-¡Esa mano Ryder! -le gritó George para despertarlo
cuando el viaje en autobús terminó. El autobús llegó al hotel con
todo el equipo dormido, incluidos Lola y Ryder que estaban durmiendo
abrazados.
-Aquí, entrenador. -dijo Ryder, levantando la mano
libre. Estaba dormido, ni siquiera había abierto los ojos.
-La otra, estúpido. -le dijo George.- ¡Vamos todos
arriba que ya llegamos! -gritó despertando a su equipo.
-¿Ya? -preguntó Thomas, levantando su cabeza del
hombro de Inés.
-Sí, ya, capitán. -le dijo George.
-Tienes un hombro muy cómodo. -le dijo Thomas a Inés.
Ésta se rió y todos se fueron levantando poco a poco.
Bajaron del autobús y cogieron sus cosas. Todos iban
muy dormidos, despeinados, con mala cara o con almohadas bajo el
brazo.
-Supongo que ustedes son el último equipo que queda por
llegar... -dijo la recepcionista. Entonces se puso a buscar en una
larga lista.- ¿Duendes Verdes?
-Los mismos. -dijo George.
-Habitación 201, Inés y Lola. -dijo la recepcionista.
Inés cogió la llave y se dirigió hacia su habitación, seguida por
Lola.- Habitación 202, Logan y Robert. Habitación 203, Thomas y
Ryder. Habitación 204, Caleb, Jerry y Cosmo.
Todos se fueron a sus habitaciones, pero en menos de
media hora, alguien estaba molestando a Inés y a Lola. Lola abrió
la puerta, encontró a Ryder y sonrió. Ryder se acercó a besarle y
mientras esto pasaba más chicos entraron en la habitación.
-¿Qué hacéis? -les dijo Inés.
-Disfrutad de vuestra compañía... -le dijo Cosmo,
acostándose en la cama de Inés.
-Uno, estoy demasiado cansada para aguantaros. Dos, en
media hora vamos a cenar ¿no podíais esperar? Y tres, levántate de
mi cama.
-Vamos, chicas. Estamos de viaje, vamos a jugar al
baloncesto y somos campeones nacionales. ¿Qué más queréis? ¡Vamos
a disfrutarlo! -dijo Robert.
-Yo estoy con ellos, Inés. -dijo Lola, levantando la
mano.
-Así me gusta, trenza. ¿Qué me dices, española? -le
dijo Robert. Inés los miró a todos.
-Está bien... -dijo Inés. Todos lo festejaron con
aplausos y gritos.- Chicos, chicos, que nos van a echar sin apenas
cenar...
-Hablando de cenar. Me muero de hambre. ¿Vamos a cenar?
-propuso Jerry.
Todos bajaron al comedor, a cenar juntos. Cuando
llegaron a la puerta del comedor se encontraron con George.
-Entrenador, ¿podemos cenar? Nos morimos de hambre. -le
dijo Kevin.
-Claro. Pasad. -dijo George.
Todos entraron con orden y se sentaron en una mesa justo
para once personas. No se dieron cuenta hasta que se sentaron de
quiénes estaban a su lado. Era el equipo de Palos Nuevos, también
clasificado para ese torneo. Volaron algunas miradas, sobre todo por
parte de las animadoras, pero Duendes Verdes se sentaron y los
ignoraron.
-¿Se puede saber porque nosotros no tenemos equipo de
animadoras? -preguntó Inés.
-Porque no tenemos dinero. -le dijo Logan.
-Aquí tenía que estar Bella... -musitó Inés. Lola se
rió.
-Veo muchas risitas por aquí... -dijo el número diez
de Palos Nuevos, acompañado por Sarah.- Una pena que no estemos en
el mismo grupo, no competiremos por ahora. -dijo parándose detrás
de Lola e Inés.
-Sí, una pena, una pena... -dijo irónicamente Thomas.-
No queremos que paséis por otra humillación. Dos por año llega,
¿no? -todos aguantaron la risa ante el chiste del capitán.
-¿Lo sabéis por que sois expertos en humillaciones?
-dijo Sarah.
-No te preocupes, cariño. Tú, nos ganas. -le dijo
Inés.
-¿Te crees superior por estar con Flint? -le dijo
Sarah. Inés se levantó para contestar, pero Ryder habló primero.
-Pues lo será, con todo lo que hiciste tú para
conseguirlo... -dijo Ryder.
-¿Y tú quién crees que eres? -le dijo el número
diez.
-Eso mismo te digo yo a ti. -le dijo Ryder,
levantándose. Al mismo tiempo se levantaron Logan, Thomas y Cosmo.
-Creo que os vais. -les dijo Lola.
-Yo no lo creo. -le contestó Sarah.
-Fuera. -dijo Inés. El número diez y Sarah se fueron.
George se estaba acercando a la mesa y se quedó mirando a los dos
estudiantes de Palos Nuevos sorprendido.
-¿Y estos? -preguntó señalándolos.
-Tu hija tiene amistades... -dijo Robert. Todos se
volvieron a reír.
-Bueno, como sea. Cuando terminéis de cenar a la cama y
a dormir. Mañana vamos a ver el partido de los campeones italianos
contra los franceses a las cuatro de la tarde. Y alguno más si
queréis. -les dijo George.
-Sí, entrenador. -dijo Richard.
-Mañana a las ocho desayuno. -dijo George, antes de
desaparecer.
-¿Eso significa que desde este momento hasta mañana a
las ocho tenemos vía libre? -dijo Cosmo con una sonrisa.
Todos rieron y festejaron mientras esperaban la cena.
Tenían una semana de vacaciones y, aun encima, haciendo lo que más
querían: jugando al baloncesto.
este viaje va a ser una locura
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