martes, 4 de marzo de 2014

Futuro: Kelly.


Vestido blanco con detalles en azul y una banda en la cintura azul marino. Zapatos azules marinos planos. El pelo recogido en un moño en la nuca, un poco de maquillaje y lista. Ni pulseras, ni pendientes, ni collares... Bajó a desayunar y lo hizo con su padre y su hermana.

-¿Vais al partido de hoy? -preguntó Noel, leyendo el periódico.

-Claro, papá. Es la final. -le dijo Lisa, riendo.

Esa tarde se jugaría la final del campeonato nacional juvenil masculino y Duendes Verdes era el equipo local. Los chicos de la edad de las gemelas se jugarían hoy el puesto de la victoria.

-Yo voy a cerrar Cazadores de Duendes antes y llegaré justo para el principio del partido. -informó Lisa.

-Yo voy a ir temprano para ayudar a colocar y preparar todo. -dijo Kelly. Su padre le sonrió.- Pero ahora me tengo que ir. Quedé. -dijo mirando el reloj de la pared de la cocina. Cogió sus cosas y se fue caminando. Después de seis minutos caminando llegó a la pista de las vías del tren. Allí estaba la persona que estaba buscando.- ¿Qué haces?

-No me puedo permitir fallar hoy. -le dijo él, tirando desde la línea de tres puntos. La encestó y la pelota cayó sobre las manos de Kelly que se la pasó otra vez.

-No todo el peso del equipo cae sobre tus hombros, Zack. -le dijo mientras él tiraba otro triple.

Zack Flynn era el alero del equipo de Duendes Verdes que hoy jugaría la final. Era un diamante en bruto. Los triples eran su punto fuerte y la defensa su talón de Aquiles. Gracias a Kelly, la mejor alero de su equipo, había mejorado mucho su defensa.

-Soy el capitán, si no gano no me lo perdonaré jamás... -dijo tirando otra vez más. Kelly cogió el balón y lo guardó bajo su brazo.- Devuelve el balón. -le pidió él.

-Primero tenemos que hablar. -le dijo ella.

-Vamos, Kelly. ¿Tiene que ser ahora? Por la tarde juego el partido más importante de mi vida. -le dijo Zack, acercándose y tratando de quitarle el balón.

-Por eso. -dijo botando el balón lejos de él.- Tienes que jugar el partido más importante de tu via hoy por la tarde y no puedes lesionarte. Imagínate que te tuerces el tobillo ahora y no puedes jugar por la tarde. No te lo perdonarías en la vida.

-Kelly no me voy a lesionar. -Kelly se paró delante de la línea de tres puntos y él se puso para defenderla. Ella hizo un cambio rápido, un amago de cambio de sentido y lo dejó atrás entrando fácilmente a canasta.

-Además, hasta en vestido soy mejor que tú. -le dijo devolviendo el balón. Se acercó a él y lo agarró del cuello de su camiseta.- Como no puedas jugar esta tarde no te volveré a hablar en mi vida. -después lo soltó y salió despacio de la pista.

-¿Te veré allí? -le gritó Zack, pero no recibió respuesta.

Una hora y media antes de la gran final, Kelly llegaba al pabellón. Saludó a sus conocidos y entró en la sala donde guardaban todo. Preparó la mesa para los árbitros, la mesa del comentarista, saludó a las animadoras que llegaban en ese momento...

Cuando todo estuvo listo, Kelly se fue a las gradas. Los dos equipos ya estaban calentando, el comentarista hablando de cosas que a nadie le importaba, el público se colocaba en su sitio, las animadoras animaban...

-¿Cómo está todo? -le preguntó su hermana, sentándose a su lado, entre todo el equipo femenino.

-Está perfecto, ahora solo nos queda esperar ganar... -musitó Kelly.

