Lola se fue con su padre a casa después del
entrenamiento, pero Inés se fue acompañada por Cosmo, Logan y
Thomas. Inés les explicó que vivía con Isabella Flint y los chicos
se emocionaron ya que ellos eran amigos de Mason y vivían muy cerca
de allí, por eso decidieron irse juntos. Cuando Inés llegó a su
casa y entró por la puerta principal, vio a Marcel y a Mason.
-¡Papá eso es lo que tú quieres para mi, no lo que
quiero yo! -le gritaba Mason a su padre.
-¡Lo único que estás haciendo es tirar tu futuro por
la borda!
Inés se quedó inmóvil delante de la puerta, enfrente
de ella sentada en las escaleras, vio a Isabella. Las dos estaban
escuchando la discusión, impactadas.
-¡Seré lo que yo quiera ser! -gritó Mason, antes de
darse la vuelta y salir por la puerta, pasando por al lado de Inés.
Entonces, Marcel vio a Inés, pero no a Isabella.
-Lo siento mucho, por los gritos... -dijo Marcel.
-No pasa nada... -dijo Inés, con una sonrisa de lado.
Entonces subió las escaleras y entró en el cuarto de Isabella, con
ella.- ¿Por qué discutían?
-Porque Mason quiere especializarse en periodismo
deportivo y papá no quiere eso. Quiere que sea un “periodista
serio”, como él dice. -dijo Isabella, revoleando los ojos.
-Pobre... -dijo Inés, frunciendo los labios.- Bueno,
tengo un montón de deberes que hacer... Así que... -dijo señalando
la puerta del baño que ambas compartían.
-Claro. Nos vemos luego.
Inés se fue atravesando la puerta del baño. En su
habitación, se puso a hacer sus tareas. Pero un ruido la distrajo.
No era un ruido molesto, era todo lo contrario, era su ruido
favorito. Se asomó a la ventana y vio de donde procedía era ruido.
Era un balón botando y siendo lanzado a canasta. Mason estaba
descargando su ira jugando al baloncesto en la canasta de la casa de
los Flint. Inés no se lo pensó ni un segundo y bajó hacia la
canasta.
-Así que periodista deportivo... -dijo acercándose a
Mason mientras se hacía una coleta.
-Sí, eso intento... -dijo lanzando a canasta. El balón
entró sin problemas y cayó en las manos de Inés.- ¿Te lo contó
Rapunzzel?
-¿Rapunzzel? Si Rapunzzel es Isabella, sí. -dijo Inés
riendo y devolviéndole el balón a Mason.
-Sí, la llamo así desde que tiene el pelo tan largo.
Como es rubia...
-Tiene sentido... -dijo Inés riendo. Mason volvió a
lanzar y volvió a encestar. El balón volvió a caer en las manos de
Inés.- Lanzas bien... -dijo Inés, impresionada.
-¿Y ese tono de sorpresa? Era la estrella del equipo...
-dijo medio riendo y acercándose a ella.
-Veremos que clase de estrella eras tú... -dijo Inés,
corriendo hacia el medio de la pista y botando el balón.
-¿Me estás retando a un uno contra uno? -le preguntó
él, siguiéndola.
-Sí, ¿qué pasa? ¿Me tienes miedo?
-¿Miedo? Esa palabra no existe para mi. -dijo él,
sonriendo.
Los dos se pusieron a jugar al baloncesto. Uno metía
una canasta y el otro otra canasta. Hasta que el coche de los Flint
llegó y de él salió Adela y Arianna, con la compra.
-Chicos, ¿por qué no nos ayudáis? -propuso Adela.
Los chicos se sonrieron, dejaron el balón y corrieron a
ayudar a las chicas. Estaban colocando los alimentos en la cocina
cuando Adela preguntó por el primer día de entrenamiento de Inés.
-Muy bien, todos mis compañeros son adorables... -dijo
Inés con una sonrisa.
-¡Cierto! Hoy era tu primer día... -dijo Mason,
echándose las manos a la cabeza.- ¿Conociste a Cosmo, Thomas y a
Logan?
-Sí, ya me hablaron de ti... -dijo Inés.
-Unos grandes tipos... -dijo Mason, asintiendo.
-¿Por qué los conoces? -preguntó Inés.
-Ellos son un año más pequeños que yo, osea, un año
mayores que tú. Y jugamos juntos el año pasado, son unos grandes
amigos. -dijo Mason.
-¿Por qué no avisáis a Isabella de que venga a cenar
y os laváis las manos mientras yo aviso a Marcel? -propuso Adela.
-Vamos, Ricitos de oro, a lavarse las manos. -dijo Mason
cargando a Arianna sobre su hombro.
-¿Isabella es Rapunzzel y Arianna es Ricitos de oro?
-preguntó Inés.
-Cosas de Mason... -suspiró Adela, saliendo hacia el
garaje, donde estaba Marcel.
-Espera que se me ocurra uno bueno para ti... -dijo
Mason, subiendo las escaleras con Arianna.
-¡A cenar! -gritó Marilyn Forbes, en su casa. Su hija
y su marido llegaron en seguida al comedor y se sentaron a comer.
Después de unos segundos de silencio, Marilyn preguntó.- ¿Qué tal
el primer entrenamiento?
Lola iba a contestar, pero su padre se adelantó.
-Muy bien, son un grupo con talento. Creo que podemos
hacer progresos... -dijo George.
-¿Y tú, Lola? -le preguntó Marilyn a su hija.
-Muy bien. Mis compañeros son muy simpáticos y
amables. -dijo sonriente.
-¿Y cómo estuvo tu padre? ¿Muy duro? -preguntó
Marilyn, otra vez.
-No, podía ser más duro. -dijo Lola. Al ver la cara de
su padre se rió.
-Bueno, en realidad no quería asustarlos en el primer
día de clase. -dijo George.
-Claro... -dijo Lola. Marilyn sonrió al sentir que la
buenísima relación entre Lola y George volvía a ser buenísima.
-De verdad, si os mato a correr hoy, la mitad del equipo
lo deja. Y mi norma número uno es... -dijo levantando el dedo
índice.
-Nunca tirar la toalla. -dijo Lola, robando la frase a
su padre.
-Y espero que se cumpla... -añadió George.
-No te preocupes por eso... -dijo Lola.

Me encanta ;)
ResponderEliminarMaaaaaaas !!!!
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