Los alumnos estaban siendo desplazados hacia una zona
deportiva del otro lado de la ciudad. Los autobuses iban y volvían.
Los padres empezaban por ir a donde estaban los alumnos que ya
estaban a salvo, pero algunos, desgraciadamente, tenían que irse e
ir al instituto donde sus hijos permanecían encerrados. Entre ellos
Marilyn y George y Marcel Flint. Adela Flint tuvo que quedarse con la
pequeña Arianna en casa y cuidarla.
Marcel estaba entre coches de policías, esperando.
Entonces vio salir a Grace Young y Owen Hall del instituto. Al verlos
pensó que podrían saber algo de su hija, así que avanzó hasta
ellos.
-Chicos. -gritó desesperado. Ambos adolescentes salían
llorando y asustados. Se estaban reencontrando con sus padres.- Por
favor, decidme que Isabella e Inés serán las siguientes en salir
porque estaban con vosotros.
-Lo siento... -dijo Grace, llorando.
-Están en la biblioteca. -dijo Owen, después de pensar
un poco.- Fueron a la biblioteca. Pero, señor Flint, Mason también
estaba allí.
-¿Qué? Mason debería de estar en la universidad.
-dijo Marcel, angustiado por la idea de que su hijo también
estuviera allí dentro.
-Estaba con sus amigos, al lado de la puerta de la
biblioteca. Seguro que está con Isabella y con Inés. -dijo Owen,
intentando tranquilizarlo, pero fue en vano.
-Estoy cansada, Bella. -le dijo Lola a su amiga.
-¿Qué? -preguntó Isabella, asustada.
-Es normal, acaba de tomar un calmante y ha estado
perdiendo sangre. -dijo Logan.
-Seguro que tienes frío también. -dijo Ryder. Se sacó
la sudadera y se la cedió. Logan hizo lo mismo, tapando las piernas
de su amiga. Fuera empezó a llover y eso hizo que la angustia de los
presentes en la biblioteca se multiplicara.
-¿Sabes por qué me enfadé cuando me besaste? -le dijo
Inés a Mason. Él negó.- Por esto, mira. -dijo enseñándole una
hoja que había sacado de su mochila.
En la hoja explicaba que en mayo la avaluarán para
ofrecerle otra beca para terminar los estudios en Estados Unidos.
Pero el número de becas había bajado mucho. Tan solo tres personas
de las cien que viajaron podrían quedarse otro año más.
-Pensé que tu beca era solo para un año. -dijo Mason.
-Y así es. Pero el otro día recibí esto, que dice que
si juego bien mis cartas podría quedarme otro año más...
-¿Y qué pasa? -preguntó Mason.
-Que no quiero empezar a quereros mucho. -dijo Inés
empezando a llorar desconsoladamente.- Que tengo miedo de sufrir
cuando tenga que volver.
-Pero esto dice que podrías quedarte otro año más.
-le dijo Mason.
-Pero puede que no lo consiga.
-Inés no puedes decidir que no vas a querer a nadie de
los que conociste aquí, que no los quieres echar de menos. Es
inevitable. -dijo Mason, secando una lágrima de la cara de Inés.
-Después me di cuenta de que era demasiado tarde.
Cuando estuve en España no hacía otra cosa que contar cosas de
vosotros, o pensar en lo que estaría pasando aquí. Ya os quiero
demasiado para tener que volver en Mayo.
-¿Por eso no querías que entre tú y yo naciera nada?
-preguntó Mason, uniendo cabos. Inés asintió.
-Lo siento. -añadió después. Mason bufó y la abrazó.
Después del abrazo, ambos se acercaron a Lola.- Lola, ¿cómo estás?
-Mal... -confesó ella, con la voz cansada. Inés le
acarició la cara.
-Tranquila, Lola. -le dijo Mason.- Espera. -dijo cuando
una idea se le pasó por la cabeza. Fue hasta su mochila y la llevó
hasta donde estaban ellos. La abrió y sacó un poco de chocolate.-
Toma, seguro que te sientes mejor si comes algo.
Mason le partió un cacho de chocolate y ella se lo
comió.
-Sabe bastante mejor que la medicina. -dijo Lola,
haciendo que todos esbozaran una sonrisa.
-Gracias... -le dijo Ryder a Mason.
-No hay de qué. -dijo Mason. Los dos se miraron durante
largos segundos.
-¿Y si salimos? -propuso uno de los chicos que no
conocían.
-Sí, tenemos que salir. -dijo otro de ellos.
-No, ¿cómo vais a salir? -dijo Cosmo.
-No sabéis cuántos son, dónde están, que estarían
dispuestos a hacer... No sabéis nada. -dijo Julian.
-Pero hay más gente allí fuera. -dijo el primero.
-Estarán seguros. -dijo Claire.
-¡¿Seguros?! ¿Sabes lo que es que tu novia esté por
ahí, puede que viva o muerta? -dijo uno de ellos, muy nervioso.
-Sí, yo lo se. -interrumpió Isabella.- Mi novio no
está aquí y me aguanto.
-¿Por qué? -le preguntó él.
-Porque si salgo pongo en peligro a todos los demás y
no voy a hacer eso. -dijo Isabella, se hizo un silencio incómodo.-
¿Cómo te llamas?
-Gave. -dijo él.
-¿Y tú novia? -le preguntó Rachel.
-Roma, se llama Roma. -dijo él, nervioso.
-Por favor, Gave, no nos pongas a todos en peligro. -le
pidió Ryder. Gave estaba de pie, nervioso. Miró a Ryder, que
abrazaba a Lola. Ella estaba sudando, pálida, temblando. Dudó unos
segundos y después se volvió a sentar.
-Owen está bien. No es un chico tonto. -le dijo Claire
a Isabella.
-Lo se, y nosotros vamos a estar bien. -dijo Isabella,
respirando profundamente.
Pero la puerta se intentó abrir. Todos más asustados
de lo normal se apretaron contra una pared. Estaban muy asustados y
las lágrimas empezaban a salir por los ojos de todos. Mason abrazó
a Isabella y a Inés. Cosmo, Logan y Thomas se unieron a ese abrazo.
Julian y Claire se juntaron con Ryder y Lola, intentando no tocar
mucho a Lola.
Golpearon la puerta muy fuerte, la estaban intentando
abrirla a la fuerza. Un golpe, dos y tres, la puerta se abre. Todos
cierran los ojos asustados. Los pasos se acercan muy despacio y las
respiraciones se dejan de oír por un instante.

Siguela me encanta
ResponderEliminar