo Mariana nerviosa todavía. Peter llegó con una
sonrisa y fue recibido con un abrazo de Carolina y otro de Mariana.
-Ya
están presos. No volverán a molestar. -dijo Peter todavía
abrazando a Mariana.

Que nervios!!! Pobre todos, pq tanto rencor con ellas!!! Más!
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