Francesca llegó corriendo del trabajo su entrenamiento con Peter.
Llegaba un poco tarde y no podía más, estaba agotada. En los
últimos días había ayudado a Victoria a encontrar un apartamento
en la ciudad, en dos días tendría que partir ya que el curso
universitario volvía a empezar.
-Llegas tarde, Frankie. -dijo Peter. Francesca esperó a recuperar el
aire y después respondió.
-Lo se, pero no pude salir antes del café... -dijo ella con la
respiración entrecortada.- Odio mi trabajo, Peter. -se quejó,
sentándose en la arena.
-Lo se, Frankie. Pero por ahora no hay nada más, la única opción
es que empezaras tu propio negocio... -dijo cediéndole su mano y
ayudándola a levantarse.- Empezamos ya en el agua. -dijo dándole su
tabla.
Francesca asintió y se lanzó al mar. No estaba concentrada en ese
día, estaba muy cansada. Peter se dio cuenta y suspendió el
entrenamiento. Dejó que su hermana fuer a casa a descansar.
Francesca se duchó y se dejó caer en el sillón. Observó toda la
habitación de arriba a abajo. Encontró con la mirada las cajas
donde había guardado las cosas que encontró cerca de aquella isla.
Se levantó y abrió las cajas.
-Como te
gusta guardar chatarra...
Eso le había dicho Victoria en una ocasión. Francesca sonrió, era
cierto, le encantaban las cosas viejas, las cosas que pertenecieron a
otras personas y que ya tienen una historia. La verdad, le gustaba la
historia en general, por eso había ayudado de Blake durante todo el
verano para poder tener la secundaria.
Observó las cosas de las cajas un rato más y después encendió la
televisión. No había nada que ver interesante. Entonces, paró en
un canal infantil y le llamó la atención ver en antena una serie
que ella veía de pequeña.
Era sobre cuatro adolescentes. Dos de ellos eran pareja y los otros
dos los mejores amigos de la pareja. La protagonista, le gustaba
estudiar y bailar. A su novio, le encantaba cantar y bailar y era un
mal estudiante. Al mejor amigo de él le costaba mucho pensar, era el
más tonto del grupo, aun que solía ser simpático y gracioso. Y,
por último, la amiga de ella, que era una pasota, que tuvo varios
empleos para adolescentes durante toda la serie.
Justo en ese capítulo, la amiga de la protagonista, tenía un
trabajo temporal en una tienda de antigüedades. Francesca, al ver
esto, se emocionó y se levantó del sillón. Apagó el televisor y
cogió sus cosas. Después salió corriendo hacia el Sasha's,
donde esperaba encontrar a su hermano. Cuando llegó lo vio, sentado
con su madre, Marcus y su otra hermana en una mesa. Parecía que
estaban discutiendo.
Peter, en cuanto la vio, suspiró. Parecía aliviado de que Francesca
hubiera llegado. Se disculpó ante su familia, se levantó y se
acercó a Francesca.
-Hola, Frankie. Me acabas de salvar. -dijo Peter, después de darle
un beso en la mejilla.
-¿Qué pasa? -preguntó Francesca.
-Están discutiendo. Porque Sasha no se presentó a ningún examen
para conseguir la secundaria y tendrá que volver al instituto. -dijo
Peter.- Entonces sus padres le están gritando por no haber estudiado
en verano y ella está diciendo que le daba igual, que repetirá
curso y punto. Entonces mi madre dijo que no lo haría en el mismo
instituto, que si quería terminar el instituto lo hará desde casa.
-Pero, ¿por qué? -preguntó Francesca, sorprendida.
-Porque piensan que repetir curso es para las personas que no
trabajan y que no tendrán un futuro... -dijo Peter, revoleando los
ojos.- Da igual, déjalos, ya lo arreglarán ellos... ¿Tú a qué
venías?
-A hablar contigo, tengo una idea. -dijo Francesca, recuperando la
sonrisa.
Peter pasó un brazo por su espalda y la condujo hasta el despacho
que estaba al lado de la cocina del café. Peter se sentó detrás de
su escritorio y Francesca enfrente a él.
-Estuve pensando en lo que me dijiste de crear mi propio negocio y
además, encontré unas cajas con cosas viejas en casa. -dijo
Francesca, emocionada.- Creo que podría funcionar una tienda de
antigüedades. La gente podría donar sus cosas viejas y comprar
cosas de otras personas... ¿Qué te parece?
-¿Una tienda de antigüedades? ¿Y tú te encargarías de eso?
-preguntó Peter.
-Sí, me encantan las cosas viejas, podría pasarme el día allí.
Además, de entrenar, claro.
-¿Estás segura? -preguntó Peter. Francesca asintió.- A mi no me
parece una mala idea, pero me parece que mantener una tienda de
antigüedades lleva mucho tiempo y da mucho trabajo. Si t ú estás
dispuesta a encargarte de ella yo te ayudaré. Con el dinero que
estamos sacando del Sasha's en el café podemos empezar.
-Gracias, Peter. -dijo Francesca, levantándose y abrazándolo.
-¿Tienes alguna idea más?
-Sí, el nombre. -dijo Francesca.- Quiero que se llame Paradise.
-¿Paradise? ¿Cómo el café? -preguntó Peter.
-Sí. Paradise significa algo que ya pasó en Fear Hill, algo
pasado. Y eso es lo que va ser la tienda, una vuelta al pasado.
Además, quiero llamarlo Paradise en recuerdo a papá.
-Me parece perfecto. -dijo Peter.
-¿Sí? ¿En serio? -Francesca lo volvió a abrazar. Y entonces la
familia de Peter los interrumpieron.
-Peter, hemos tomado una decisión. -dijo Sasha, su hermana.
-Perfecto. Pues pasad, porque Frankie ha tomado otra decisión. -dijo
Peter.
Los padres de Sasha y Sasha se sentaron en el despacho con Peter y
Francesca. Éstos les contaron la idea de la tienda de antigüedades
y su nombre. A todos les pareció bien que se le ayudase a Francesca
con los ahorros del Sasha's.
-¿Y vosotros a qué conclusión llegasteis? -preguntó Peter.
-Sasha es quién tomó la decisión. Irá al instituto con el resto
de los adolescentes. -dijo Marcus.- Pero tendrá que seguir
trabajando en el café y sacar muy buenas notas.
-Me parece bien. -dijo Peter.
-A mi me encanta la idea de la tienda de antigüedades, yo os
ayudaré, si queréis. -dijo Sasha. Su amiga, Francesca sonrió y
asintió.
-Bueno, yo me voy. Tengo que comprar las cosas para la cena.
Acordaros todos de que hoy es la cena para despedir a Victoria. -dijo
Francesca. Iban a celebrar una pequeña cena y una fiesta para
despedir a Victoria, que se iría lo antes posible de Fear Hill.
-Nosotros... no creo que Victoria quiera que yo vaya, Francesca...
-dijo Sasha, la madre de su medio hermano.
-Tonterías, Sasha. Ahora todos somos familia. Nos guste o no. No te
voy a obligar, pero creo que deberíais venir... -dijo Francesca,
antes de salir del despacho de su hermano.
Tenía razón, les guste o no, una familia es una familia y punto.

Me encantaa!!
ResponderEliminarMáss Noveee!!
mássss nooveee!!
ResponderEliminar