El autobús hacia Tuinod el día veintidós de diciembre
iba lleno de jugadores. Pero detrás de él viajaba otro autobús más
y una masa de coches de seguidores de Duendes Verdes que iban a
apoyar a su equipo contra su mayor rival.
En el autobús el ambiente se repetía. La música alta,
los chicos cantando e Inés pintándose las uñas. Sonaba Don't
go breaking my heart de Elthon John y Kiki Dee.
-Aun no entiendo por qué te pintas las uñas antes de
un partido. -le dijo Lola a Inés, que estaba sentada delante de
ella.
-A ver si nos da suerte... -dijo Inés.
-Ojalá... -dijo Lola, suspirando.
Bajaron del autobús, no fue un viaje largo, tan solo
una hora. Las animadoras ya estaban allí, esta vez habían ido cada
una en un coche, no en autobús. Isabella, Claire y Grace fueron en
el coche con Mason.
-Justo tenía que venir hoy... -se quejó Ryder.
-Ryder, siempre nos viene a ver. -dijo Lola.
-¿Por qué? -preguntó él.
-¿Por qué juega Inés, por qué su hermana es
animadora o por qué juegan sus amigos? -era una pregunta retórica
de Lola. Ella bufó y se fue con Inés.
Inés y Lola se cambiaron, como siempre, solas. Pusieron
un poco de música para concentrarse. Salieron y se sentaron en el
banquillo, como siempre. Inés le peinó la trenza a Lola. Cuando
estuvieron listas los últimos jugadores estaban ya saliendo al
campo. Roberto se acercó a ellas y besó la trenza de Lola.
-A ver si es verdad y nos da suerte. -dijo Roberto,
riéndose.
Los tres se rieron, pero la risa cesó cuando Lola vio a
Ryder mirando a unas chicas que entraban por la puerta con el
uniforme de las animadoras. Les dio un codazo a sus compañeros y
todos miraron como una chica morena, con una coleta, muy guapa, con
el pelo recogido y nada maquillada, saludaba a Ryder con la mano. Él
le sonrió y se acercó a ella.
-No hay vuelta atrás para este chico... -dijo Roberto.
-O quizás sí... -musitó Inés. Estaba viendo como
Kevin, Caleb y Richard se acercaban a Ryder y le impedían seguir
caminando. Lo agarraron por la camiseta, parecía que lo estaban
amenazando. Por eso todos se acercaron bien.
-Escúchame bien, Ryder. -le decía Caleb, que era él
que lo estaba agarrando.- Como se te ocurra alguna estupidez para
impresionar a la chica esa, te juro que te saco de la pista a
patadas.
-¿Qué? -preguntó Ryder, sorprendido de ver a todo su
equipo amenazándolo.
-Sí, Ryder. Yo estoy con ellos. Sabemos todo lo que
hiciste por Sarah, no hagas que perdamos el partido y entremos en
fase de descenso por su culpa. -le dijo Jerry.
-Sabes que es casi imposible salir de la fase de
descenso, y no pienso jugar en una división inferior el año que
viene. -añadió Kevin.
-¿Os pensáis que voy a arruinar algo así por una
chica? -preguntó Ryder, ofendido.
-Estropeaste cosas mejores. -dijo Cosmo.
Todos se quedaron en silencio mirando a Ryder. Caleb lo
soltó y empezaron a calentar. George Forbes les dedicó unas
palabras alentadoras y escogió al quinteto inicial de siempre:
Thomas, base; Ryder, escolta; Richard y Kevin, aleros; y Logan,
pívot. Las chicas se sentaron juntas, en la esquina del banquillo.
-¿Qué quiso decir Cosmo, antes? -preguntó Inés.
-Ryder era muy muy amigo de Mason. -le dijo Lola.
-¿De verdad?
-Sí, pero Ryder lo estropeó todo con lo de Sarah. Es
un apena que una relación como la de Ryder y Mason se rompiera. Daba
gusto verlos juntos. -confesó Lola, mirando a Inés.
El partido había empezado y Palos Nuevos se puso por
delante muy rápido. George llamó a su hija y ésta se preparó para
salir a la pista. Cuando Lola y Ryder se cruzaron, intercambiando
posiciones, chocaron sus manos y él beso su mejilla. Ryder chocó
las manos con todos los sentados en el banquillo y se sentó donde
antes estaba Lola, al lado de Inés. Giró la cabeza y miró a las
gradas, buscando a Mason.
-Tranquilo, Ryder. -le dijo Inés, sin mirar.
-Estoy tranquilo. -dijo Ryder.
-Pues deja de buscar a Mason, no se va a acercar a
Sarah.
-¿Cómo sabes tú eso?
-Porque para él las amistades son más importantes que
las relaciones amorosas.
-¿Tú también? Hay muchas cosas de las que no estoy
orgulloso, Inés. -dijo Ryder, mirándola.
-Pues empieza a arreglar las cosas, sino será muy
tarde. -dijo Inés.
-¡Inés! -le gritó George.
-Es mi turno. -dijo Inés, sacándose la sudadera.
