-¡Están bien! -gritó una voz masculina.- Tranquilos,
policía... -dijo él. Los chicos abrieron los ojos y vieron al
policía.- Vamos, os ayudaremos. -dijo ofreciéndoles una mano.
Claire agarró la mano y se levantó.
Todos se ayudaron entre ellos para salir de allí. Los
policías los ayudaron a salir del instituto. Salieron en fila,
despacio. Marcel, en cuanto vio a sus hijos empezó a gritar
pretendiendo acercarse a ellos, pese a que dos policías no lo
dejaran avanzar. Isabella e Inés, en cuanto lo vieron corrieron
hacia él. Con una valla de protección por el medio los tres se
abrazaron.
Ryder llevaba a Lola con ayuda de Mason. La llevaron
hasta donde estaban dos enfermeros de una ambulancia. Allí, los
enfermeros la cogieron y no los dejaron avanzar.
-Gracias, de verdad. -le dijo Ryder a Mason. Él
asintió. Una mujer de treinta y siete años corrió hacia ellos. Era
la madre de Ryder. Él la abrazó fuerte en cuanto llegó a ella.
-Hola, Mason. -dijo la mujer, llorando. Le acarició la
mejilla.
-Hola, Loreen. Está bien, no te preocupes. -dijo Mason.
-Gracias, por cuidarlo siempre. -dijo Loreen.
-No me las des. -dijo Mason.- Voy con mi familia...
-dijo señalando su espalda. Los dos asintieron y Mason se acercó a
su padre, a su hermana y a Inés. Cuando Marcel lo vio abrió los
brazos y los dos se abrazaron fuerte.
-¿Lola? ¿Dónde está? -preguntó Inés, preocupada.
-Está en la ambulancia, está bien. -dijo Mason,
secándose las lágrimas de sus ojos.
-Tengo que ir a verla. -dijo Inés, buscando desesperada
con la mirada a la ambulancia donde estaba su amiga. Cuando la vio
iba a caminar hacia ella, pero Mason la detuvo con un brazo por su
cintura.
-No te dejarán verla. Está siendo atendida, sus padres
estarán con ella. -dijo Mason. Inés dejó de intentar escapar, pero
un policía los interrumpió.
-Tienen que acompañarnos. Serán atendidos por un
enfermero y después tienen que hablar con uno de los nuestros. -dijo
el policía.
-Pero... -dijo Marcel.
-Tranquilo, papá. Estamos bien. -le dijo Isabella. Los
tres siguieron al policía. Fueron a una ambulancia donde estaban
Cosmo, Logan y Thomas, siendo atendidos y cubiertos con unas mantas.
-Dos de vosotros tenéis que venir conmigo a otra
ambulancia. -les dijo un policía. Mason e Inés se fueron. Fueron a
otra ambulancia donde estaba Gave, el otro chico que estaba con ellos
en la biblioteca. Les dieron una manta a cada uno y se apoyaron en la
parte de atrás de la ambulancia.
-Es nuestra hija, tenemos que verla. -se quejó Marilyn
cuando le prohibieron ver a su hija mientras la atendían.
-La están atendiendo, señora. Debe de esperar. -le
dijo un policía. Ryder, con un brazo sobre los hombros de su madre,
pasaba por ahí en ese momento.- Por ahora agradézcale a ese joven
que la ayudó. -le dijo el policía señalando a Ryder. El matrimonio
Forbes lo miraron.
-Ryder, ¿qué le pasó? -le preguntó George.
-Cuando sonó el primer disparo la gente empezó a
correr desesperada. La empujaron contra una taquilla y la lastimaron.
Tiene un corte en el hombro y debe de tener un hueso descolocado o
algo así. Pero está bien. -explicó Ryder.
-Gracias a Dios... -dijo Marilyn.- Por favor, déjenos
ir a verla. -le pidió al policía. Este miró a sus espaldas y
cedió, dejando al matrimonio ir hasta la ambulancia. Los dos
corrieron hasta donde estaba su hija siendo atendida por dos
enfermeros.
-¿Qué hacen aquí, señores? -les preguntó uno de los
enfermeros.
-Somos sus padres. -dijo George. El enfermero miró a
Lola y ésta asintió. Su padre estiró la mano y le acarició la
pierna.
-Tiene el hombro dislocado y un corte que necesitará
puntos. Un doctor está de camino. -les informó el enfermero.
-¿No la pueden llevar al hospital? -preguntó George.
-No, debe de permanecer aquí.
-Bueno... -dijo Marilyn.- ¿Estás bien, cariño?
-Sí, mamá. -dijo Lola, esbozando una sonrisa.
Mason e Inés, sentados uno al lado del otro, esperaban
a que les dijeran que se podían ir a casa. Entonces sacaron a otro
grupo de adolescentes del instituto. Los iban repartiendo entre las
tres ambulancias que allí había. Una chica, lloraba desesperada,
pero Gave gritó.
-Roma. -dijo él. Se levantó y corrió hacia ella. Los
dos se abrazaron efusivos. Mason e Inés se miraron y sonrieron. Se
estaban acercando uno al otro cuando Ryder los interrumpió.
-¿Café? -les propuso. Los dos lo vieron con dos
bandejas de cuatro cafés cada una. Detrás de él iba Owen con otras
dos bandejas de cafés. Inés se levantó y abrazó a Owen.
-Sí, gracias. -dijo Mason, cogiendo dos cafés de las
bandejas.- Owen, mi hermana está en aquella ambulancia, le gustará
verte. -le dijo a su cuñado. Él sonrió y fue hacia la ambulancia.
Cuando llegó hasta la vista de Isabella, ésta se levantó y corrió
a abrazarlo. Owen repartió los cafés y Ryder llegó después.
-¿Cómo está Lola? -preguntó Thomas.
-No se, no me dejaron ir a verla. -explicó Ryder.
-¿Esos cafés son para alguien? -le preguntó Isabella,
abrazada a Owen.
-Se los iba a llevar a Claire y a Julian. -dijo Ryder.
-Déjame ir a mi, por favor. -pidió Isabella. Ryder le
dio la bandeja e Isabella caminó hasta la ambulancia dónde estaban
Claire, Julian y Rachel.- Chicos, café.
-Sí, por favor. -pidió Claire.
-¿Rachel? -le preguntó Isabella, ella negó.
-Lo de hoy no significó que seamos amigas, te sigo
odiando, Flint. -le dijo Rachel. Después de eso se levantó, dejó
la manta en la ambulancia y se fue.
-Esto me pasa por ser buena persona... -se quejó
Isabella.
La noche cayó y los chicos seguían allí, no podían
irse todavía. Los policías no sacaron a más alumnos con vida del
instituto. Lo único que sacaron fueron tres cadáveres y la banda
que intentó destruir más vidas.

Siguela me encanta :)
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