Charlotte entró en los estudios de baile de Bridgewater y subió a la segunda planta. Sus profesores y sus compañeros ya estaba allí. Se preparó para empezó a bailar y buscó a su pareja de baile. Él era Simon Edwards y era su pareja de baile. Simon bailaba ballet y todo lo que pudiera, igual que Chalotte. Se sonrieron y la clase empezó. Ellos, en primera fila hacían lo que sus profesores ordenaban. Cuando tuvieron un descanso se sentaron en una esquina hidratándose y descansando.
-¿Cómo te está yendo en último año? -le preguntó Simon. Él era
un año mayor que ella y ya había pasado por todo eso.
-Por ahora bien. Pero es pronto para decirlo. -dijo ella, sonriendo.
-Que suerte, ser estudiante es lo mejor del mundo. -Simon en cuanto
terminó el instituto se puso a trabajar en el taller de coches de su
padre.
-No te creas. A mi no me gusta ser estudiante. -dijo ella.
-No sabes lo que estás diciendo. ¿Qué vas a estudiar el año que
viene? -le preguntó Simon, pasando una toalla por sus brazos.
-No lo sé... -dijo ella enarcando una ceja.
-¿No tienes ni una pequeña idea? -preguntó Simon, sorprendido.- Yo
si pudiera pagarme la universidad me gustaría estudiar tantas
cosas... -musitó él. Era huérfano de madre y su padre no se podía
permitir la universidad para su hijo.
-No, no tengo ni idea. -dijo ella, elevando los hombros.- Me
encantaría irme a otro país y ponme a trabajar. Conocer otra
cultura, saber lo que es ganarse el pan de cada día...
-Estás loca... -le dijo riéndose.
La ayudó a levantarse y la clase continuó. Cuando todos se iban ya,
Charlotte se quedó sola. Puso una canción y bailó. Sola. Mirando
sus pasos de baile en el gran espejo de la academia. Estaba tan
concentrada que no notó en ningún momento una mirada sobre ella.
Hasta que la interrumpió.
-¿Cómo te puedes doblar así? -le preguntó Caroline. Entrando en
el salón. Justo Charlotte estaba levantando su pierna más alto que
su cabeza.
-Mucha práctica. ¿Qué haces aquí, Carol? -le preguntó, apagando
la música.
-Como hoy no hubo ensayo decidí venir a verte bailar -dijo Caroline
sonriendo. Durante las cinco últimas semanas habían estado
ensayando cada tarde. Ya tenían varias canciones preparadas pero aun
no tenían nombre.- ¿Puedo verte bailar una canción entera?
-preguntó Caroline.
-Claro. -dijo Charlotte. Caroline se sentó en una esquina y la
bailarina encendió el reproductor de música.
Había escogido
la canción de Michael Jackson, You are not alone.
La bailó y para Caroline era como si estuviera delante de una
bailarina profesional. En mitad de la canción, Simon , que todavía
no se había ido, se unió a ella. Caroline se sorprendió como la
pareja sin más se coordinó perfectamente. Para ella eso era
inhumano. Cuando la canción terminó Caroline se levantó y
aplaudió.
-Simon, ella es Caroline. Una amiga. -los presentó Caroline.
-Encantado, pero ahora me tengo que ir. -dijo cogiendo sus cosas y
saliendo casi corriendo. Caroline se quedó mirando por donde se
había ido el amigo de su amiga.
-¿Cómo un hombre puede ser tan atractivo y bailar tan bien?
-preguntó mirando por donde se había ido. Entonces miró seria a su
amiga.- Me lo pido.
-Todo para ti. -dijo riéndose.- Vamos, me ducho y ya salgo. -dijo
cogiendo su mochila.
Cuando Charlotte se duchó y estuvo lista, ella y Caroline se fueron
a casa de la segunda, a merendar. Caroline, aprovechó e hizo la
merienda para sus hermanos también, los cuatro se sentaron en la
mesa, juntos.
-¿Y tu pelo es de ese color? -le preguntó Eleanor a Charlotte,
cogiendo uno de sus mechones rojos.
-No, me tiño. -le dijo ella, riendo.
-Yo también me quiero teñir, Caroline. -le dijo la pequeña a su
hermana mayor. Eleanor solo tenía cuatro añitos y Liam tenía diez.
-Cuando seas mayor, Ele. -le dijo Caroline.- Liam, ¿no le vas a
contar nada a Caroline? -preguntó extrañada, su hermano era muy
hablador y no había pronunciado palabra desde que su amiga había
llegado. El rubio negó y miró a su merienda. Caroline se rió y le
acarició la cabeza. Liam se puso colorado y Caroline se rió.
-¿De qué te ríes? -le preguntó Eleanor.
-De nada. -dijo Caroline.
Después de merendar, Caroline y Charlotte subieron al cuarto de la
primera, mientras los pequeños veían la televisión. Estaban en el
escritorio, colocado justo delante de la ventana, haciendo los
deberes. Cuando la noche ya se hizo presente la madre de Caroline
llegó.
-Cariño, ya estoy en casa. -dijo asomándose a la habitación de su
amiga mayor.
-Mamá, ella es Charlotte. Es mi compañera de química. -dijo
sonriente Caroline.
-Encantada de conocerte, Charlotte. ¿Te quedas a cenar? -propuso la
mujer.
-No se preocupe, señora Harrison. Mis padres me esperan para cenar.
-dijo Charlotte, que ya estaba recogiendo sus cosas. La madre de
Caroline las dejó solas y Caroline ayudó a su amiga a recoger.
Hasta que la luz del garaje de la casa vecina se encendió.
-Charlotte, es él. -dijo emocionada, Caroline. Charlotte no sabía
de que hablaba.- Es Davis, mi vecino.
Davis Chris era vecino de Caroline desde que ella tenía doce años.
Y desde que ella tenía doce años que estaba enamorada de él. Era
un chico dos años mayor que ella, moreno de piel y de pelo, ojos
oscuros y musculado. Todas las tardes, durante cuatro años, él
estaba en su garaje. A veces limpiaba su coche, o escuchaba música,
o arreglaba algo, o estudiaba... Pero siempre en su garaje y con la
puerta abierta, lo que hacía que Caroline se pasara las tardes en la
ventana de su habitación, mirándolo. Desde que se había ido a la
universidad no pasaba tanto tiempo en el garaje y Caroline lo echaba
de menos. Por eso, cada vez que la luz se encendía, su corazón
parecía salir de su pecho.
-¿Quién es Davis? -preguntó Charlotte.
-Aquel, ¿no lo ves? Mi vecino. -dijo Caroline, señalándolo desde
su ventana.
-¿Y qué pasa con él?
-Que es mi futuro marido. Acuérdate de este momento, porque cuando
me case con él tendrás que dar un discurso. -le dijo Caroline.
Charlotte, no pudo aguantar las ganas de reírse y tampoco pudo
evitar que las lágrimas terminaran saliendo de sus ojos.

Jajajaaj buena, YO QUIERO VENGANZA >(
ResponderEliminarMásss Noveeeee!!!!