jueves, 10 de julio de 2014

20:

Francesca salió de su casa muy temprano, como la mayoría de los días. Con su tabla, la que Sasha le había regalado, y su bolsa con una toalla y otro bikini, aparte del que ya llevaba puesto. Se acercó a la casa de al lado y Blake salió. Los dos subieron al coche de Blake y se fueron a la playa.

Acababa de amanecer, por eso la playa estaba casi vacía, en una hora se llenaría completamente. Blake y Francesca se encontraron con Tina, Darren, Tyler, Scott y Sasha. Todos con las tablas de hacer surf. Dejaron las cosas en la arena, más o menos donde las dejaban siempre, y ninguno dudó en meterse corriendo en el agua. El agua estaba fría, muy fría, pero no importaba.

Estuvieron haciendo surf casi toda la mañana, hasta que la playa empezó a llenarse por completo y salieron del agua. Buscaron sus cosas y se fueron al Sasha's, a desayunar. El café acababa de abrir y ya estaba casi lleno. Sasha tuvo que irse a cambiar y empezar a trabajar, pero el resto se sentaron en una mesa y esperaron a que los atendieran. Gus se acercó a ellos.

-Hola, chicos. -dijo sonriente.- Hola, preciosa. -le dijo a Francesca. El juego de Gustave le gustaba a Francesca y, cada vez que él le decía algo, ella se limitaba a sonreír y a reírse.- ¿Qué va a ser?

-Un zumo de naranja. -pidió Darren.

-Un batido de chocolate. -pidió Tina.

-Yo quiero un bocata. -dijo Tyler, medio desesperado. Todos se rieron de él, siempre era el que más comía y no estaba para nada gordo.

-Yo otro zumo de naranja. -dijo Scott.

-Yo quiero un batido de chocolate. -dijo Blake.

-Yo un batido de piña. -dijo Francesca.

-¿De piña? Otra rara... -dijo Gustave, todos se rieron.

-¿Por qué todo el mundo me dice lo mismo? -preguntó Francesca, cuando Gustave se fue.

-Porque un batido de piña no es un batido normal... -dijo Scott.

-Mi padre siempre me lo hacía cuando era pequeña y siempre me gustó. -explicó Francesca.

Gustave les llevó el desayuno a la mesa y siguió con su trabajo. Los chicos desayunaron con tranquilidad y sin prisas. La playa ya estaba llena y durante el mediodía se vaciaría un poco, ahí aprovecharían para disfrutar de las olas otra vez.

Francesca se volvió a fijar en los camareros del Sasha's, siempre riendo y jugando entre ellos. Vio entrar a Peter en el café, que los saludó. Más tarde entraron Ian y Victoria con algún chico más. Sasha se acercó a la mesa donde estaban desayunando, iba riéndose.

-¿Por qué tanta risa? -preguntó Scott.

-Toma, Frankie. Es para ti. -dijo Sasha dejando un trozo de servilleta de papel con un número escrito. Francesca lo miró y no entendió.

-¿Y esto? -preguntó. Todos miraron lo que estaba escrito en la servilleta.

-Es de Gus. -dijo Sasha. Todos se volvieron a reír y Francesca miró a Gustave, que le guiñó un ojo.- Me pidió que te lo diese.

-Dile que gracias. -dijo Francesca.

Sasha volvió al trabajo y los chicos volvieron con su conversación. Pero Francesca se distrajo, como solía hacer, mirando la pared con las fotos. Mirando la foto de 1986. era extraño que solo reconociera a Sean, Rikki, Louis, Blaine y Nina. Solo reconocía a la mitad. Había cuatros chicos más y una chica más.

Todos miraron cuando Sasha, la madre, entró en el café. Ella se acercó a la mesa y saludó con la mano. Esa mañana llevaba una sonrisa. Francesca se dio cuenta de lo guapa que era, una mujer rubia, joven y con una sonrisa preciosa. Sasha se acercó a hablar con Peter. Estaban hablando y Francesca se quedó paralizada.

Los rizos rubios de Sasha. Sus labios pintados. La sonrisa espectacular. La belleza. Todo coincidía ahora. Sasha era la otra mujer que estaba en la foto. Sasha era la mujer que estaba sentada sobre su padre. Era ella.

-Chicos, vengo ahora. -dijo Francesca. Se levantó y se acercó a la mesa donde estaba Victoria con sus amigos.- Vicky, necesito hablar. -dijo nerviosa.

-¿Qué pasa? -preguntó Victoria.

-Es importante. -añadió Francesca. Victoria se disculpó y se levantó preocupada. Las dos se acercaron a una esquina del café y Victoria apoyó sus manos en los hombros de Francesca.

-Frankie, ¿qué pasa?

-Mira a Sasha. -dijo Francesca. Victoria dirigió la mirada a Sasha, la de diecisiete años.- No, a su madre, la otra Sasha. -dijo Francesca. Victoria la miró.

-Sí, ¿qué pasa con ella?

-Ahora mira la foto de 1986, la del Paradise. -dijo Francesca. Victoria alternó la mirada entre la fotografía y Sasha, pero no parecía ver lo que su prima le estaba intentando decir.-Vicky, Sasha es la otra chica, la que estaba sentada sobre mi padre.

Victoria alternó la mirada un par de veces más y, cuando se dio cuenta, se tapó la boca con la mano.

-Es ella.

-¡Sí! Te lo acabo de decir. -dijo Fancesca.

-¿Y qué hacía con ellos? ¿Ella era parte de los dueños de Paradise?

-Eso parece. -dijo Francesca.

-¿Y por qué ella se quedó con todo el café después? ¿Por qué ninguno de los chicos es dueño del café también? -preguntó Victoria.

-No se. Pero lo que sí sabemos ahora es que ese es el motivo por el cual no se lleva bien con el resto. Nina, Sean, Rikki y Blaine no se hablan con ella. Seguramente por algo que tiene que ver con el café y con el porqué de que Sasha se hubiera quedado el café y le hubiera cambiado el nombre.

-Esto se está poniendo interesante. -dijo Victoria, con una sonrisa.

-Sí, muy interesante. Y otra cosa que tenemos que tener en cuenta es que estaba sentada sobre mi padre.

-Eran novios... -dijo Victoria, pensativa.

-A lo mejor no, pero lo que sí sabemos es que tenían una relación especial comparado con el resto. -dijo Francesca.


Las dos se quedaron mirando a Sasha. La miraban detenidamente, como si así pudieran descifrar lo que pasó en los últimos 20 años.

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