Duendes Verdes ganó la final y se proclamó campeón
nacional, por primera vez en muchos años. Harry Goldman, entrenador
de Palos Nuevos en el 2002, los felicitó. Especialmente a Lola e
Inés. Después del partido todos lo fueron a celebrar por todo lo
alto, pero la vida normal volvió ese mismo lunes. Cuando entraron en
el instituto. Muchos los felicitaban, pero no había más fiesta, en
realidad les quedaba muy poco tiempo con Inés.
Era trece de mayo, a Inés le quedaba un mes y un día
en Bugle. Esa tarde, Isabella e Inés llegaron a casa en compañía
de Lola. Lo que no se esperaban es que Ryder, Cosmo, Logan y Thomas
también estaban allí.
-Hola. -dijo Mason, con una sonrisa.
-Hola, chicos... -dijo Isabella sorprendida.
-¿Y esa cara de sorpresa? -le preguntó Cosmo.
-Que no me acordaba que Mason tuviera amigos. Hacía
años que no llegaba a casa y os encontraba aquí... -explicó
Isabella. Los cinco chicos sonrieron.
-Tú tampoco vienes sola. -le dijo Mason.
-Pero yo traigo amigos nuevos. Tú llevas trayendo a
estos cuatro desde que tienes ocho años. -le dijo Isabella. Todos se
rieron.
-Sentaros, chicas. -propuso Thomas, haciéndoles sitio
en el sillón.
-Claro. -las chicas se estaban sentando cuando el
teléfono sonó, Arianna lo cogió. A los cinco minutos llegó al
salón. Cuando la pequeña entró Mason se apuró a sacar el brazo de
la espalda de Inés, la única Flint que lo sabía por ahora era
Isabella.
-Inés, es para ti. -le dijo Arianna.
-¿Para mi? -preguntó sorprendida.
-Sí, tu madre. -dijo Arianna. Inés se levantó y fue a
coger el teléfono.
-¿Hola? -preguntó.
-Inés, cariño, tengo noticias. -dijo Carmen,
emocionada.
-¿Qué pasa?
-Tu hermana se acaba de poner de parto.
-¿¡De parto!? -gritó Inés.
-Sí.
-Todavía le queda un mes. -dijo Inés mirando el
calendario que estaba en la cocina de los Flint. Tenía rodeado el
día en el que su hermana salía de cuentas, el veinte de junio.
-Lo se, será octomesino. -dijo Carmen.
-¿Dónde está, Rocío? -preguntó Inés.
-Está dilatando. -le dijo su madre.
-Cuando nazca llámame, por favor. -le pidió Inés.
-Vale. Te quiero, cariño.
-Y yo a vosotros. -dijo Inés, antes de colgar. Corrió
al salón, donde estaba el resto de sus amigos.- ¡Mi hermana está
de parto! -gritó, emocionada. Todos la felicitaron.
-¿Que significa estar de parto? -le preguntó Arianna,
todos se rieron.
-Significa que va a tener un hijo. -le explicó Inés.
-Entonces, ¿tú vas a ser tía? -le preguntó Arianna.
-Exacto. -dijo Isabella.
-Me llamarán cuando el bebé nazca. -dijo feliz Inés.
Esa tarde fueron a entrenar con George Forbes y
volvieron a casa a la misma hora de siempre. Cuando llegó preguntó
si la habían llamado, pero nadie había llamado todavía. Cenaron en
tranquilidad y se fueron a la cama. Inés no se podía dormir, dio
vueltas en la cama, estudió, leyó, pero el sueño no llegaba a
ella. Mason la interrumpió.
-¿Sigues despierta? -le preguntó, entrando y cerrando
la puerta tras él.
-Sí, no puedo dormir. -explicó Inés, cerrando su
libro de historia.
-Te hago compañía. -dijo Mason, sentándose en su
cama.
-No hace falta, tú mañana tienes clase y necesitas
dormir. -dijo Inés, sentándose a su lado.
-No te preocupes por eso. -dijo Mason.
Al cabo de unos minutos los dos estaban dormidos sobre
la cama de Inés. Por la mañana, cuando el despertador sonó, los
dos se encontraron dormidos uno encima del otro. Entonces escucharon
los pasos de alguien por el pasillo.
-Rápido, debajo de la cama. -le dijo Inés a Mason.
Mason se escondió debajo de la cama y Arianna entró en la
habitación de Inés.
-Inés, ¿estás despierta? -le preguntó Arianna.
-Sí, ¿qué pasa, cielo?
-Como va a nacer tu sobrino, ¿te vas a ir a España a
verlo? -le preguntó Arianna, sentándose a su lado, en la cama.
-No, cielo. Solo me queda un mes aquí, esperaré a
verlo. -dijo Inés.
-¿Solo te queda un mes? -preguntó Arianna.
-Sí, hoy exactamente me queda un mes para volver a
España. -le explicó Inés.
-Te voy a echar de menos... -le dijo Arianna,
abrazándola. Durante el abrazo el teléfono sonó, Inés lo cogió y
Arianna la dejó sola.
-¿Hola? -preguntó.
-¿Inés? -preguntó Lucía.
-Lucía, soy yo. ¿Qué pasó?
-Ya nació. ¡Somos tías! -dijo Lucía emocionada.
-¿En serio? ¿Cómo están? ¿Qué es? ¿Cómo se
llama?
-Están los dos bien. Es un niño precioso y se llama
Mario. -informó Lucía.
-¿Mario? Quiero hablar con Rocío. -dijo Inés.
-Ahora no puedes, Inés. Está recuperándose. ¿Quieres
hablar con Miguel?
-Sí, vale.
-Hola, Inés. -dijo Miguel.
-Miguel, ¿cómo estás mi hermana?
-Está perfectamente.
-¿Y el niño?
-Aquí, en mis brazos. -dijo Miguel.- Se parece mucho a
Rocío.
-Quiero verlo ya...
-Ya lo verás, Inés. Disfruta del tiempo que te queda
ahí, después disfrutarás de tu sobrino. -le dijo Miguel.- Tengo
que volver, tu hermana está histérica porque no tiene a su hijo.
-Nos vemos, Miguel.
Colgó el teléfono y Mason salió de debajo de la cama.
Mason la abrazó y Bella entró en la habitación de Inés.
-Menos mal que soy yo y no es Arianna. No podéis ser
tan descuidados. -les dijo con ese humor matutino que tenía ella.
Que lindos que son me encantan :)
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