El partido empezó. Palos Nuevos, continuaba siendo el enemigo número uno de Duendes Verdes y esa noche se medirían los dos equipos. El primer balón fue para Palos Nuevos y el público empezó a gritar. Había caras conocidas entre el público, por ejemplo, Noel y Tara. Los Cazadores de Duendes iban un punto arriba, uno abajo, uno arriba, uno abajo y así sucesivamente. Era un partido de lo más apretado. Zack no estaba acertado, pero, por lo menos, estaba defendiendo bien, como Kelly le había enseñado.

El entrenador, durante el descanso los llevó al vestuario y les dedicó unas palabras emotivas. El marcador no les favorecía, por un punto. Tenían que ganar, necesitaban hacerlo. Por Robert, jugador de ese equipo que había muerto unos mese atrás en un desafortunado accidente. Robert, era amigo de todos y todos lo querían hacer por él. Querían ganar como él lo hubiera soñado o deseado. El que más, Zack, su mejor amigo. Cuando volvieron a salir, las chicas del equipo femenino se habían acercado a la pista para desearles más suerte y fuerza.

-Escúchame bien, como no ganes este partido no pasa nada... -le dijo Kelly a Zack.

-Sí que pasa. ¿Sabes por qué? -Kelly sabía la respuesta, por eso solo bajó la mirada.- Por Robert. Él era nuestro líder, era quién nos guiaba. Y si ahora no está todos nosotros tenemos que sangrar si es necesario para conseguir lo segundo que él más quería. -lo primero era su novia, Angie.

-Está bien. Pues entonces, mete de una vez un triple. Lo llevas haciendo toda tu vida, que hoy no sea diferente. -le dijo Kelly. Le palmeó la cara y él volvió con su equipo. Ella se sentó en su sitio y deseó con todas sus fuerzas que ganaran ese partido.

Los chicos salieron a por todas en el segundo tiempo. Pero no era necesario. Palos Nuevos tenían un muy buen equipo, pero se notaba que había tensión entre los jugadores. Palos Nuevos tenían un equipo muy superior a Duendes Verdes, pero algo que ellos no tenían era la amistad que los chicos disfrutaban.

En el último cuarto, salieron ganando de tres puntos, pero esa diferencia pronto desapareció. A falta de veinticuatro segundos, los chicos perdían de un punto. El entrenador pidió tiempo muerto y todos ellos se acercaron corriendo a él.

-Solo hay una posesión, una solo. -dijo él bien claro.- Vamos a jugar para meter canasta, solo eso. Ganar. -explicó la jugada dibujando en una pizarra. Los chicos asintieron y antes de volver a la pista gritaron el nombre del club.

Cinco o seis pases, el base del equipo entró a canasta. Un jugador de los contrarios se pone delante y tiene que pasarla. Dos pases más, tres segundos, y el balón en las manos de Zack. Todo el pabellón se quedó sin respiración cuando vio a Zack lanzar a canasta desde la línea de tres puntos. Todo el pabellón, menos su equipo, que confiaba ciegamente en él. Y la confianza fue lo que hizo que Zack metiera el balón en la cesta. Todos saltaron de sus asientos. Todos celebraban la victoria. Todos.

En el medio de la pista, Kelly se acerca a Zack. Lo coge del cuello de la sudada camiseta, y sin más lo besa. Pero la imagen empieza a cambiar. Y entonces la clara imagen de Noel aparece en vez de Zack y Mery en vez de Kelly.


No! -gritó Tara sobresaltada, sentándose en la cama.

-¿Qué pasó? ¿Pesadillas? -le preguntó Noel, riéndose mientras se vestía para trabajar.

-La peor... -confesó ella apartándose el pelo de la cara.

Tara tenía grabada la imagen de su marido besándose con Mery en la final nacional de hace quince años. Ella misma les sacó la foto, a duras penas. Recordaba la sonrisa de Noel y la de Mery. La felicidad que se respiraba en el campo... Aquel bonito sueño que estaba teniendo sobre su hija se convirtió en su peor pesadilla.

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