Inés seguía sin saber que hacer respecto a la carta
que el Programa de Intercambios (PdI) le había mandado. Pero con la
victoria de Duendes Verdes, la canción que cantó Isabella y, sobre
todo, una frase que había dicho Cosmo la noche que se había unido a
ellos en las pistas de las vías del tren. “Nosotros nos pedimos
a la española”, eso había dicho Cosmo. La gente la quería en
Bugle y ella quería a Bugle. Así que rellenó la hoja y la mandó.
Iba a solicitar la extensión de la beca. Solo había tres
extensiones para cien estudiantes de intercambio, así que tendría
que esforzarse mucho.
La carta con las características que tenía que cumplir
para volver un año más llegó en apenas una semana. La prueba que
debería pasar constaba de: una entrevista a la familia Flint, notas
excelentes, cien horas de actividades extra-escolares, una entrevista
a sus compañeros y una entrevista a ella misma.
Pero el momento de contar todo, llegó. Así que reunió
a toda la familia Flint y les contó todo lo ocurrido. La familia
Flint se alegró de que Inés quisiera seguir un año más con ellos.
Llamó a su familia de España y ésta le dijo que aceptaban su
decisión. Se lo contó a sus amigos y éstos se alegraron mucho de
que hubiera una posibilidad de que se quedara un año más.
-Entonces, ¿podrás quedarte un año más? -le preguntó
Cosmo, mientras caminaban por los pasillos del instituto.
-Si paso la prueba sí. -dijo Inés sonriente.
-¿Cuántas posibilidades hay? -preguntó Cosmo.
-Tres entre cien. -dijo Inés.
-Un tres por ciento, no está mal... -dijo Cosmo. Los
dos se rieron y Cosmo la abrazó por los hombros.
-Chicos, Lola se está peleando. -dijo Thomas, pasando
por su lado corriendo. Cosmo e Inés empezaron a correr hacia donde
corría Thomas. Efectivamente había una pelea allí. En el medio
estaban Lola y Rachel peleándose. De repente, más amigas de Rachel
se metieron en la pelea. Inés iba a hacer lo mismo, pero Isabella la
agarró por un brazo.
-Haz buena letra si te quieres quedar, yo peleo por
ti... -dijo sonriendo. Isabella, Grace y Claire se metieron en la
pelea también. Hasta que Ryder, Julian, Owen y Cosmo intervinieron
como novios. Cogieron a sus chicas y las separaron.
-¿Se puede saber que pasó? -dijo Ryder.
-Pregúntale al hombre de tu novia. -le dijo Rachel
fuera de sus casillas.
-Ah, no... -dijo Lola intentando soltarse y correr hacia
ella, pero Ryder era más fuerte.
-Si le dedicara la mitad de tiempo a cuidarse del tiempo
que le dedica a entrenar con hombres quizás pareciera más una
mujer. -le dijo Rachel.
-La envidia te corroe... -dijo Mason, apareciendo en
escena.
-¿Envidia de qué? -preguntó Meredith, mejor amiga de
Rachel.
-Por lo menos ella no está tan sola como tú... -le
dijo acercándose a ella.
-Por lo menos yo tengo algo que hacer. Tú en cambio te
pasas la vida en ese instituto y en los partidos de ellos. ¿No
tienes algo qué hacer para ti? -le dijo Rachel.
-Cállate, zorra. -le dijo Isabella.
-Tú sí que me tienes envidia. -le dijo Rachel,
señalándola.
-¿De qué? Si ella se quedó con Owen. -dijo Claire,
riéndose. Todos se rieron y Rachel se fue enfurecida, seguida por
sus amigas.
-Muy bien, Claire. -le dijo Lola, chocando sus manos con
su amiga. Los chicos soltaron a Lola, Isabella, Claire y Grace.
-Y tú no le hagas ni caso. -le dijo Bella a su hermano.
Inés lo abrazó y él le sonrió.
-Lola, tenemos Química. El Señor Morgan me odia un
poco y cómo lleguemos tarde no nos dejará pasar. -dijo Julian.
-Cierto, nos vamos. -dijo Lola. Se despidieron y
salieron corriendo hacia el laboratorio de química.
El día pasó sin más peleas o discusiones. Pero a
Mason le afectó seriamente lo que Rachel le había dicho, pese a que
su hermana le hubiera dicho que no le hiciera caso, él no podía
evitar pensar que Rachel tenía razón. Por eso, por la noche,
después de cenar, se puso su chándal y salió a caminar. Casi todas
las personas que salían a pasear por Bugl terminaban en las pistas
de las vías del tren. Si estaban vacías era un buen lugar para
relajarse. Y si tenían gente jugando al baloncesto se podía
respirar la felicidad y la amistad. Esta vez, Mason encontró a Ryder
jugando allí, solo.
-Pensé que estarías aquí con una chica. -dijo Mason,
interrumpiendo el juego de Ryder. Éste cogió el balón y lo miró.-
Por lo menos, eso solías hacer antes.
-A Lola le gusta más la idea de dormir que la de estar
aquí conmigo, jugando. -dijo Ryder.- Tú también traías a chicas
aquí.
-Sí, pero Inés ya tiene suficiente con lo de las
pruebas para quedarse otro año más. -dijo Mason. Después se
produjo un silencio, hasta que Mason volvió a hablar.- ¿Sabes a
quién nunca traje? A Sarah.
-Yo tampoco nunca la traje. -dijo Ryder, sonriendo hacia
un lado.- Quizás ese sea el motivo por el cual no funcionó.
-Quizás sea esa o quizás fuera porque era un poco
zorra... -dijo Mason.
-Sí, puede que fuera lo segundo... -dijo Ryder, riendo.
-Sí... -Mason también se rió.
-Oye, vamos. Un uno contra uno. -dijo Ryder.- A once
puntos. -le ofreció el balón. Mason lo miró y después de unos
segundos lo cogió y lanzó a canasta encestando.
-Empiezo yo. -dijo Mason.
Estaban los dos jugando cuando Cosmo, Thomas y Logan
aparecieron. Ellos cinco fueron los cinco mejores amigos durante
mucho tiempo, hasta que pasó lo de Sarah y Ryder se distanció.
-Parece que volvéis a ser amigos. -dijo Cosmo, cogiendo
un balón que acababa de escaparse.
-Bueno, llegamos a la conclusión de que Sarah era un
poco zorra. -dijo Ryder.
-¡Al fin! -exclamó Thomas, extendiendo los brazos.
Todos se rieron.
-Además, las animadoras no os van. -dijo Logan.- Os van
más las chicas que juegan al baloncesto.
-Sí, eso parece... -dijo Mason.
-Bueno, ¿hay sitio para nosotros o no? -dijo Cosmo.
-Pero somos impares. -dijo Thomas.
-No lo somos. -dijo una voz a sus espaldas. Todos se
giraron y vieron allí a George Forbes.
-Entrenador Forbes. -dijo Ryder. Todos se rieron ante lo
tenso que se puso Ryder.
-Relájate, Ryder. No estoy aquí como entrenador, estoy
como padre... -dijo George, acercándose.
-Uh... -dijeron Cosmo, Thomas, Logan y Mason a la vez.
-Vamos a hacer equipos. -propuso Thomas.
Un equipo estaba formado por Mason, Ryder y Logan. Y el
otro por George, Cosmo y Thomas. Los seis se pusieron a jugar,
terminando por perder la cuenta de los puntos y dejarlo en un empate.
Siguela me encanta como escribes :)
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