Después de una semana completa de partidos, de los
cuales solo ganaron uno, llegó la hora de despedirse de su
experiencia en Statesville. La federación de baloncesto había
organizado una especie de cena/baile formal para despedir a los
equipos que participaron en el torneo.
-¿Tenemos que ir elegantes? -preguntó Kevin, durante
la comida.
-Eso creo. -dijo George, que los acompañaba.
-¡Ya se lo que me voy a poner! -dijo de repente Lola.
Miró a Inés que estaba a su lado.- ¿Sabes la chaqueta dorada? -su
amiga asintió.- Con unos pitillos negros, la blusa blanca y los
tacones dorados.
-¿Trajiste tacones? -le preguntó su padre.
-No es muy alta, los necesita. -dijo Robert, todos se
rieron y Lola le tiró una servilleta de papel.
-¿Tú qué te vas a poner? -le preguntó Cosmo a Inés.
-Pues creo que el vestido rojo, con una chaqueta de
cuero y unos tacones negros. -dijo Inés.
-Bueno, la cosa es que tenemos que escoger a alguien
para dar un discurso. -dijo George.- ¿Queréis hablarlo o simplemente
lo votamos? -un hombre, que parecía de la dirección de la
federación se acercó a la mesa donde estaban comiendo.
-Disculpad. Quería comentaros una cosa. -dijo él.
Todos se callaron y lo miraron.- La federación y el público está
muy sorprendido con vuestro equipo por tres motivos: el año pasado
fuisteis últimos de vuestra liga y este primeros, empezasteis la
temporada muy mal y hubo una mejora increíble, y que sois el único
equipo con dos chicas. Por eso, nos gustaría que dierais un discurso
a mayores hablando un poco de esto. Si no os importa, claro.
-No habrá ningún problema. -dijo George. El hombre se
despidió y George miró a sus jugadores.
-Propongo a Lola para una parte del discurso. -dijo
Inés.
-Vale. -dijo George.
-Yo a Ryder. -dijo Thomas, todos se rieron y la pareja
los fulminó con la mirada.
-Y yo al capitán, por supuesto. -dijo Caleb.
-¿Alguien más? -preguntó George.- Pues decidido.
Vosotros dos -dijo señalando a Ryder y a Thomas.- haréis el
discurso normal. Y Lola el discurso sobre lo de las chicas.
-Disculpa, entrenador. -dijo Thomas.- Si voy a dar un
discurso, me gustaría que fuera el de la sección femenina. -todos
miraron sorprendidos a Thomas.
-Si a Lola le parece bien... -dijo George.
-Claro. -dijo Lola.
-Pues decidido. Sed puntuales esta noche. -pidió
George.
Toda la tarde la pasaron recogiendo sus cosas, para el
viaje del día siguiente; descansando y haciendo los discursos.
-¿Qué te parece si nombramos a Nathan, Alex y a Jake?
-propuso Ryder.- Creo que podemos dedicarles esto a ellos.
-¿Por qué no se lo dedicamos a toda la escuela? Todos
pasamos por eso y me parece justo mencionarlos a ellos especialmente.
-dijo Lola.
-Claro, así mucho mejor. -alguien golpeó en la puerta
de la habitación de las chicas, donde la pareja preparaba el
discurso. Era Thomas.
-Lola, ¿me dejas un momento a Ryder? -preguntó desde
la puerta. Lola asintió y añadió.
-Claro, pero ¿para qué?
-Cosas de chicos... -dijo Thomas. Ryder habló con
Thomas, como hicieron el resto de los chicos de Duendes Verdes, menos
Lola e Inés.
La hora de la cena llegó y todos llegaron al gran salón
donde se celebraba. Después de la cena, los equipos fueron dando sus
discursos. Algunos de ellos incluso se emocionaban al darlos. La
mayoría se dedicaban la victoria a ellos mismos o a sus
entrenadores. Entre los últimos, llegó Duendes Verdes. Primero
subieron Lola y Ryder.
-Hola. -dijo Ryder.
-Nosotros estamos aquí como representantes de Duendes
Verdes. -dijo Lola.- Y no queremos decir mucho. Tan solo queremos
decir que no todo fue bueno en este año. Empezamos el año con
algunos problemas de grupo y cuando todo estaba mejor ocurrió algo
en nuestro instituto.
-Un tiroteo, eso pasó. -dijo Ryder.- Muchos de
nosotros, la gran mayoría, estuvimos mucho tiempo encerrados en el
instituto y no lo pasamos bien. Algunos tuvieron secuelas físicas y
otros tan solo mentales. -al decir esto, cogió la mano de Lola, que
estaba recordando su hombro herido.
-Por eso queríamos dedicarles el haber llegado hasta
aquí a todo nuestro instituto, que no pasó una buena época. Sobre
todo a tres jóvenes: Nathan, Alex y Jake. -dijo Lola. Todos
aplaudieron, aunque el discurso no hubiera terminado.
-Durante esa época solo había una cosa que lograba que
nos distrajéramos: el baloncesto. Así que le queremos dar las
gracias a nuestro entrenador, George, que nos ayudó a superar esa
parte del curso. -todos volvieron a aplaudir.- Y ahora, le damos paso
a nuestro capitán, Thomas Hale, que quiere decir unas palabras.
-dijo Ryder, señalando a Thomas, que se acercaba a los micrófonos.
Ryder y Lola volvieron a la mesa donde estaba Duendes Verdes y se
sentaron, mientras Thomas hablaba.
-Bueno, supongo que todos habréis notado que no somos
un equipo normal, somos un poco raros... -todos se rieron.- Pero raro
no siempre significa malo, a veces significa bueno, como en nuestro
caso. Nosotros éramos un equipo de chicos competitivos, que no nos
llevábamos bien entre nosotros y que todos queríamos ganar por uno
mismo. Pero esto cambió cuando estas dos chicas entraron en el
pabellón. Lola, capitana de las animadoras, la chica popular. E
Inés, una alumna de intercambio, algo tímida. Ellas dos se animaron
a presentarse a las pruebas para el equipo. Al principio era
incómodo. Pero con ellas aprendimos un par de cosas. Por ejemplo:
que todos podemos jugar al baloncesto donde sea y como sea. No
importa que lleves una trenza en la cabeza o que te pintes las uñas
de rojo. -al mencionar esto, todo el equipo se rió.- Además,
aprendimos a jugar sin botar, a entender las miradas de nuestros
compañeros y, sobre todo, a ganar y a perder en equipo. Por eso pido
un fuerte aplauso para Inés Fernández y Lola Forbes. -todo el
público aplaudió, mirando hacia ellas.- Y queremos recordarle a
Inés que siempre que quiera podrá volver, estaremos en las pistas
de las vías del tren.
Todos volvieron a aplaudir y Thomas se despidió. Al
bajar Inés y Lola lo abrazaron. Inés estaba aguantando las
lágrimas, acaba de recordar cuánto los iba a echar de menos. Los
discursos siguieron entre los últimos equipos y después la fiesta
de verdad empezó. Los chicos se hartaron de bailar y cantar esa
noche, de verdad que la disfrutaron.
Cuando llegaron al hotel cada uno se fue a su
habitación. Pero, como todas la noches, todos terminaron durmiendo
en habitaciones diferentes, en cualquier lugar. A la mañana
siguiente emprendieron el viaje de vuelta a casa.
Que lindo el discurso de thomas
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