jueves, 25 de septiembre de 2014

XVIII.

El martes llegó y los nervios y la ansiedad por saber si estarían en el equipo o no seguía en el cuerpo de Lola e Inés. Las dos durmieron poco, nerviosas. Se levantaron antes y desayunaron poco. Llegaron al colegio y en cuanto se vieron forzaron una sonrisa.

-¿Cómo estás? -le preguntó Inés a Lola.

-Nerviosa, ¿tú?

-También... -dijo Inés, las dos soltaron un suspiro y unos brazos las rodearon por los hombros.

-Hola, mis chicas. -dijo Cosmo.

-¿Tus chicas? -preguntó riendo Lola.

-Sí, sois mis chicas favoritas. -dijo Cosmo.- No se lo digáis a mi novia. -dijo en un susurro. Así consiguió sacarles una carcajada a las dos.- No os preocupéis.

-Cosmo, déjalas en paz. -le dijo Thomas.

-Hola, Thom. -dijo Inés, éste les sonrió.

-Chicas, una duda. -dijo Thom. Las chicas escucharon atentamente.- ¿Hoy por fin podré ducharme con vosotras? -las dos se volvieron a reír.

-No, Thom. -dijo Lola.

-¿Por qué? -preguntó Thom, abriendo los brazos. Los cuatro entraron en el instituto riéndose.- Os esperamos en el entrenamiento. -dijo Thom, cuando se despidieron de ellas. Con Inés y Lola estaban Grace y Claire.

-Yo no se cual de todos ellos está mejor. -dijo Grace, mirando a los chicos del equipo de baloncesto irse riendo por el pasillo.

Grace! -se quejaron Inés y Lola a la vez.

-¿Qué? Tiene razón. -dijo Claire.- Tenéis mucha suerte.

-Tenemos suerte porque son muy buenos chicos. -dijo Inés.

-Bueno, no todos... -dijo Grace, cuando Ryder estaba pasando por el pasillo.

-Incluso él es muy buena persona. -dijo Lola. Cuando Ryder pasó por al lado de las chicas las saludó con una sonrisa.

-Chicas me tengo que ir, tengo clase de matemáticas. -dijo Inés. Entonces por el pasillo pasaba Kevin, compañero del equipo y de matemáticas.- ¡Kevin, esperame!

A la hora de la comida, en la mesa de Isabella y compañía se habían unido las nuevas animadoras del equipo de ésta. Eran simpáticas, aunque algo tímidas. La comida se vio interrumpida por Roberto, que apoyó sus manos en los hombros de Lola.

Robert! -dijo Inés, sonriendo.

-Hola, Inés. Trenza... -dijo dándole un pequeño masaje a los hombros de Lola.- ¿Cómo estáis?

-Un poco nerviosas, pero bien. -dijo Lola.

-¿Hoy sabréis ya lo que decidió la federación o no? -preguntó Roberto.

-Supongo y espero que ya lo sepamos hoy. -dijo Inés.

-Bueno, nos vemos por la tarde. -dijo Roberto, volviendo a su mesa.

A la hora de entrenar ya estaban todos allí. Lola con la trenza puesta y todos tirando a canasta hasta que George llegó. Empezaron a entrenar, sin que nadie mencionara nada sobre las chicas. El entreno fue duro, muy duro, pero todos lo hicieron. Al final de todo, estaban agotados, pero aun así terminaron el entrenamiento con una sonrisa. Después se fueron a las duchas.

-Inés, Lola, esperad. -dijo George, cuando iban a entrar en el pasillo hacia los vestuarios. Las dos se acercaron a George.- Ayer, ¿fuisteis vosotras las que llamasteis a la federación para que viniera a ver el entrenamiento?

-Sí. -contestó Lola.

-¿Por qué? -preguntó George.

-Porque nos prohibiste tirar la toalla. -dijo Inés. George sonrió, estaba satisfecho.

-Pues esa norma está dando sus frutos. -dijo George, las dos chicas se miraron sin entender.- Me llamaron de la federación, podréis jugar.

Al decir esto, las dos empezaron a gritar y se abrazaron. Después abrazaron a su entrenador y echaron a correr por los pasillos hacia el vestuario. Los chicos escucharon los gritos desde su vestuario, cuando Inés y Lola estaba ya en el vestuario, los chicos preguntaron.

-Chicas, ¿qué pasa? -preguntó Caleb.

Podemos jugar! -gritaron las dos a la vez.

Los chicos de la alegría salieron del vestuario y entraron en el de ellas. Por suerte las dos seguían todavía vestidas. Se abrazaron y celebraron la noticia en el vestuario de las chicas, eufóricos. Hasta que George llegó.

-Vosotros, a vuestro vestuario. Ya. -ordenó George Forbes. Los chicos salieron del vestuario y volvieron al suyo.

Todo volvió a la normalidad, Inés volvió a su casa con Thomas, Logan y Cosmo. Y Lola lo hizo con su padre. Cuando Inés llegó a su casa, subió corriendo las escaleras y entró en la habitación de Isabella, que estaba estudiando encima de su cama.

Podré jugar! -dijo feliz. Isabella la miró, procesando la información y después se levantó corriendo para abrazarla. Las dos, emocionadas, empezaron a gritar.

-¿Qué pasa? ¿Qué pasa? -preguntó Mason, desde el pasillo y de la mano de Arianna.

-Voy a jugar en el equipo. -dijo Inés.

-Va a jugar en el equipo. -repitió Isabella.


Mason y Arianna se unieron al abrazo. Era el primer abrazo familiar de Inés con los Flint.

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