sábado, 14 de febrero de 2015

LXII.

Volvieron a casa y los días fueron pasando. Cuando se quisieron dar cuenta, el día del último entrenamiento llegó. Inés preparó la bolsa para ir a entrenar, triste. Todavía no había empezado y ya se sentía como si hubiera terminado. Caminó sola hasta el pabellón y, cuando llegó, se adentró en el vestuario de las chicas, donde encontró a Lola.

-Hola. -dijo con una sonrisa Lola.- ¿Y esa cara larga?

-Es el último entrenamiento. No se que voy a hacer las tardes de las siguientes dos semanas... -dijo Inés.

-Pues aprovecharlas. Con Mason, con nosotros... Podemos hacer un montón de cosas en dos semanas. -dijo Lola, feliz.

-Lola, el viernes terminan las clases y después solo tengo una semana para despedirme de todo...

-Bueno, no nos vamos a poner tristes hoy. Mejor vamos a entrenar bien, disfrutándolo... Venga, que me tienes que hacer la trenza.

Los chicos fueron todos a entrenar. George los entrenó como si fuera un entrenamiento. Disputaron un Eliminador, quedando ganadora Inés. Después jugaron un dos contra dos y por último un cinco contra cinco. George hizo sonar el silbato y todos entendieron que el entrenamiento se había terminado. Mientras todos se acercaban para rodear a George, Ryder y Cosmo salieron corriendo hacia los vestuarios, sin que nadie se enterara.

-Bueno, chicos. Se terminó por este año. -dijo George.- Ha sido un placer entrenaros y espero volver a ver algunas caras el año que viene. Lamento comentaros que no seré el entrenador de la categoría juvenil el año que viene... -todos se lamentaron.

-¿Por qué? -preguntó Caleb, que el año siguiente seguirá siendo jugador de juvenil.

-Porque me ofrecieron un puesto más tentador. -dijo George.- Seré el entrenador del equipo universitario de Duendes Verdes.

-¿En serio? -dijo Logan, emocionado. El año que viene sería su primer año universitario y le encantaba la idea de George Forbes como su entrenador un año más.

-Sí, y necesito que me hagáis un favor... -dijo George, pensativo.- Necesito un buen escolta, un buen escolta como Mason Flint. Así que, por favor, convencerlo de que vuelva a Duendes Verdes. -pidió George. Todos se rieron.

-Volverá, entrenador. -dijo Inés. Entonces, todos miraron a Ryder y a Cosmo que volvían con algo en la espalda.

-¿Pensabas que nos íbamos a olvidar de ti? -preguntó Cosmo. Le hablaba a Inés. Sacaron de su espalda una tarta de chocolate y una pancarta, en la que todos habían escrito.

-¿Qué es esto? -preguntó Inés.

-Una pequeña despedida, para que no te olvides de nosotros. -dijo Robert.

-Toma, leela. Escribimos todos. -dijo Jerry, señalando la pancarta. Inés se puso a leerla.

-Gracias, chicos... -dijo emocionada, estaba a punto de llorar.

No! -gritó Cosmo.

-No, no, no, no... -dijo Kevin, levantando los brazos.

-No, Inés... -dijo Lola.

-No llores, por favor. -le pidió Caleb.

-Vale, vale... -dijo Inés, aguantando las lágrimas.

-¿Un abrazo de equipo? -propuso Thomas.

Sí! -gritaron todos. Se unieron en un abrazo, dejando a Inés en el medio.

En el medio del abrazo, Mason entró en el pabellón, al ver el abrazo corrió y se unió a ellos. Todos se rieron.

-Hablando de Roma... -dijo Logan.

-¿Estabais hablando de mi? Debo de ser muy importante. -dijo Mason.

-Sí, mucho... -dijo irónico Ryder.

-Tú me tienes envidia. -le dijo Mason.

-Una envidia bárbara... -dijo Ryder.

-Pero, ¿vosotros dos sois amigos? -preguntó George. Todos se rieron.

-A veces parece que no... -dijo Lola. Todos se rieron.

Buenas tardes! -dijo el director Marvin, apareciendo en el entrenamiento. Todos lo miraron.- Venía a proponerle algo a la señorita Fernández.

-Dígame. -dijo Inés.

-Me preguntaba si usted y Berta -la otra alumna de intercambio procedente de España- podían dar un discurso el viernes, en la despedida del curso.

-Claro. -dijo Inés.

-Perfecto. Un placer... -dijo despidiéndose.

Después de que el director se fuera comieron la tarta de chocolate. Después cada uno se fue a su casa. Inés, Mason, Lola y Ryder fueron los últimos en irse, con George.

-El equipo necesita un buen escolta que los dirija... -le dijo George a Mason, convenciéndolo de que se uniera al equipo universitario.

-Sí, y como yo todavía soy juvenil el año que viene... -añadió Ryder.

-Claro... -dijo Mason.- Lo pensaré.

-Por favor, Mason. Además, todos sabemos que amas el baloncesto. -dijo George.- Bueno, el diecinueve de agosto empezamos a entrenar...

-Papá, todavía es tres de junio. -le dijo Lola. Su padre la ignoró.

-Bueno, nosotros nos vamos. -dijo Mason. Pasando un brazo sobre los hombros de Inés.

-Inés, espero que no te vayas sin venir a despedirte de mi. -le dijo George.

-No se preocupe por eso. Y Mason el año que viene estará jugando en su equipo, se lo aseguro. -dijo Inés con una sonrisa. Mason e Inés se subieron en el coche de Mason y se fueron a la casa de los Flint. Ryder y Lola se quedaron con George.

-Papá, vamos a cenar, ¿vale? Nos vemos después. -le dijo Lola.

-Vale. -dijo George, cerrando la puerta del pabellón.- Ryder, quiero que vuelva con el rimel intacto. -lo amenazó. Ryder se rió.

Papá! -le gritó Lola.


-No se preocupe, entrenador. Ni una lágrima. -prometió Ryder.

¡Malas y buenas noticias! Primero las malas, solo quedan dos capítulos más a partir de éste. Y, la buena, tengo una nueva historia, que espero que os encante, tanto como a mi. Se llama "Red Lips" y espero empezar a subirla en cuanto suba el último y definitivo capítulo de "Cazadores de Duendes".
Disfrutad lo que queda y comentad qué os pareció la novela al completo.
Un beso,
Cris.~

1 comentario:

  1. La novrla jasta ahora me ha encantado , la relacion entre los chicos me encanta :)

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