domingo, 27 de julio de 2014

33:

-Francesca, se lo tenemos que decir. -insistió Peter. Era el cuarto día que Peter no dormía en su casa, pero el primero en el que volvería al café. Francesca lo acompañaba para desayunar con Sasha. Peter insistía en contarle lo ocurrido a su hermana.- Mejor ahora que más tarde.

-Peter ese no es un tema que tengas que discutir conmigo. Es un tema familiar vuestro. -dijo Francesca.

-Frankie, ¿qué es lo que no entiendes que tú eres tanto de mi familia como ellos? -dijo Peter, que se lo llevaba repitiendo un par de días.

-Pero no soy nada de Sasha.

-Eres su amiga. Y mi madre se lo tiene que decir. -dijo Peter, todavía seguía enfadado con ella.- No voy a permitir que retrase más el trámite, como hizo conmigo.

Los dos llegaron al café y, como siempre, las únicas allí eran las tocayas. Estaban preparando todo para empezar el día. La más pequeña de las dos, al ver a su hermano mayor, corrió a abrazarlo. Peter sonrió a la abrazó fuerte. La madre de ambos miró a Francesca y ésta le respondió con una sonrisa de medio lado.

-Sasha, ¿por qué no te sientas? -dijo su madre. Peter la miró y suspiró, entendió que se lo iba a contar.

-Yo voy a... -dijo Francesca, señalando la puerta. La mayor de los cuatro asintió, pero Peter la agaró por la muñeca.

-No, ella se queda. -dijo Peter. Su madre se quedó pensando unos segundos, pero finalmente asintió. Los tres jóvenes se sentaron en una mesa y Sasha fue a la cocina. Volvió con tres batidos: uno de chocolate y dos de piña.- ¿Batido de piña? -le preguntó Peter a Francesca. Ella asintió.

-¿Tú también? -preguntó ella. Peter asintió. Los dos se sonrieron. Pero Sasha, la adolescente, los interrmpió.

-¿Me queréis explicar qué pasa? ¿Por qué Peter se fue de casa? ¿Por qué Francesca se tiene que quedar? ¿Qué está pasando? -dijo Sasha, algo nerviosa. Su madre la agarró de la mano.

-Te voy a contar algo. -dijo Sasha.- Le he dicho a Peter quién es su padre.

-¿Qué? ¿Quién es? -preguntó Sasha, mirando a su madre y a su hermano. Los dos bajaron la mirada y Francesca habló.

-Mi padre. Mi padre era el padre de Peter, también. -dijo Francesca, suavemente.

-¿Cómo?

-A ver, cariño, escúchame. Louis, el papá de Francesca, y yo fuimos novios en la adolescencia. Él también era uno de los dueños del café. Este café antes se llamaba Paradise, pero cuando Louis y yo quedamos a cargo de él, Louis decidió cambiarle el nombre y llamarlo Sasha's. No fui yo la que le cambié el nombre. Los dos estábamos muy enamorados y fuimos rechazados por las universidades que solicitamos, así que nos íbamos a quedar aquí, en Fear Hill. Pero Louis, un día, recibió una carta de la universidad, lo habían aceptado. -dijo Sasha. Hizo una pausa para recuperar el aliento. Ni Francesca ni Peter levantaban la mirada de la mesa. Peter quería concentrarse en el relato de su madre, otra vez, y Francesca estaba aguantando las lágrimas.- Yo me iba a quedar aquí sola. Y me porté muy mal, muy mal, con él. Lo dejé y él se fue. Ni siquiera lo fui a despedir... -dijo mientras se le quebraba la voz. Francesca ya no podía retener más las lágrimas.- Yo ya estaba embarazada de Peter, pero no lo sabía. Cuando lo descubrí no supe qué hacer, era una niña...

-Mamá... -dijo Sasha, con tono de decepción. Separó su mano de la de su madre.

-Nunca se lo conté a nadie, no tuve el valor... -dijo Sasha, llorando.- Solo tu padre lo sabía. Francesca, este verano lo descubrió. Entonces, me vi obligada en contárselo a tu hermano y ahora te lo tengo que contar.

-¿Por eso te fuiste de casa? -le preguntó Sasha a Peter. Él asintió.- Entonces... Tú y Francesca sois medio hermanos...

-Exacto, Sasi. -dijo Peter.

-¿Y cuándo se lo contaste? -le preguntó Sasha a su madre.

-Hace cuatro días. -dijo Sasha.

-¡Te callaste esto durante 27 años! -gritó Sasha, levantándose.

De repente la puerta se abrió y todos miraron hacia allí. Eran Ben, Gustave, Danny y Zane. Iban cargados con los instrumentos, pero al ver la escena se quedaron en la puerta, sin moverse. Los cuatro miraron a los chicos y se miraron entre ellos.

-Voy yo. -dijo Francesca, levantándose. Se secó dos lágrimas de los ojos y se acercó a los chicos.- Chicos, ¿os importa...?

-Teníamos ensayo con Sasha. -dijo Gustave, preocupado, mirando a su amiga discutiendo con su madre.

-Hoy no va a poder ser... Está un poco ocupada. Os llamará. -dijo Francesca, empujándolos suavemente hacia la salida.

-¿Estás bien? -le preguntó Zane. Francesca lo miró, pero no dijo nada.

-¿No podemos hablar con ella? -preguntó Ben.

-Ahora no, chicos, de verdad. -dijo Francesca. Los chicos se estaban yendo y Francesca iba a volver al interior del café, pero Zane la agarró de la muñeca.

-¿Qué está pasando? ¿Algo malo? -preguntó Zane. Francesca suspiró, se soltó de la mano de Zane e ingresó en el café.

-Por favor, chicos... -pidió Sasha, en medio de la discusión.

-¡Por favor tú, mamá! ¡Me ocultaste quien era mi verdadero padre durante 27 años! -le gritó Peter.

-Chicos, no os paséis. Tiene su parte de culpa, pero tenéis que entender que era una niña, una niña embarazada... -dijo Francesca.

-¿Estás de su lado? -preguntó Sasha, sorprendida. A ella también se le escapaba alguna lágrima de vez en cuando.

-No estoy de su lado... Solo que... -dijo Francesca. Pero no pudo terminar, su hermano la interrumpió.

-¿Sabes qué es lo que más me duele? Que por su culpa, yo ya no podré tener un padre nunca más. Ella no dejó que yo lo conociera y ahora es demasiado tarde. -dijo Peter. Francesca cerró los ojos y bajó la mirada.

-¡Peter! -le gritó su madre. Hubo un silencio y todos miraron a Francesca.

-Peter, no fuiste el único que le duele esto. Yo conocí a mi padre y ahora tengo que vivir con la sensación de que él se perdió la vida de su hijo, pero también se va a perder el resto de la mía. ¿Cuánto crees que necesité hablar con él este verano y no pude? Todos los días, todos los días necesitaba preguntarle cosas, que me diera consejos y no pude. -dijo Francesca.- Así que, no seáis tan duros con vuestra madre, porque ella también perdió a alguien.


-¿No sabías que se había muerto? -le preguntó Sasha a su madre, que lloraba más que nadie. Ella negó. Sasha y Peter miraron a su madre y ella no hizo más que llorar y llorar.

1 comentario:

  1. :'( al fin se enteraron!! quiero a Zane con Frankie!!
    Máss Noveee!!

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