Lunes cinco de noviembre, la lluvia llegó a Bugle.
Llevaba lloviendo toda la noche y no parecía que fuera a parar en
toda la mañana. La lluvia no era del agrado de Lola, para nada.
Desayunó con una de sus peores caras, mientras su padre cocinaba
tortitas.
-¿Quieres tortitas, Lola? -le preguntó George Forbes.
-No, papá. No me apetece. -dijo ella, revolviendo sus
cereales en la leche. El timbre sonó y los dos miraron la puerta
sorprendidos, no esperaban a nadie. Marilyn llegó corriendo y
poniéndose los pendientes. Iba muy elegante, tenía una entrevista
de trabajo.
-Yo abro. -dijo ella, sonriente, como siempre. Abrió la
puerta y se sorprendió al ver quien estaba del otro lado. Lola desde
su sitio no podía ver quien era, pero George desde la cocina sí.-
Hola.
-¿Ryder? ¿Qué haces aquí? -preguntó George. Lola se
levantó y se acercó a la puerta.
-Hola. Venía por si Lola quería venir conmigo al
colegio, tengo paraguas. -dijo Ryder, enseñando su paraguas negro.
-Sí, claro. -dijo Lola, sorprendida.- Espera que
cojo...
-No tengo prisa, Lola. -la interrumpió Ryder.
-Entonces, pasa. -le dijo Marilyn, apartándose de la
puerta.- ¿Quieres desayunar?
-No, gracias, ya desayuné. -dijo Ryder. Lola se preparó
y en menos de diez minutos, los dos estaban saliendo de casa.
-¿Por qué viniste? -le preguntó Lola, mientras se
abrigaba debajo del mismo paraguas que Ryder.
-No se, necesitaba un amigo y creo que tú eres la única
que todavía no tiene ganas de matarme. -confesó Ryder.
Lola le acarició el brazo con el que él estaba
aguantando el paraguas. Notó como los nudillos se volvían de color
blanco. Estaban ya en el aparcamiento del instituto y vio el coche de
Mason Flint. Del coche salieron Inés y Bella corriendo hacia un
lugar donde no se mojaran.
-Para empezar tendrías que superar esto, quizás así
pudieras recuperar a tus amigos de verdad. -le dijo Lola, seriamente.
Ryder preguntó con la mirada.- Los chicos están molestos porque te
estás convirtiendo en una persona avariciosa, envidiosa y egoísta.
Y lo estás haciendo porque tienes la necesidad de ser mejor que
Mason Flint.
-No es verdad. -le dijo Ryder.
-Sí lo es. Sobre todo quieres ser mejor que él en el
equipo y lo único que haces es empeorarlo. No pasas el balón, solo
quieres jugar tú... ¿Sabes por qué Mason Flint era tan bueno? No
por sus canastas, ni por su defensa. Era tan bueno por sus
asistencias sobre todo. Piénsalo. -le dijo antes de irse corriendo
para encontrarse en la puerta del instituto con Julian y Claire.
Pero no solo las cosas con Ryder estaban mal en Bugle...
Los chicos del equipo de football seguían en una permanente lucha.
Por un lado estaban los chicos de Owen y Julian, y por otro los
chicos de Rachel. Esto también involucraba a los dos equipos de
animadoras, cada uno a un lado.
Julian salía de su clase de Historia el último. En
cuanto salió al pasillo se encontró con tres de los jugadores de su
equipo que estaban en su contra. Los tres se pusieron delante de él,
sin dejarle pasar.
-Tengo prisa, ¿sí? -les dijo Julian, sin ganas de
bromas.
-Pero nosotros tenemos que hablar un par de cosas. -le
dijo uno de ellos, empujándolo.
Julian sabía que estaba en desventaja, tres contra uno
no era justo. Pero Ryder pasó por allí y se acercó despacio a
donde aquellos tres chicos empujaban a Julian. Éste le dio un golpe
a uno de ellos y los otros se lanzaron contra él. Ryder empezó a
correr hacia la pelea y se metió para defender a Julian. En menos de
un minuto Owen se metió también, a defender a su amigo. Cuando
estuvieron tres contra tres los jugadores de football pararon delante
de ellos.
-Esto no se va a quedar así. -dijo uno de ellos,
amenazante. Después los tres salieron corriendo.
-¿Estás bien? -le preguntó Owen a Julian.
-Sí... -dijo éste limpiándose un poco de sangre del
labio.- Gracias a Ryder, sino me hubieran matado. -dijo mirando a
Ryder. Le ofreció su mano.- Gracias, tío. Te debo una.
Ryder estrechó la mano de Julian, suspiró y cogió sus
cosas del suelo.
-No hace falta. -dijo Ryder, marchándose por el
pasillo.
A la hora de la comida, cuando Ryder pasó por delante
de la mesa de Julian y Owen, ambos le sonrieron. Él esbozó una
sonrisa y arrastró sus pies hasta la mesa de su equipo. Se sentó
con ellos, pero no habló con nadie. Se limitó a responder a lo que
le preguntaban y a asentir de vez en cuando.
-¿Por qué le sonreísteis a Ryder Johnson? -le
preguntó Isabella a Owen, Claire y Julian también estaban en la
conversación.
-Él hoy me defendió contra los chicos de football.
Eran tres y me quisieron pegar. -explicó Julian.- Pero Ryder me
ayudó.
-Después llegué yo, también. -dijo Owen.
-¿Y Ryder os defendió? -preguntó Claire,
desconcertada.
-Sí, no se que le habrá dicho Lola esta mañana, pero
no parece la misma persona desde entonces. -dijo Julian, que había
visto a su amiga hablar con Ryder esa mañana. Ahora Lola e Inés
hablaban con Roberto y con Cosmo.
-No seáis muy duros con Ryder... -pidió Lola.
-¿Por qué dices eso? -preguntó Inés, que no estaba
llevando bien las reacciones de Ryder. No solo contra Mason, sino
también en la pista de baloncesto, ya que parecía que habían
vuelto al primer día donde ninguno de los dos se pasaban el balón.
-Porque hoy me dijo que necesitaba un amigo. -explicó
Lola.- Se está dando cuenta de lo que estaba haciendo.
-Tiene que atenerse a las consecuencias. -dijo Cosmo.
-Lo está haciendo. Dale una oportunidad. -le pidió
Lola.- Y vosotros también. -les dijo a Robert y a Inés.
-Vale, trenza. -dijo Robert.
-Yo lo voy a intentar... -dijo Inés.
Inés y Lola volvieron a su mesa y, dese allí, vieron
como Robert y Cosmo se sentaban al lado de Ryder. Pese a todo eran un
equipo.

No hay comentarios:
Publicar un comentario