-Mucha suerte.
-Gracias. -dijo Inés. Entonces se acercó a su
entrenador.
-Muy bien, quiero que subas el balón con Lola, sois
rápidas. Vas a defender al número catorce.
-¿Al catorce? Es muy hábil. -se quejó Inés.
-Tú puedes, así que no me defraudes. -le pidió
George.
El partido fue mejorando poco a poco. Los chicos de
Duendes Verdes consiguieron ponerse al nivel de sus contrarios, pero
ya quedaba muy poco. En el campo estaban Inés, Cosmo, Roberto, Kevin
y Logan. Entonces, con dos minutos en el marcador, George decidió
sacar el mejor quinteto. Llamó a Lola y a Ryder. Los dos se
posicionaron a cada lado de su entrenador.
-Muy bien, quiero jugar con pases y que mováis muy
rápido el balón. -pidió George.
-Está bien. -dijo Lola.
-¿Ryder? -preguntó George, los dos lo miraron.
-Sí, eso está hecho. -dijo Ryder.
Lola y Ryder entraron en el campo por Kevin y Roberto.
Chocaron sus manos y Kevin y Robert salieron de la pista. Lola y
Ryder se miraron y asintieron. Lola corrió hacia Inés para
informarla de la estrategia. Ryder hizo lo mismo con Logan y Cosmo.
Lola, Inés y Ryder se encargaron de llevar el balón de un campo a
otro y allí mismo agotaron los veinticuatro segundos dando pases.
Hasta que Inés recibió el balón detrás de la línea de tres
puntos y lanzó. El balón entró en la canasta y todos
enloquecieron, Duendes Verdes estaban por delante de Palos Nuevos por
primera vez en el partido.
-¡Eso es, eso es! -gritó Mason.
-¡Vamos, Inés! -gritó Isabella, con sus pompones.
Pero el partido se dio la vuelta con dos canastas de
Palos Nuevos. Tras la segunda canasta, Ryder miró el tiempo. Tenía
treinta segundos para llevar a su equipo a la victoria. Mientras Inés
sacaba de fondo él miró un segundo a Sarah. Ésta le sonrió, pero
Ryder recordó la amenaza de sus compañeros, tenía que demostrarles
que él podía hacerlo. Entre Ryder e Inés llevaron el balón hasta
el otro campo con pases, lo cual sorprendió mucho al entrenador.
-¡Estamos mejorando, entrenador! -le dijo Thomas, desde
el banquillo. George le sonrió y volvió a fijar su atención en el
partido.
Ryder manejó a su equipo con decisión y seguridad. Con
pases entre los cinco pudieron aguantar el balón tiempo suficiente
para que el equipo de Tuinod se despistara y Lola pudo entrar a
canasta. Pero contra todos los planes del equipo, un defensor se paró
delante de ella. Lola se paró delante de él con el balón en las
manos y pensó en lo que debería de hacer.
-Cruza la pierna, cruza la pierna... -musitó George.
Recordó la cantidad de tardes que tardó en enseñarle a la pequeña
Lola ese movimiento. Su mujer, Marilyn, que estaba en las gradas,
estaba pensando justamente en eso también.
Lola cruzó la pierna delante de su defensor,
esquivándolo. Y así tenía el camino libre para una canasta fácil.
Lanzó el balón, éste rebotó en el tablero y entró en el aro.
Todo el banquillo de Duendes Verdes se levantó para ovacionar a su
compañera. Pero quedaban diez segundos y daba tiempo a que los otros
metieran una canasta. Por eso se dejaron de celebraciones y se
pusieron a defender. Inés estaba defendiendo al catorce otra vez.
Éste estaba intentando escaparse de ella, pero no era capaz. Por
eso, a falta de cuatro segundos tuvo que darle el balón a su
compañero. Pero el pase fue interceptado por Ryder, que miró el
marcador y al ver tres segundos en el descuento, agarró con toda su
fuerza el balón y no lo soltó hasta que la bocina final sonó.
Todos los jugadores de Duendes Verdes se lanzaron al
campo para celebrar la victoria. Las animadoras y los seguidores del
equipo se unieron al festejo. Los chicos de Palos Nuevos se quedaron
destrozados. Pero Ryder avanzó hacia Sarah, sin dudar.
-Sarah... -dijo con una sonrisa.
-Hola, Ryder. -le dijo ella.- Buen partido.
-Gracias. -ella empezó a mirar por encima de su
hombro.- ¿Qué tal estás?
-Ehmm... -dijo concentrada en buscar a alguien entre el
alboroto de gente.- Bien, bien. ¿Quién es la chica que jugó con
vosotros, la morena? -preguntó Sarah.
Ryder se giró y vio a Inés abrazando a Mason. Entonces
bufó.
-Es Inés. -dijo él, asintiendo. Después, sin más se
dio la vuelta y caminó hacia su equipo, decepcionado.
-Ryder... -le dijo Lola, cuando pasó por su lado. Él
la miró y forzó una sonrisa.
Ella lo abrazó.

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