jueves, 13 de noviembre de 2014

XXVII.

El primer partido lejos para Duendes Verdes llegó el fin de semana del diez de septiembre. Era sábado a las cinco de la mañana y George Forbes estaba aparcando su coche en el aparcamiento del instituto. Eran los primeros. Su hija estaba durmiendo contra la ventana del coche. Movió su hombro y Lola se despertó alarmada.

-Vamos, baja del coche. -le dijo George.

-Papá, hace frío... -se quejó ella.

-Bueno, pues quédate. En diez minutos baja. -le dijo George.

Había dos autobuses escolares allí aparcados y los jóvenes empezaron a llegar. Los jugadores de Duendes Verdes viajarían en un bus y los dos equipos de animadoras en otro. Cuando hubo un número considerable de chicos, contó a sus jugadores.

-Ocho, nueve, diez... -dijo señalando a los últimos.- Falta uno. -dijo echando las cuentas en su cabeza.

-Entrenador. Falta Lola. -dijo Inés.

-Claro... -dijo él, en un suspiro.- Hazme un favor, Inés. Ve hasta mi coche y despierta a Lola. -pidió él. Todos se rieron e Inés fue a buscar a su compañera. Entonces Isabella se acercó a George.

-Entrenador Forbes. ¿Tenemos que ir todas juntas? -preguntó ella, señalando al otro equipo de animadoras.

-No, no es necesario. -dijo George. Isabella suspiró de tranquilidad.- Entonces que se quede uno de los equipos.

-¿Qué? -preguntó Isabella, desconcertada.

-O vais juntas o solo va un equipo. Vosotras elegís... -dijo George.

-Está bien, vamos juntas. -dijo Isabella, volviendo con su equipo. Inés volvió con Lola y todos subieron a los autobuses.

En la última fila del autobús iban sentados Lola, Robert, Kevin, Caleb y Richard. Después, Inés estaba sentada con Thomas; Cosmo con Logan; y Ryder con Jerry. Iban casi todos dormidos la primera hora del viaje, pero después empezaron a despertarse. Eran cinco horas de viaje, era un viaje muy largo. Después Caleb, Richard, Ryder y Jerry se pusieron a estudiar. Cosmo y Logan iban hablando con Thomas. Lola y Robert seguían durmiendo en la esquina. E Inés sacó un esmalte de uñas rojo de su mochila y se puso a pintarse las uñas.

-¿Qué haces? -le preguntó Thomas, cuando la vio.

-Me pinto las uñas. ¿Te gusta el color? -dijo ella, concentrada en su mano izquierda.

-¿A qué huele? -preguntó Lola, con su voz de recién despertada.

-A pintauñas. -dijo Cosmo.

-No se llama pintauñas, se llama esmalte de uñas. -le corrigió Inés.

-¿Te estás pintando las uñas? -le preguntó Caleb. Inés asintió.

-No tiene sentido. Vamos a jugar un partido, seguro que alguna se te estropea y tendrás que volverla a pintar. -le dijo Lola, molesta por el olor.

Inés se encogió de hombros y siguió pintándose las uñas. El problema fue que cuando terminó todavía quedaban tres horas y media de viaje. Inés era incapaz de no hacer nada, así que se levantó y fue hasta la parte de delante, donde George Forbes dormía y el conductor conducía.

-Disculpe, ¿tiene algo de música? -le preguntó al conductor del autobús.

-Claro, mira ahí. -dijo señalando un cajón. Inés lo abrió y vio música de ópera nada más.

-¿Le importa si pongo mi propia música? -preguntó Inés. El hombre negó y ella corrió hacia su asiento para rebuscar en su mochila.

-¿Qué haces? -le preguntó Thomas.

-Ya veréis. -dijo Inés, sonriente.

Cogió su walkman y el cable para conectarlo a la radio del coche de Mason. Fue hasta la radio, otra vez, y lo conectó. Empezó a sonar una canción llamada Ni tú ni nadie de Alaska y Dinarama. Ella subió el volumen de la radio, despertando a George, y volvió bailando a su sitio.

-¿Qué es esto, Inés? -preguntó Jerry al no reconocer la canción.

-Alaska y Dinarama, son españoles. -dijo Inés sonriendo.- ¿Dónde está nuestro error sin solución? ¿Fuiste tú el culpable o lo fui yo? Ni tú ni nadie, nadie, puede cambiarme... -cantó ella, mientras se sentaba al lado de Thomas, bailando.

-Pues no está tan mal... -dijo Logan.

Claro que no! -dijo Inés, después siguió cantando.

Después de Alaska y Dinarama, llegó la hora de Danza invisible y su Sabor de amor. Los siguieron La Guardia con algunas canciones como El mundo tras el cristal o Cuando brille el sol. Por último llegó Village People, con YMCA.

Al fin una que me se! -gritó Richard.- Young man, there's a place you can go. I said, young man, when you're short on your dough. You can stay there, and i'm sure you will find, many ways to have a good time.

Y todo el equipo cantó y bailó el famoso baile de YMCA. Incluso George bailó. Después comieron la comida que traían de su casa. Eran bocadillos, o comida para llevar. Después de comer tan solo les quedaba una hora de viaje, que la aprovecharon para seguir cantando y bailando, esta vez con música de Lola.

La primera canción que sonó fue Like a Prayer, de Madonna, la canción favorita de Lola. La siguieron alguna canción más de Madonna como Like a Virgin, Material Girl, Papa don't preach o La isla bonita.

-¿Te gusta Madonna? -le preguntó Robert a Lola.

-Sí, me gusta mucho. Sobre todo porque es así, desafiando a todo lo que la gente cree que es normal. -explicó Lola, mientras sonaba Papa don't preach.


-Muy, muy, muy diferente a ti... -dijo Robert, irónico.

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