-¡Es hora de levantarse! -gritó Inés, entrando en su
habitación. Ryder y Lola se despertaron sobresaltados.
-¡Inés! -le gritó Ryder.
-Aun encima que me echas de mi habitación. Me tengo que
cambiar y vamos a desayunar. -le dijo Inés. Entonces escucharon la
voz de George por los pasillos.
-¡Mi padre! Como te vea aquí... -dijo Lola,
levantándose.
-Corre en el baño. -dijo Inés. Empujaron a Ryder al
baño y, después, Lola empujó a Inés al baño y cerró la puerta.
-Chicas, ¿estáis despiertas? -preguntó George
abriendo la puerta. Encontró a su hija de pie y sonriente.
-Sí, ya vamos, papi. -dijo Lola.
-¿Dónde está Inés?
-En el baño.
-¿Seguro que es Inés? -preguntó George, acercándose
a su hija.
-Sí papá. Mira: ¡Inés! -gritó Lola.
-¿Sí? -dijo Inés desde el baño.
-Nada. ¿Ves, papá? ¿Por qué no cofias en mi? -le
dijo Lola.
-Bueno, id a desayunar. -dijo George antes de irse. En
cuanto se fue los tres respiraron tranquilos.
Bajaron a desayunar y todos estaban allí, ya.
Desayunaron tranquilos y en armonía.
-Buenos días, chicos. -dijo George, apareciendo en
escena.- Hoy vamos a ver algún partido. ¿Queréis ir a ver los de
por la mañana?
-Entrenador, como capitán y portavoz de mis compañeros,
creo que todos pensamos que es mejor que nos tomemos la mañana de
descanso. Por la tarde vamos a los partidos. -dijo Thomas.
-Ya me parecía... -dijo George. Todos se rieron.- Vale,
pero después de comer iremos al pabellón a ver los partidos de hoy.
-¿Y la siesta? -preguntó Inés.
-En el autobús, si te da tiempo. -le dijo George.-
Sino, duerme toda la mañana y por tarde ya no tendrás sueño.
La mañana la pasaron descansando, hablando y jugando.
Comieron y después de comer se fueron al pabellón. Al decir que
eran Duedes Verdes les dejaron unos sitios a pie de pista. Allí se
sentaron todos juntos. Caleb sacó la cámara de fotos y aprovechó
para sacar unas cuantas a los partidos que estuvieron jugando.
-Inés, ¿me acompañas a comprar algo para comer? -le
preguntó Lola, sentada al lado de su amiga. Inés asintió y las dos
se levantaron para comprar algo de comer. Cuando estaban en la cola
del puesto de comida, Inés escuchó su nombre.
-Inés. -la susodicha se giró y se encontró a alguien
que no esperaba ver, para nada. Era Paloma, una antigua compañera de
equipo. Cuando le ofrecieron un puesto en el equipo del Real Madrid,
Paloma dejó al equipo de Inés y se fue a jugar a otro nivel.
-¡Paloma! -gritó Inés. Las dos se abrazaron fuerte.
-Te vi y estaba pensando: es imposible que sea ella.
¿Qué haría aquí? Después me di cuenta de lo de la beca y...
-dijo Paloma emocionada. Las dos se volvieron a abrazar.
-¿Estáis clasificadas por el torneo, no? -preguntó
Inés.
-Sí, pero el torneo femenino termina mañana. No se
como no te vi antes. Y además, jugué contra varios equipos
estadounidenses y no te vi por ningún lado... -dijo Paloma,
sorprendida.
-Es que estoy jugando en un equipo masculino. En el
instituto donde estoy no hay equipo femenino y entonces me apunté al
masculino, con Lola. -dijo señalando a su amiga, que estaba
comprando.
-No sueltas el baloncesto, cueste lo que cueste... -dijo
Paloma, riéndose.- Ahora tengo que irme. Pero estoy encantada de
verte, de verdad. -dijo antes de volver a abrazarla y salir corriendo
tras su equipo. Lola se reencontró con Inés y ya estaba comiendo.
-¿Quién era?
-Una vieja compañera. Echaba de menos hablar con
alguien en Español... -confesó Inés.
-Puedes hablar conmigo en Español. -le dijo Lola. Inés
le dijo alguna frase que Lola no entendió ni una palabra.- Para,
para, para. Que yo se español del instituto, no te pases. -las dos
se rieron y volvieron a sus sitios.
-Chicos, es Mason. -dijo Cosmo, sacando su teléfono
móvil.- Hola, tío.
-¿Y por qué te llama a ti y a mi no? -preguntó Inés.
Pero todos la ignoraron.
-Sí, sí, se lo digo... -dijo Cosmo, que miró a Inés
y se dirigió a ella.- Que nos llama a nosotros porque imaginaba que
estábamos juntos.
-¡Mentiroso! -le gritó Inés.
-No, hoy no jugamos. Jugamos mañana por la noche. -le
dijo Cosmo al teléfono.- Sí, sí... Pero poco que las llamadas
están muy caras... -Cosmo le pasó el teléfono a Inés.- Tu novio
quiere hablar contigo.
-No es mi novio. -le dijo Inés.- Hola... -dijo
cambiando el tono de voz.
-Ese tono de voz dice: estoy hablando con mi novio.
-dijo Logan. Inés le pellizcó el brazo. Logan puso cara de dolor,
de dolor de verdad, mientras el pellizco duraba.- ¡Para ya, para ya,
para ya! -pidió Logan.
-Tu amigo es estúpido. -le dijo a Mason, por el
teléfono. Algunos no podían ni respirar a causa de la risa. Sarah
pasó por allí.
-Siempre dando el espectáculo... -dijo Sarah.
-Es Mason, ¿quieres hablar con él? -le preguntó Inés
señalando el teléfono.
Sarah puso mala cara y se fue. Algunos estaban ya
llorando de la risa. Eso es un equipo, un equipo de verdad. Que lloró
junto y ahora ríe junto.
Siempre esta metiendose sarah
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