martes, 20 de mayo de 2014

16.- Domingo, veinte de abril.

Alguien golpeó la puerta de la habitación de Micaella, Catherine, Lauren y Brooke. Brooke, que ya estaba despierta fue a abrir, mientras el resto se quejaba.

-¿Quién es? -preguntó, antes de abrir la puerta.

-Soy yo. -dijo Paul, del otro lado.

-No puedes ver a la novia. -dijo Micaella, sin fuerzas, hundida en la almohada y dormida. Brooke sonrió y salió de la habitación.

-¿Quién dio el portazo? -se quejó Lauren, cuando Brooke cerró la puerta.


-Buenos días... -le dijo Paul, sonriente. Brooke apoyó la espalda en la puerta y se besaron.

-Hoy es el día. -dijo Brooke.

-Sí, lo es. ¿Nerviosa?

-Un poco, ¿tú?

-Sí. -confesó él.- ¿Ayer no tendríais strippers, no?

-¿Nosotras? -preguntó Brooke, señalándose a si misma.- No... -dijo alargando la vocal. Paul sabía que era mentira.- ¿Y vosotros? ¿Chicas?

-No, por favor... -dijo él, de la misma manera. Los dos se miraron y se rieron.

-En un rato todos estarán corriendo de un lado al otro, preparando las cosas... -le dijo Brooke, agarrándolo del cuello de la camiseta blanca con la que durmió.

-Tu madre y la mía ya están abajo... -dijo Paul, riéndose. Brooke revoleó los ojos.- Pronto Karen se unirá a ellas.

-Y Cody no se queda atrás. -añadió Brooke.

Catherine abrió la puerta, haciendo que Brooke casi se cayera hacia atrás. Pero Paul la agarró por la cintura antes de que esto pasara. Catherine los miró durante unos largos segundos.

-¿Qué hacéis juntos? -les preguntó, sin alterarse.

-Nada. -contestaron los dos a la vez. Por el pasillo aparecieron Edward, Danniel, Lucas y John. Micaella y Lauren se asomaron por los hombros de Catherine.

Paul, aléjate de la novia! -le gritó Danniel.

-Shh... -dijeron las chicas a la vez.

-Vamos, Paul. -dijo Lucas, agarrando a Paul.

-¿A vosotros qué os pasa? ¿No tenéis resaca? -les preguntó Micaella.

-Son inmunes al alcohol. -dijo Lauren, que los conocía muy bien.

-Vamos, Paul. Tenemos que empezar a prepararte. -le dijo Edward. Se llevaron a Paul a rastras y las chicas tiraron de Brooke hacia el interior de la habitación.

Las chicas se empezaron a duchar y a vestirse, despacio y sin prisa. Desayunaron en la habitación mientras hablaban con tranquilidad. Esther las fue a visitar con un ramo de flores en las manos.

-Flores para la novia. El repartidor me vio y me pidió que te las diera. -le dijo a Brooke. Brooke las agarró y las olió.

-Gracias.

-Oye, ¿me das una flor? -le dijo Esther a Brooke. Ésta asintió, pero Esther ya la estaba cogiendo.- Voy a saludar a los chicos.

Salió de la habitación y se dirigía hacia la habitación de los chicos, cuando se encontró con Angie saliendo de su habitación, despeinada, en pijama y con mala cara.

-Hola, Angie. -le dijo con una sonrisa.

-Buenos días... -dijo ésta.- ¿Por qué estás vestida y no es ni la ropa de ayer ni la que llevarás a la boda? -preguntó abriendo los ojos.

-Porque tengo cosas que hacer antes de prepararme. -dijo con una sonrisa Esther.

-¿Y la sonrisa? -preguntó Angie, agarrándose a una pared.- Ayer bebiste más que yo...

-Me tomé una aspirina, es mágica. -le dijo Esther.

-Iré a por una. -dijo Angie, caminando con la mano en la pared.

-¿Y John? -preguntó Esther, cuando Angie se estaba alejando. Angie cerró los ojos con fuerza y puso una mano en la cabeza.

-Está con Paul, creo. -dijo Angie.

-Gracias.

Esther siguió caminando por los pasillos del hotel. Llevaba la flor en la mano y le sonreía a todo con el que se encontraba. Casi todos invitados de la boda a los que apenas conocía. Subió en ascensor y encontró la habitación de los chicos. Golpeó la puerta dos veces y cuando le abrieron pasó su mano con la flor.

-Una flor para el novio. -dijo asomándose. Todos al verla se alegraron y corrieron a abrazarla.

-¿Dónde estuviste hasta hoy? -le preguntó Paul, después de abrazarla.

-Tuve unos pequeños problemas para llegar hasta aquí, ¿pero que más da? -dijo Esther.- ¿Tenéis todo listo?

-Claro, todo bajo control. -dijo Danniel.

-¿Las chicas saben que estás aquí? -preguntó John.

-Sí, estuve anoche con ellas. -explicó Esther.

-Claro, Esther llegó para la fiesta... -dijo Lucas.

-Como siempre. -añadió Edward.

-Sois malos conmigo... -dijo Esther.

Pasó un rato con ellos y después volvió a su habitación, Sammuel seguía durmiendo. Al verlo se le ocurrió una idea y sonrió hacia un lado. Cerró la puerta despacio y se acercó a él sin hacer ruido. Se tumbó sobre su espalda. Y él se despertó alarmado.

-¿Eh? -preguntó dormido.

-Hola, ¿no? -dijo ella, con una sonrisa.

-¿Esther?

-No, su fantasma. -dijo ella, irónica.

-Al final llegaste a tiempo.

-Me dio tiempo hasta a la despedida de soltera.


-Mira tú que suerte...

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