En el equipo de Duendes Verdes algo había pasado. No
dejaban de ganar, no perdían jamás. Esto, hizo que pasaran de estar
en fase de descenso a fase de ascenso. Pero ascender no era tan
fácil. El equipo de football estaba muy bien, cada vez mejor. Todos
se habían vuelto a unir. El seis de mayo llegaba la carta que
anunciaba si Inés se quedaría otro año más o no. El once de mayo
Duendes Verdes se volvía a enfrentar con Palos Nuevos, si ganaba
ascendía, si perdía no ascendía. Esa semana de mayo sería o la
mejor o la peor de todas. El tres de mayo, viernes, Lola e Inés
decidieron comer con su equipo de baloncesto por una vez. Estaban
hablando tranquilamente cuando Lola vio a su padre por la puerta de
la cafetería.
-¿Qué hace aquí mi padre? -preguntó Lola.
-¿Tu padre? -preguntó Ryder. Todos se giraron y vieron
a George Forbes en el pasillo del instituto. Una mujer se acercó a
él y estrecharon sus manos.
-¿Quién es esa? -preguntó Lola.
-Lola, ¿tu padre tiene una amante? -preguntó Thomas,
riéndose. Ryder le tiró una servilleta.
-Voy a hablar con él. -dijo Lola, levantándose.
-Thomas, no seas insensible. -le dijo Inés. Lola se
acercó a su padre y cuando él la vio le sonrió.
-Hola, cariño. -dijo dándole un beso en la mejilla.
-Hola, papá. ¿qué haces aquí? -le preguntó Lola.
-¿Me disculpa un segundo? -le dijo a aquella mujer.
Ella asintió y George separó a su hija para poder hablar con ella.-
¿Qué pasa, Lola?
-¿Qué que haces aquí? -preguntó ella.
-Tengo una reunión con esta mujer. Es la supervisora
del Programa de Intercambios y quiere hablar conmigo de Inés. -dijo
George.- Acaba de ir a casa de los Flint y después vendrá al
entrenamiento.
-¿Nos va a venir a ver? -preguntó Lola.
-Sí, pero no le digas nada a Inés, se pondrá
nerviosa. -le pidió George a su hija.
-Vale. Papá, háblale bien de ella. -le dijo Lola.
-¡¿Cómo le voy a hablar mal de Inés?! Yo también
quiero que se quede, es una gran base. -dijo George. Él se fue a su
reunión con aquella mujer y Lola a su mesa de la cafetería.
-¿Todo bien, trenza? -le preguntó Robert.
-Sí, tiene una reunión con el director por el partido
de la semana que viene. Quieren hacer algo grande. -dijo Lola.
-Claro que sí, tienen que hacer algo grande para cuando
ascendamos. -dijo Cosmo.
-Por cierto, ¿vosotras dos que pensáis hacer? -les
preguntó Kevin a Lola y a Inés.
-¿Hacer qué? -preguntó Inés.
-¿No vais a hacer nada con Sarah? -dijo Kevin. Ryder
bufó y las chicas se rieron de la tontería.- Lo digo en serio, esa
chica estuvo detrás de vuestros dos novios y lo sigue estando. ¿No
vais a hacer nada? ¿Un balón en su cabeza o un empujón
“accidental”? -propuso Kevin.
-No vamos a hacer nada. -dijo Inés.- Solo
restregárselo. -dijo con ira en su voz. Todos se rieron.
-Hola, chicos... -dijo Rachel, apareciendo en escena y
apoyándose en la mesa. Todos la miraron indiferente aunque ella
venía a provocar.- He oído que vais a jugaros el ascenso la semana
que viene.
-Has oído bien. -le dijo Thomas.
-Solo quería desearos suerte. -dijo Rachel.- Sobre todo
a ti, Cosmo. Te lo mereces... -le dijo a Cosmo, a quién tenía al
lado.
-Gracias, niña. -le dijo Cosmo.
-No soy tan niña. -dijo Rachel, acercándose más a él.
-Sí, yo creo que sí. Ten cuidado que por ahí vienen
tus monas. -le dijo señalando a las amigas de Rachel. Rachel se fue
enfurecida y todo el equipo se rió.
-¿Les acabas de llamar monas? -le preguntó Lola. Cosmo
asintió y ella chocó sus manos con él.- Eres un genio.
Después de comer todos se fueron al pabellón, esa
tarde el entrenamiento era temprano. Se fueron a los vestuarios y
después empezaron a calentar con unos tiros, como siempre. Lola e
Inés se sentaron en el banquillo, mientras Inés le hacía una
trenza a Lola. George llegó acompañado de aquella mujer, que se
sentó en las gradas. Entonces el entrenamiento empezó. Empezaron
suavemente, pero después George les mandó un ejercicio que muchos
odiaban, El eliminador. Como siempre, a la final quedaron
Ryder e Inés. Mientras ellos jugaban, Thomas se acercó a Lola.
-Tú sabes quién es esa mujer, ¿verdad? -le preguntó
discretamente. Lola miró a los lados y asintió.
-Es la supervisora de las becas de intercambio. -dijo
Lola.
-¿Becas como la de Inés? -preguntó Thomas. Lola
volvió a asentir.- Bueno, lo está haciendo bien. -dijo después de
un suspiro.
Esa semana Ryder había ganado. Después George les
mandó hacer un ejercicio en el que todos tenían que esforzarse al
máximo, se llamaba Líneas. Consistía en correr desde la
línea de fondo hasta otras cuatro del campo en menos de cuarenta
segundos. Si todos lo superaban el tiempo iba disminuyendo.
Mientras los jugadores estaban haciendo el ejercicio,
George se acercó a hablar con la mujer. Después volvió al
entrenamiento.
-Dos contra dos. -dijo George.- Thom y Jerry, juntos.
-todos se rieron, ya que lo decía como en los dibujos animados.-
Lola y Robert.
-¡Trenza! -exclamó Robert. Los dos se abrazaron.
-Cosmo y Logan. -dijo George.- Kevin y Richard. -y solo
quedaban tres personas: Inés, Ryder y Caleb.- Vosotros tres sois un
trío, uno descansa.
Jugaron lo que restaba de entrenamiento y después se
fueron a las duchas. Era hora de volver a casa para pasar el fin de
semana, tranquilos. Aun que el sábado tendrían que volver a
entrenar, no iban a dejar escapar la posibilidad de ascender.
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