sábado, 12 de julio de 2014

21:

Francesca descubrió que Sean también tenía un bote. Pensó que le sería de utilidad y se lo pidió a su tío. Él le dio las llaves sin ningún problema. Después Francesca fue a buscar a Victoria para pedirle que al día siguiente la acompañara en un viaje en bote. Después de insistir un poco, su prima aceptó.

Era ya de noche y todavía no tenía sueño. Así que se puso el traje de baño y fue a la piscina. Se metió en ella y nadó un poco, amaba nadar.

-Eres como un pez. -le dijo Nina, cuando la sorprendió nadando.

-Sí, me encanta el agua.

-Se nota que eres hija de tu padre. -dijo Nina, sonriente.

-¿A papá le gustaba nadar?

-Le encantaba nadar. Podía pasarse días en la playa y no volver a casa ni para dormir. -dijo Nina. Las dos se reían.

-También hacía surf. -dijo Francesca, apoyándose en el borde de la piscina.

-Sí, igual que tú.

-Es que él me enseñó. Lo que no entiendo es que, si le gustaba tanto el agua, ¿por qué nunca vinimos aquí? -preguntó Francesca.

-Porque nosotros no estábamos aquí y esto está lejos de tu casa, Frankie. -dijo Nina.

Lejos de tu casa. ¿Fear Hill no era su casa también? ¿Por qué Nina no quería que nadie se quedara aquí más allá de un verano? ¿Algún trauma, lo pasó mal de pequeña?

-Pero él tenía amigos aquí, ¿no? ¿Rikki y Blaine no eran sus amigos? -preguntó Francesca.

-No, solo eran conocidos. Louis conocía a Rikki y a Blaine porque eran mis amigos. Tu padre siempre fue una persona muy solitaria. -dijo Nina.

¿Una persona solitaria? Francesca siempre recordaba a su padre rodeado de gente que lo quería. Si ibas caminando por la calle con él, él no paraba de saludar y hablar con todo el mundo. En su entierro había tantísima gente... Francesca no conocía ni a la mitad, pero ellos si que conocían a su padre. ¿Por qué su propia hermana decía que era una persona solitaria?

Después de la pequeña charla, Nina se fue a dormir y Francesca también. A la mañana siguiente quería madrugar para poder irse al bote lo antes posible. Pero no contó con el factor Victoria. Victoria odiaba madrugar. Tuvo que despertarla y tirar de ella para que ésta se levantara. Desayunaron rápido y se fueron al embarcadero. Buscaron el bote de Sean y cuando lo encontraron dejaron sus cosas dentro y se prepararon para partir.

-Ayer hablé con tu madre sobre mi padre. -le dijo Francesca a su prima.

-¿Sí? ¿Y te dijo algo de utilidad? -preguntó Victoria que también estaba muy interesada en el tema de Louis Ronnie.

-No, en realidad me dijo algo que me confundió. -dijo Francesca.

-¿Qué te dijo?

-Que mi padre era una persona solitaria y que él no tenía amigos aquí, en Fear Hill... Pero yo siempre recuerdo a mi padre con muchos amigos.

-¿Por qué te diría eso? -preguntó Victoria.

-Quizás él cambiara cuando se mudó y conoció a mi madre... -dijo Francesca pensativa.

-La gente cambia con el amor. Pero no creo que nadie pase a ser una persona sin casi amigos a ser amigo de todo el mundo... -dijo Victoria.

-Es extraño.

-Todo en Fear Hill es extraño, Frankie. -la corrigió su prima.

-Cierto...

Las dos llevaron el bote hasta la isla donde había ido anteriormente con Tina. Lo dejaron delante de la cueva que llevaba a aquellas galerías y Francesca se puso el bikini, pero Victoria no.

-Mejor ve tú y o me quedo aquí, con el bote. -dijo Victoria.

-El bote no se moverá, Vicky. -dijo Francesca, casi en el agua ya.

-Ya lo se, pero no me gusta el agua. No me gusta nadar ni nada de eso. Así que yo te acompaño hasta aquí y punto. -dijo Victoria.

Francesca se rió y se lanzó al agua. Se metió por la cueva y volvió a las galerías de la isla. Era precioso, pero en realidad ella estaba allí para buscar más cosas. Cogía cosas y las llevaba al bote. Así pasó al menos dos horas. Cuando estaba ya cansada, decidió volver al bote y descansar un poco.

-Frankie, sube, tienes que ver esto. -dijo Victoria.

La ayudó a subir y Francesca se envolvió en una toalla. Después se acercó a mirar lo que su prima tenía entre manos. Era un joyero y, fuera de él, un colgante. No tenía valor material, pero era interesante por algún motivo.

-¿Qué pasa? -preguntó Francesca.

-Mira de quién es... -dijo Victoria.

Francesca cogió el colgante y le dio la vuelta. Sasha. Eso ponía: Sasha, 1985.

-Tiene que ser de Sasha, la madre. Mira la fecha. -dijo Victoria. Francesca asintió.

-¿Y cómo llegó esto hasta aquí? -preguntó Francesca.- Quizás nadando se le cayó y la marea la trajo hasta aquí.

-Lo dudo... -dijo Vicky.

-¿Por qué? -preguntó Francesca.

-Porque todo eso también es de ella. -dijo Victoria, señalando una esquina del bote donde había dejado un par de cosas.

Allí había un joyero, cerrado, con su nombre grabado en la tapa. Y también había un reloj con su nombre en la parte de atrás, fuera del joyero. Además de eso, había libros, libretas, juguetes y más cosas que había cogido Francesca, pero no podían leer ningún nombre porque todo estaba estropeado por el agua.

-Quizás algo de esto sea también de ella. -dijo Victoria.

-Sí, pero no lo podemos saber... -dijo Francesca.


Victoria y Francesca volvieron a Fear Hill un par de horas más tarde. Durante esas horas ambas estuvieron intentando abrir el joyero y observando el resto de cosas que Francesca había cogido.

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