miércoles, 29 de enero de 2014

Las pistas de las vías del tren.


Aquella tarde, nublada, Kayla decidió salir a dar un paseo. Con sus vaqueros, ya no tan apretados, y bien abrigada, por el frío enero, salió de su casa. Caminó despacio por las calles llenas de nieve de Bugle. Los quitanieves habían hecho su trabajo y todo el mundo podía viajar por la ciudad. Pero, sin saber porque sus pies la llevaron a las pistas de baloncesto de las vías del tren. Allí, un hombre estaba sentando sobre la mesa. Se acercó y lo reconoció.

-William Morgan... -dijo acercándose a él. Will levantó la cabeza y esbozó una sonrisa.- ¿Qué haces aquí solo? -dijo sentándose a su lado, con su ayuda.

-Pienso.

-Es un buen lugar para pensar... -el silencio reinó durante unos segundos. Entonces Kayla decidió decir lo que tenía ganas de decir desde unos mese atrás.- ¿Sabes? Antes tú y yo nos contábamos los problemas, y ahora estamos sentados uno al lado del otro en silencio...

-Me voy a divorciar. ¿Es necesario qué te diga que estoy mal por eso? -le dijo él.

-No, pero puedes decirme que estás mal.

-Pues estoy mal, Kayla. Muy mal. Y no se como desahogarme... -dijo él. Entonces una tercera persona apareció.

-Pues cuéntanos que te pasa. -dijo Brianna, sentándose del otro lado de William.

-Jenna me dejó, sin más. Con una carta encima de la mesa y un armario vacío. -explicó William.

-Zorra... -musitó Cassandra llegando, también. Ella, en vez de sentarse sobre la mesa, se sentó en el banco, delante de Will y apoyando su espalda en las piernas de su amigo.

-Después de dos meses vuelve a casa y me dice que quiere el divorcio, sin más. -siguió William.

-¿Estáis haciendo una reunión sin nosotros? -preguntó Ryan, apareciendo en las pistas.

-¿Qué hacéis aquí? -les preguntó Noel. Todos se encogieron de hombros quitando hierro al asunto.

-Les estaba contando como me dejó Jenna. -les dijo William.- ¿Os quedáis? -ante la propuesta los mellizos se sentaron, cada uno a un lado de Cassandra, y se dispusieron a escuchar.

-¿Te dijo por qué quería el divorcio? -le preguntó Kayla.

-Porque decía que lo nuestro no funcionaba. Que ya no me quería más y que no quería hacerme sufrir... Excusa de libro. -bufó después.- Entonces se llevo todo de casa y me dijo que su abogado se iba a poner en contacto con el mío. Yo me di cuenta de que no tenía ningún abogado y entonces llamé a Mery.

-¿Ya hablaste con el abogado de Jenna? -le preguntó Cassandra.

-No, mañana tenemos cita los cuatro... -dijo William.- Por eso estoy aquí. Quería pensar en lo que iba a hacer...

-Improvisa, Will. -le dijo Brianna.- Pero no te dejes manipular ni que te engañen.. -le recomendó.

-No te preocupes por eso, Mery no va a dejar que Jenna haga lo que quiera contigo. -dijo Noel, seguro de la reacción de su ex-novia.

-Si ella te dejó a ti, tienes muchas posibilidades de quedarte con todo aquello que está a nombre de los dos. -le informó Ryan.

-Si, Jared me dijo eso mismo. Pero no se si quiero vivir solo en una casa tan grande. -después de casarse la pareja compró una casa enorme con jardín. Desde que Jenna se fue, Will no estaba cómodo en su casa.

-Pues véndela o alquila y te vas a vivir a un apartamento del centro. Más cerca del trabajo, de todo. -le propuso Kayla.

-Eso mismo pensé. Pero no puedo hacer nada hasta que sea completamente mía. Mientras sea de Jenna también no puedo hacer nada sin su consentimiento. -explicó William.

-Que pena... -le dijo Brianna, acariciándole la espalda.

-He oído que habéis vuelto al equipo de Duendes Verdes. -les dijo William a Brianna y a Cassandra, cambiando de tema.

-Así es. Decidimos que no tenemos que abandonar nuestro sueño por ser adultas. -dijo Cassandra.

-Y tú firmaste un contrato discográfico Kayla. -dijo Noel.- Enhorabuena. Eso si que es una buena noticia.

-Gracias. -dijo Kayla.- Yo no puedo volver al baloncesto por ahora y decidí que la música tampoco está tan mal como Plan B.

-¿Cómo va tu embarazo? -le preguntó Ryan.- No se te nota nada.

-Va bien. El médico dice que es normal que tarde en engordar, porque es mi primer embarazo. -explicó Kayla.

-Tara, cuando estuvo embarazada, se le empezó a notar enseguida. -dijo Noel.

-Quizás sea porque estaba embarazada de mellizos, Noel... -dijo Brianna. Todos se rieron y Noel asintió.

-Es posible que ese fuera el motivo. -dijo Noel.

-No cambiaste nada... -le dijo Kayla, despeinando su cabello moreno.

-Nada, te lo aseguro. -le dijo Ryan.

Unas gotas de agua empezaron a caer y los chicos se miraron unos a los otros. Sin decir ni una sola palabra, como si tuvieran telepatía, todos echaron a correr. Ayudaron a Kayla para que no se tropezara y pararon de correr cuando llegaron a la puerta de Cazadores de Duendes, que era el primer sitio que encontraron para refugiarse.

-¿Tara? -preguntó Noel, abriendo la puerta. El bar estaba cerrado porque era domingo, pero había una luz encendida.

-Hola. -dijo ella saliendo de su despacho con su sonrisa de siempre. La sonrisa se le borró al verlos todos mojados.- ¡Pero que mojados estáis! -les gritó.- Vamos, pasad.

-Gracias, Tara. -le dijo Ryan. Su cuñada se rió de la cara de frío que tenía Ryan. Les dejó unas toallas para secarse y Noel preparó café.

-¿Dónde estabais para mojaros tanto? -les preguntó Tara.

-En las pistas de las vías del tren. -le dijo Noel.

-¿Y qué hacíais allí? -preguntó Tara.

-Hablar. -le dijo Brianna.

-Entonces, ¿estarás contenta, Cassie? -le dijo Tara, que sabía que Cassandra quería por sobre todas las cosas volver a unir al grupo. Cassandra sonrió y asintió.

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