El primer partido lejos para Duendes Verdes llegó el
fin de semana del diez de septiembre. Era sábado a las cinco de la
mañana y George Forbes estaba aparcando su coche en el aparcamiento
del instituto. Eran los primeros. Su hija estaba durmiendo contra la
ventana del coche. Movió su hombro y Lola se despertó alarmada.
-Vamos, baja del coche. -le dijo George.
-Papá, hace frío... -se quejó ella.
-Bueno, pues quédate. En diez minutos baja. -le dijo
George.
Había dos autobuses escolares allí aparcados y los
jóvenes empezaron a llegar. Los jugadores de Duendes Verdes
viajarían en un bus y los dos equipos de animadoras en otro. Cuando
hubo un número considerable de chicos, contó a sus jugadores.
-Ocho, nueve, diez... -dijo señalando a los últimos.-
Falta uno. -dijo echando las cuentas en su cabeza.
-Entrenador. Falta Lola. -dijo Inés.
-Claro... -dijo él, en un suspiro.- Hazme un favor,
Inés. Ve hasta mi coche y despierta a Lola. -pidió él. Todos se
rieron e Inés fue a buscar a su compañera. Entonces Isabella se
acercó a George.
-Entrenador Forbes. ¿Tenemos que ir todas juntas?
-preguntó ella, señalando al otro equipo de animadoras.
-No, no es necesario. -dijo George. Isabella suspiró de
tranquilidad.- Entonces que se quede uno de los equipos.
-¿Qué? -preguntó Isabella, desconcertada.
-O vais juntas o solo va un equipo. Vosotras elegís...
-dijo George.
-Está bien, vamos juntas. -dijo Isabella, volviendo con
su equipo. Inés volvió con Lola y todos subieron a los autobuses.
En la última fila del autobús iban sentados Lola,
Robert, Kevin, Caleb y Richard. Después, Inés estaba sentada con
Thomas; Cosmo con Logan; y Ryder con Jerry. Iban casi todos dormidos
la primera hora del viaje, pero después empezaron a despertarse.
Eran cinco horas de viaje, era un viaje muy largo. Después Caleb,
Richard, Ryder y Jerry se pusieron a estudiar. Cosmo y Logan iban
hablando con Thomas. Lola y Robert seguían durmiendo en la esquina.
E Inés sacó un esmalte de uñas rojo de su mochila y se puso a
pintarse las uñas.
-¿Qué haces? -le preguntó Thomas, cuando la vio.
-Me pinto las uñas. ¿Te gusta el color? -dijo ella,
concentrada en su mano izquierda.
-¿A qué huele? -preguntó Lola, con su voz de recién
despertada.
-A pintauñas. -dijo Cosmo.
-No se llama pintauñas, se llama esmalte de uñas. -le
corrigió Inés.
-¿Te estás pintando las uñas? -le preguntó Caleb.
Inés asintió.
-No tiene sentido. Vamos a jugar un partido, seguro que
alguna se te estropea y tendrás que volverla a pintar. -le dijo
Lola, molesta por el olor.
Inés se encogió de hombros y siguió pintándose las
uñas. El problema fue que cuando terminó todavía quedaban tres
horas y media de viaje. Inés era incapaz de no hacer nada, así que
se levantó y fue hasta la parte de delante, donde George Forbes
dormía y el conductor conducía.
-Disculpe, ¿tiene algo de música? -le preguntó al
conductor del autobús.
-Claro, mira ahí. -dijo señalando un cajón. Inés lo
abrió y vio música de ópera nada más.
-¿Le importa si pongo mi propia música? -preguntó
Inés. El hombre negó y ella corrió hacia su asiento para rebuscar
en su mochila.
-¿Qué haces? -le preguntó Thomas.
-Ya veréis. -dijo Inés, sonriente.
Cogió su walkman y el cable para conectarlo a la radio
del coche de Mason. Fue hasta la radio, otra vez, y lo conectó.
Empezó a sonar una canción llamada Ni tú ni nadie de Alaska
y Dinarama. Ella subió el volumen de la radio, despertando a George,
y volvió bailando a su sitio.
-¿Qué es esto, Inés? -preguntó Jerry al no reconocer
la canción.
-Alaska y Dinarama, son españoles. -dijo Inés
sonriendo.- ¿Dónde está nuestro error sin solución? ¿Fuiste
tú el culpable o lo fui yo? Ni tú ni nadie, nadie, puede
cambiarme... -cantó ella, mientras se sentaba al lado de Thomas,
bailando.
-Pues no está tan mal... -dijo Logan.
-¡Claro que no! -dijo Inés, después siguió cantando.
Después de Alaska y Dinarama, llegó la hora de Danza
invisible y su Sabor de amor. Los siguieron La Guardia con
algunas canciones como El mundo tras el cristal o Cuando
brille el sol. Por último llegó Village People, con YMCA.
-¡Al fin una que me se! -gritó Richard.- Young
man, there's a place you can go. I said, young man, when you're short
on your dough. You can stay there, and i'm sure you will find, many
ways to have a good time.
Y todo el equipo cantó y bailó el famoso baile de
YMCA. Incluso George bailó. Después comieron la comida que traían
de su casa. Eran bocadillos, o comida para llevar. Después de comer
tan solo les quedaba una hora de viaje, que la aprovecharon para
seguir cantando y bailando, esta vez con música de Lola.
La primera canción que sonó fue Like a Prayer,
de Madonna, la canción favorita de Lola. La siguieron alguna canción
más de Madonna como Like a Virgin, Material Girl, Papa don't
preach o La isla bonita.
-¿Te gusta Madonna? -le preguntó Robert a Lola.
-Sí, me gusta mucho. Sobre todo porque es así,
desafiando a todo lo que la gente cree que es normal. -explicó Lola,
mientras sonaba Papa don't preach.
-Muy, muy, muy diferente a ti... -dijo Robert, irónico.

Siguela , me encanta :)
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