-Francesca, ¿estás segura de lo qué estás haciendo? -le preguntó
su madre cuando ella le contó que si medio hermano estaba durmiendo
en el sofá, a la mañana siguiente.
-Claro, mamá. No es ningún extraño. Además, es hijo de papá. -le
recordó Francesca.
-Lo se, lo se... Pero la convivencia no es fácil, cariño. -dijo
Gabriella.
-Bueno, lo intentaremos y punto. -dijo Francesca. Escuchó a su medio
hermano levantarse del sillón, ella estaba en la cocina.- Mamá, te
dejo. Ya hablaremos.
-Está bien. Te quiero.
-Y yo. -dijo Francesca con una sonrisa mientras Peter entraba en la
cocina. Colgó el teléfono y lo miró.- Buenos días.
-¿Qué haces despierta a estas horas? -le preguntó Peter, ya que
tan solo eran las siete.
-No podía dormir más. ¿Y tú?
-Yo soy madrugador, no me gusta dormir. -dijo Peter.
-¿No? A mi me encanta. Pero a quien más le gusta dormir es a
Victoria. -dijo Francesca. Los dos se rieron.- ¿Cómo estás?
¿Mejor?
-Bueno... -dijo Peter, dudando. Después negó con la cabeza.- No,
estoy igual de mal.
-No esperes que te deje de doler de un día para otro. -dijo
Francesca, acariciando su hombro.- Ya se pasará.
-No estoy tan seguro. -dijo Peter.
-Seguro que sí. Y para que te empiece a pasar te voy a hacer el
desayuno. -dijo levantándose de la silla.- Tenemos cereales, leche,
-dijo buscando entre las pocas cosas de la cocina.- Solo cereales y
leche. -dijo mirándolo.
-Entonces que sean cereales con leche. -dijo Peter, bromeando. Los
dos se rieron y Francesca empezó a preparar los desayunos.- ¿Te
puedo hacer una pregunta?
-Sí, incluso dos, hoy estoy generosa. -dijo Francesca, sonriente.
-¿Cómo lo averiguaste? -preguntó Peter. Francesca respiró
profundamente y cerró los ojos un momento.
-Yo vine aquí obligada y me di cuenta la cantidad de cosas que no
sabía de mi padre. En realidad, no sabía nada de su infancia ni de
su adolescencia. Nadie me quería contar nada y entonces decidí que
lo averiguaría. Mientras ayudaba a Blake en la biblioteca buscaba
información, en casa de mis tíos encontramos sus viejas cosas y
encontré una carta de tu madre a mi padre que nunca había llegado
hasta él. Ahí lo entendí todo...
-Y te diste cuenta de que yo era tu medio hermano. -dijo Peter.
-Exacto. Además fui a buscar a tu madre para que me lo explicara y
ella me lo dejó todo muy claro. -dijo Francesca. Dejó dos tazas
llenas de cereales encima de la mesa y se sentó enfrente a Peter.-
Tienes que hablar con ella.
-Lo se, pero no hoy. Todavía estoy muy enfadado y necesito pensarlo
un poco más. -dijo Peter.
-Claro, cuando tú estés listo. -dijo Francesca.- ¿Sasha lo sabe?
-¿Mi hermana? No. Después de hablar con mi madre y Marcus solo fui
a casa a coger mis cosas y le dije que me iba porque me peleé con
ellos, nada más. -dijo Peter.- ¿Crees que se lo debo decir?
-No lo se, quizás se lo tendría que decir tu madre también. -dijo
Francesca.- O los dos juntos, eso sería lo mejor, yo creo.
-Por ahora no va a poder ser... -dijo Peter.- ¿Tú cómo te sientes?
-¿Yo? -preguntó Francesca señalándose a si misma. Respiró
profundamente y pensó.- Me siento como en un sueño. Siento que en
cualquier momento esto se va a terminar y me voy a despertar en mi
cama para volver al colegio un día más. -Peter se rió y Francesca
sonrió.- Es difícil de explicar, ni siquiera yo se como me siento,
es algo totalmente nuevo para mi. Es la primera vez que encuentro a
un hermano perdido por ahí...
-Yo también es la primera vez que encuentro a una hermana. -dijo
Peter. Los dos se rieron al darse cuenta lo tonta que se estaba
volviendo la conversación.- Por cierto, ¿qué te pasó con Zane?
-preguntó Peter, curioso.
-Disculpa, ¿cuántas preguntas te dije que podías hacer? -preguntó
Francesca, esquivando el tema con agilidad.
-¿Dos? -preguntó dudoso Peter. Francesca asintió.
-Por lo tanto, se acabaron las preguntas por hoy. -dijo Francesca.
-¿Ya?
-Sí, mañana habrá más. -dijo Francesca.
Terminó el desayuno, lo dejó en la pila y se fue a vestir. Cuando
estuvo lista cogió sus llaves y salió de su casa. Quedaba poco
verano y se dio cuenta de que tenía que aprovecharlo. Salió con una
sonrisa inexplicable y se dio cuenta de que no todo era malo. Se
acercó al Sasha's y lo vio abierto. Entró y ambas Sasha la vieron
en cuanto cruzó la puerta. La adulta estaba tras la barra y la miró
con un poco de esperanza para que ella le contara algo sobre su hijo
mayor. La pequeña Sasha le sonrió y corrió a saludarla.
-¡Qué bien verte! -dijo Sasha.
-Yo también me alegro, Sasha.
-¿Tomamos algo? No empiezo a trabajar hasta dentro de una hora...
-dijo Sasha.
-Claro, pero antes déjame hablar con tu madre, por favor. ¿Me vas
preparando un batido de piña? -dijo Francesca. Sasha asintió y se
adentró en la cocina. Francesca se acercó a la madre de su medio
hermano.
-¿Está Peter contigo? -preguntó Sasha, nerviosa.
-Sí, tranquila. Está conmigo. -dijo Francesca. Sasha suspiró.- Me
lo contó todo y estuvimos hablando.
-¿Y cómo está? -preguntó Sasha preocupada.
-Enfadado y decepcionado, Sasha. Pero se le pasará, es un chico
listo, vendrá a hablar contigo. -dijo Francesca.- Pero se lo tienes
que contar a tu hija. -dijo bajando la voz y acercándose a ella.- Es
mejor que lo sepa por ti y no por un enfadado Peter.
-Lo se, pero ya me llega con tener que contárselo a uno de mis
hijos. Dame un respiro. -pidió Sasha, volviéndose dura y borde con
Francesca.
-¿No te llegó un respiro de veintisiete años? Sasha, por favor, no
esperes más... -dijo Francesca. Las dos se miraron enfrentándose y
la hija de Sasha, Sasha, salió de la cocina. Se quedó mirándolas.
¡Tengo noticias! Al fin se descubrió el pastel, ¿no?
Bueno, en primer lugar agradecer a todos los comentarios del capítulo anterior. En segundo lugar anunciar que tan solo quedan doce capítulos más.Y por último, que no os preocupéis, además de otras novelas ya listas estoy en proceso con la segunda parte.
Un beso,
Cris.~

Que felicidad!!!! Me encantó este capítulo
ResponderEliminarYa era hora que se enteraran, pero que pasa con Zane!!
ResponderEliminarMásss NOveee!!!