lunes, 8 de septiembre de 2014

X.

Lola se fue con su padre a casa después del entrenamiento, pero Inés se fue acompañada por Cosmo, Logan y Thomas. Inés les explicó que vivía con Isabella Flint y los chicos se emocionaron ya que ellos eran amigos de Mason y vivían muy cerca de allí, por eso decidieron irse juntos. Cuando Inés llegó a su casa y entró por la puerta principal, vio a Marcel y a Mason.

Papá eso es lo que tú quieres para mi, no lo que quiero yo! -le gritaba Mason a su padre.

Lo único que estás haciendo es tirar tu futuro por la borda!

Inés se quedó inmóvil delante de la puerta, enfrente de ella sentada en las escaleras, vio a Isabella. Las dos estaban escuchando la discusión, impactadas.

Seré lo que yo quiera ser! -gritó Mason, antes de darse la vuelta y salir por la puerta, pasando por al lado de Inés. Entonces, Marcel vio a Inés, pero no a Isabella.

-Lo siento mucho, por los gritos... -dijo Marcel.

-No pasa nada... -dijo Inés, con una sonrisa de lado. Entonces subió las escaleras y entró en el cuarto de Isabella, con ella.- ¿Por qué discutían?

-Porque Mason quiere especializarse en periodismo deportivo y papá no quiere eso. Quiere que sea un “periodista serio”, como él dice. -dijo Isabella, revoleando los ojos.

-Pobre... -dijo Inés, frunciendo los labios.- Bueno, tengo un montón de deberes que hacer... Así que... -dijo señalando la puerta del baño que ambas compartían.

-Claro. Nos vemos luego.

Inés se fue atravesando la puerta del baño. En su habitación, se puso a hacer sus tareas. Pero un ruido la distrajo. No era un ruido molesto, era todo lo contrario, era su ruido favorito. Se asomó a la ventana y vio de donde procedía era ruido. Era un balón botando y siendo lanzado a canasta. Mason estaba descargando su ira jugando al baloncesto en la canasta de la casa de los Flint. Inés no se lo pensó ni un segundo y bajó hacia la canasta.

-Así que periodista deportivo... -dijo acercándose a Mason mientras se hacía una coleta.

-Sí, eso intento... -dijo lanzando a canasta. El balón entró sin problemas y cayó en las manos de Inés.- ¿Te lo contó Rapunzzel?

-¿Rapunzzel? Si Rapunzzel es Isabella, sí. -dijo Inés riendo y devolviéndole el balón a Mason.

-Sí, la llamo así desde que tiene el pelo tan largo. Como es rubia...

-Tiene sentido... -dijo Inés riendo. Mason volvió a lanzar y volvió a encestar. El balón volvió a caer en las manos de Inés.- Lanzas bien... -dijo Inés, impresionada.

-¿Y ese tono de sorpresa? Era la estrella del equipo... -dijo medio riendo y acercándose a ella.

-Veremos que clase de estrella eras tú... -dijo Inés, corriendo hacia el medio de la pista y botando el balón.

-¿Me estás retando a un uno contra uno? -le preguntó él, siguiéndola.

-Sí, ¿qué pasa? ¿Me tienes miedo?

-¿Miedo? Esa palabra no existe para mi. -dijo él, sonriendo.

Los dos se pusieron a jugar al baloncesto. Uno metía una canasta y el otro otra canasta. Hasta que el coche de los Flint llegó y de él salió Adela y Arianna, con la compra.

-Chicos, ¿por qué no nos ayudáis? -propuso Adela.

Los chicos se sonrieron, dejaron el balón y corrieron a ayudar a las chicas. Estaban colocando los alimentos en la cocina cuando Adela preguntó por el primer día de entrenamiento de Inés.

-Muy bien, todos mis compañeros son adorables... -dijo Inés con una sonrisa.

Cierto! Hoy era tu primer día... -dijo Mason, echándose las manos a la cabeza.- ¿Conociste a Cosmo, Thomas y a Logan?

-Sí, ya me hablaron de ti... -dijo Inés.

-Unos grandes tipos... -dijo Mason, asintiendo.

-¿Por qué los conoces? -preguntó Inés.

-Ellos son un año más pequeños que yo, osea, un año mayores que tú. Y jugamos juntos el año pasado, son unos grandes amigos. -dijo Mason.

-¿Por qué no avisáis a Isabella de que venga a cenar y os laváis las manos mientras yo aviso a Marcel? -propuso Adela.

-Vamos, Ricitos de oro, a lavarse las manos. -dijo Mason cargando a Arianna sobre su hombro.

-¿Isabella es Rapunzzel y Arianna es Ricitos de oro? -preguntó Inés.

-Cosas de Mason... -suspiró Adela, saliendo hacia el garaje, donde estaba Marcel.

-Espera que se me ocurra uno bueno para ti... -dijo Mason, subiendo las escaleras con Arianna.


A cenar! -gritó Marilyn Forbes, en su casa. Su hija y su marido llegaron en seguida al comedor y se sentaron a comer. Después de unos segundos de silencio, Marilyn preguntó.- ¿Qué tal el primer entrenamiento?

Lola iba a contestar, pero su padre se adelantó.

-Muy bien, son un grupo con talento. Creo que podemos hacer progresos... -dijo George.

-¿Y tú, Lola? -le preguntó Marilyn a su hija.

-Muy bien. Mis compañeros son muy simpáticos y amables. -dijo sonriente.

-¿Y cómo estuvo tu padre? ¿Muy duro? -preguntó Marilyn, otra vez.

-No, podía ser más duro. -dijo Lola. Al ver la cara de su padre se rió.

-Bueno, en realidad no quería asustarlos en el primer día de clase. -dijo George.

-Claro... -dijo Lola. Marilyn sonrió al sentir que la buenísima relación entre Lola y George volvía a ser buenísima.

-De verdad, si os mato a correr hoy, la mitad del equipo lo deja. Y mi norma número uno es... -dijo levantando el dedo índice.

-Nunca tirar la toalla. -dijo Lola, robando la frase a su padre.

-Y espero que se cumpla... -añadió George.


-No te preocupes por eso... -dijo Lola.

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